Dos hermanos reposteros de Vilaboa inventan el panettone a la gallega

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EDUARDO PEREZ

En pastelería Naya han rebautizado este dulce típico de Italia añadiéndole dos ingredientes muy gallegos: la castaña y, por supuesto, el licor café

16 nov 2019 . Actualizado a las 14:49 h.

«Con el panettone inauguramos la Navidad». Ignacio Fernández Naya está ya en modo fiestas. Falta un mes y 17 días para Nochebuena, pero en las dos confiterías que lleva con su hermano Darío en Vilaboa empieza a asomar la época de las luces, Papá Noel y los Reyes Magos. «Hace unos años noviembre era una época parada. Incluso después de Difuntos nos cogíamos unos días de vacaciones.  Pero descubrimos los panettones y empezamos a adelantar la Navidad. Aprovechamos el vacío entre los buñuelos y el turrón, y lo llenamos con el panettone», explica Ignacio.

El dulce típico del país de la bota fue recibido con los brazos abiertos en A Coruña: la voz de que la masa de pastelería Naya tiene algo especial se corrió como la espuma. Y hasta sus dos confiterías en Vilaboa peregrinan fans de la Navidad y, sobre todo, del panettone. Porque a esta especie de roscón alto (aunque sin sorpresa, la suya es el sabor) lo quieren las cámaras y es perfecto, cuenta, para un desayuno casero con café.

 En Naya siguen la receta tradizionale de Italia, pero también tienen su propio truquillo made in Galicia que arrasa en la comarca coruñesa. «Los hacemos de tres tipos: de cuatro chocolates, el clásico italiano con naranja, uvas pasas y cidra confitada y uno que bautizamos como el gallego que lleva castaña marrón glasé, piel de limón y cubitos de licor café», explica el repostero.

¿El favorito? «El gallego, es uno de los que más sorprende». Preparar estos bizcochos con textura de nube no es una broma: «Empiezo a amasar, por ejemplo, un miércoles a las seis y no los empiezo a cocer hasta el jueves por la tarde».

  El tiempo y los diferentes amasados son, según Ignacio, la clave «para que aguante fresco porque no lleva ni levadura ni conservantes”. «Puedes tenerlo perfectamente un mes en casa», apunta. «La gente repite y le gusta tomarlo ahora antes de entrar de lleno en la Navidad», asegura. Ignacio reivindica el sabor y el acabado artesanal de los panettones que preparan frente a los de grandes cadenas.

Los de Naya vienen en una cajita azul y blanca muy deportivista y casi como un regalo adelantado de Papá Noel. Ahora solo falta, como dice la tradición, pellizcarlo poco a poco y comerlo bocado a bocado. La única norma es no usar jamás cubiertos.