El Club Deportivo Lugo estaba evolucionando, transmitía una sensación de mejora desde las últimas cinco jornadas, es decir, desde la victoria contra el Burgos hasta la primera mitad o los tres primeros cuartos en Andorra. Pero cuatro goles encajados en escasos minutos han afectado anímicamente y han supuesto un cambio de entrenador. Tres victorias en dieciséis jornadas. En Andorra, el Lugo no sufrió a nivel defensivo en la primera mitad y generó más que el contrario, pero desde el 1-0, inclusive, fue una debacle total. Las declaraciones de Xavi Torres, líder del equipo, en zona mixta y las lágrimas de Josep Señé cuando fue sustituido fueron elocuentes, al margen del propio lenguaje gestual de Hernán Pérez al terminar la conferencia de prensa tras el partido.
Ahora llega Fran Justo, un entrenador de solo 33 años que ha comenzado desde abajo con sendos éxitos con el Ourense CF, al que guio hasta una final por el ascenso a Segunda B en 2020, el ascenso con el Arenteiro a Segunda B - Segunda Federación en 2021, la permanencia en 2022 y esta temporada encadenando 19 partidos invicto: 10 en Segunda Federación convirtiéndose en líder de la liga, 8 en Copa Federación proclamándose campeón del torneo ganando la final a domicilio y eliminando en Copa del Rey a todo un Almería, equipo de Primera División, sin apenas sufrir defensivamente. El Arenteiro de Fran Justo ganaba tres veces por semana, cual equipo grande. Y hay que sumarle las dos últimas jornadas de la pasada Segunda Federación en las que tampoco perdió. Un total de 21 partidos oficiales.
Fran Justo está ante una oportunidad fantástica. Conoce perfectamente al filial del Lugo de haberse enfrentado a él en Tercera y domina el fútbol gallego, así como la realidad inestable del Lugo y su actual confección de la plantilla. Un entrenador con diferentes registros y que trabaja diversos sistemas tácticos, algo enormemente valioso en un fútbol donde muchos equipos no dominan excesivas alternativas y donde parece que solo debe haber un plan de partido cuando lo ideal es poder jugar de diferentes maneras. Cuantos más registros, más opciones de ganar. El estilo de juego no es una hoja que haya que entregar al cuarteto arbitral antes del partido, sino algo que puedes ir modificando continuamente. En la amplitud de recursos está la virtud.
Un competidor nato
Esta temporada ha apostado por un 4-2-3-1 con defensa de cuatro, dos mediocentros móviles y un mediapunta, pero en otras etapas en el Ourense CF y en el CD Arenteiro optaba por una defensa de cinco con dos carrileros buscando amplitud, un pivote posicional, dos interiores más altos y dos delanteros móviles. Sus equipos se basan en la competitividad, en la capacidad de adaptarse al contexto del partido, del rival y de su propia plantilla. Un ideario basado en la amplitud por banda, en la generación por dentro, en mezclar juego directo con construcción raseando el balón. Y, muy especialmente, imprimiendo un ritmo alto y siendo verticales. Era un gusto ver competir a sus dos últimos equipos. Y conjuntos muy trabajados a balón parado.
Ahora, todos los jugadores parten de cero o prácticamente de cero. Todos se activan, se reactivan. Vuelven las opciones para un lateral izquierdo como Orest Lebedenko, que solo fue titular en la primera jornada y en el partido de rotaciones en Málaga al haber jornada entre semana. Un lateral izquierdo titular habitual la temporada pasada, así como más completo que Zé Ricardo. Asimismo, la competitividad, el despliegue y la recuperación de Pablo Clavería pueden volver a ser importantes como en la pasada segunda vuelta con Rubén Albés. Clavería merecía más minutos de los que estaba teniendo. Y, por supuesto, siempre partiendo de que jugadores como Óscar Whalley, Miguel Loureiro, Xavi Torres, Manu Barreiro y Chris Ramos son absolutamente capitales en este equipo. Una plantilla con deficiencias, pero que tiene en el mediocampo a sus mejores futbolistas, el bloque de la temporada pasada. Y cuyo mejor fichaje veraniego fue, sin duda, Miguel Loureiro, un competidor, un defensor notable, ganador de duelos y con capacidad para proyectarse en fase ofensiva.
Es el momento para un entrenador de ideario plural, que ha crecido pasito a pasito y que está ante una oportunidad. Su condición de gallego, sus éxitos con clubes humildes y su juventud ilusionan a una afición donde el pesimismo es mayoritario. Pero el fútbol cambia con una simple jugada. Y ahora le toca idearla a Fran Justo.