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La Ciudad Vieja, a la espera de un rescate que atraiga tejido comercial

Carlos Portolés
C. Portolés A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

CESAR QUIAN

Los dueños de negocios en la zona echan en falta iniciativas destinadas a atraer proyectos más allá de la hostelería

06 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Cualquiera que pasee por la Ciudad Vieja se dará cuenta casi al instante de las particularidades de su tejido comercial. La hostelería acapara una fracción muy elevada de la oferta. Los propietarios de negocios en la zona son conscientes desde hace mucho de las marcadas limitaciones que presenta la zona. La peatonalización, que trajo muchas cosas positivas al humanizar el callejero, también agudizó, no obstante, el problema del aparcamiento. Tanto para residentes como para visitantes que vayan con la idea de pasear el casco histórico.

Adolfo López, presidente de la Asociación de Comerciantes de Ciudad Vieja, recuerda que el sector lleva años intentando concretar soluciones con los gobiernos municipales de todo signo que se han sucedido. Pero que la cuestión persiste y no tiene desenlace feliz a la vista. «Desde el principio asistimos a todas las reuniones que se hicieron para explicar la peatonalización, y nosotros nos mostramos partidarios. Pero lo que creemos es que desde que comenzó este proceso las cosas no han mejorado. No ha habido una remodelación importante que permita impulsar la actividad comercial. Se está creando cada vez más una conciencia de que la Ciudad Vieja es una zona a la que es muy difícil llegar, y no digamos ya aparcar», apunta López.

Es consciente de que hay factores de los que no se puede culpar a nadie. El casco histórico coruñés tiene unas características muy particulares que dificultan ciertas intervenciones. Pero sí cree que se podría avanzar más si existiera una voluntad más reforzada. «Los párkings que hay cerca de la zona, como el de O Parrote, están saturados. La movilidad es fundamental para que el proyecto comercial de la ciudad salga adelante, y tenemos la esperanza de que esto resurja. Lo que hace falta es conseguir que la gente venga a la zona de una forma más cómoda».

«No ha habido una remodelación importante que permita impulsar la actividad comercial»

Están expectantes ante el posible efecto positivo que podrían tener elementos como el renovado centro de Veeduría. Pero la lista de carencias sigue siendo larga. «Hacer actividad comercial aquí es casi de héroes griegos. Cada vez que se abre un nuevo negocio aplaudimos con las orejas. Lo que nos gustaría es que se trajeran infraestructuras distintas, como hoteles. Que se pusiera en valor la zona. No es una sola medida necesaria, son varias cosas». El problema incluso se cruza con la crisis de la vivienda. «Es problemático que haya tantos bajos comerciales haciendo de apartamentos, porque son espacios que ya no van a llevar a cabo actividades productivas», opina.

Lo fundamental es ponerse a ello y pensar nuevos senderos para que renazca la Ciudad Vieja. «Creemos que esto se puede revertir. Se podrían, por ejemplo, hacer eventos y cosas para atraer a la gente al lugar». Juzgan que hay asignaturas pendientes.

Las cámaras de tráfico ya funcionan como elemento disuasorio contra infracciones

Algunos vecinos han observado con satisfacción en los últimos tiempos cómo algunos de los problemas de circulación históricos de los que adolecía la Ciudad Vieja se están comenzando a solventar. Carolina Barros, presidenta de la Asociación de Vecinos Cidade Vella, cree que la colocación de cámaras de seguridad para controlar el tráfico marcó un punto de inflexión. «Desde que hicieron aquello parece estar todo bastante más controlado. El número de coches que se cuelan en zonas peatonales por donde no se puede circular es realmente mínimo. Siempre hay algún despistado, pero no es un problema grave ahora mismo», cuenta. Sí lo es, no obstante, el estacionamiento. Aunque los vecinos tienen asignadas plazas de aparcamiento en zonas relativamente próximas, algunas están, opinan, demasiado lejos de sus casas. «Lugares donde se puede aparcar, como el oceanográfico, quedan mal situados para vecinos más mayores, a los que les cuesta más moverse. Otras veces tienes que aparcar de noche y tampoco quieres irte hasta ahí para dejar el coche. El gran problema sigue siendo la falta de aparcamientos», perfila Barros.

Una nota positiva. Observa que las plazas reservadas para residentes están siendo generalmente respetadas en los últimos tiempos. «No hemos escuchado quejas de que coches de fuera estén ocupando estos espacios», admite. Algunos apuntes, por lo tanto, dejan espacio al optimismo.