Fernández Flórez anticipó «El bosque animado» en sus artículos de 1924

Héctor J. Porto REDACCIÓN / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

ALFREDO LANDA Y FERNANDO VALVERDE EN UN FOTOGRAMA DE  EL BOSQUE ANIMADO
ALFREDO LANDA Y FERNANDO VALVERDE EN UN FOTOGRAMA DE EL BOSQUE ANIMADO No disponible

La revista «Volvoreta» documenta los orígenes periodísticos del relato

07 feb 2021 . Actualizado a las 21:26 h.

Camino de cumplirse cien años de la génesis de El bosque animado, obra de Wenceslao Fernández Flórez (A Coruña, 1885-Madrid, 1964), la revista Volvoreta -que edita la fundación que conserva y divulga el legado del escritor gallego- dedica el número 4 a esta universal novela, de la que descubre cómo, a pesar de que se publicó en 1943, la raíz debe buscarse en los trabajos periodísticos del autor de finales de 1924.

Se había hablado de este posible vínculo, pero nunca se estudió en profundidad. Hasta ahora. El trabajo del investigador Óscar Reboiras documenta detalladamente los orígenes de la narración casi veinte años antes de que apareciese en forma de libro, y exhuma seis artículos publicados en ABC entre el 12 de septiembre y el 2 de octubre de 1924 en el marco de una serie denominada Por la escondida senda. La correlación es innegable. Es más, tres de las piezas se trasladan al relato literario casi de forma íntegra y Fernández Flórez hasta respeta su título: El alma en pena de Fiz Cotobelo, El clan de los gatos y La lucecita pálida.

Según anota José Luis Castro de Paz, catedrático de Comunicación Audiovisual en la Univeresidade de Santiago y presidente de la Fundación Wenceslao Fernández Flórez, se trata de una producción periodística que tiene un cierto carácter humorístico y de nítida crítica a la dictadura de Primo de Rivera. El mismo columnista lo advierte, ya que la censura lo conmina a dejar de hablar de política: se centrará en las leyendas de su tierra.

Sin embargo, el profesor rechaza la imagen escapista que suele darse de Fernández Flórez e invita a escudriñar la fraga de Cecebre más allá del bosque metafórico de lo mitológico para poder ver el discurso político soterrado que maneja el novelista. «No nos podemos quedar con que es cosa de meros cuentos, la realidad palpita bajo el suelo de la floresta», insiste para recordar que tanto Azcona como Cuerda supieron trasladar al cine ese sustrato de crítica política, que denunciaba «la injusticia social que reinaba en la España del primer tercio del siglo XX».

Castro de Paz insiste en iluminar la complejidad del perfil político de Wenceslao Fernández Flórez, que pasó incluso por una breve fase de nacionalismo gallego y otra muy próxima al socialismo; de hecho, él lo calificaría incluso como, sin ser de izquierdas, socialista heterodoxo o conservador progresista.

Los distintos niveles de lectura de la novela eclipsan a veces la profundidad de su discurso y se impone la visión bucólica -que explota, por ejemplo, la versión de animación más al estilo Disney que en el 2001 rodaron Ángel de la Cruz y Manolo Gómez-. Para calibrar estos valores semiocultos de El bosque animado, es significativo recordar cómo Antonio Simón elige en 1975 -con el dictador Franco aún vivo- la obra de Fernández Flórez como materia prima para su primer filme, el mediometraje Fendetestas, cinta que hoy es tenida por los estudiosos como punta de lanza del proyecto de fundar un cine nacional, popular, comercial e industrial gallego en plena década de los setenta. Simón levanta sobre esta narración su crítica realista a la situación del mundo rural en Galicia.

Precisamente, Volvoreta ofrece este pionero trabajo por primera vez en deuvedé, así como las películas de Cuerda y de Ángel de la Cruz. Además de estudios sobre las tres obras, incluye el guion original de Rafael Azcona y un texto de Cuerda sobre el rodaje. También explora las conexiones con otro filme de mediados de los años 40 -El bosque maldito (Afan-Evú), realizado en Guinea Ecuatorial y desaparecido- cuyo guion escribió el propio Fernández Flórez, en un trabajo de carácter alimenticio y que nació con intención de cimentar el cine colonial español de ficción. El guion, que han recuperado, será publicado en el próximo número de la revista.

Otro de los contenidos que aporta Volvoreta es una colección de críticas sobre la novela que se habrían perdido si no fuese por que las conservaba cuidadosamente Fernández Flórez.

La novela, un pilar fundamental del imaginario gallego

 

 

La novela El bosque animado no solo es una joya literaria en lo estilístico, por su finura extraordinaria, sino por la fuerza de la perspectiva mítica, metafórica y fatalista que Fernández Flórez ofrece de la sociedad humana, de España y de Galicia, en particular. Su visión pesimista del universo, absolutamente pagana, supone la cima creativa del autor coruñés. El libro fue un éxito, pero el estreno de la película de Cuerda lo convirtió en best-seller y hasta lo introdujo como lectura en los institutos. Pese a estar escrito en castellano, sostiene Víctor F. Freixanes, presidente de la Real Academia Galega, es un pilar fundamental en la construcción del imaginario gallego. Freixanes recuerda cómo para él su conocimiento fue fundamental en su formación como lector y como persona, y compara el profundo efecto que tuvo en su interior con el impacto que le causaron Sonata de otoño de Valle-Inclán y Merlín e familia de Cunqueiro.

El costumbrismo mágico de Fernández Flórez supuso también una audaz inflexión en la obra de Cuerda, que sirvió, reseña Castro de Paz, la película más importante del cine gallego en la segunda mitad del siglo XX. «El filme expande de una forma fértil ese imaginario gallego -no al modo tosco de la factoría del productor Cesáreo González, sino una recreación culta, sutil y elegante-, proyectando y elevando la cultura propia fuera de nuestra tierra», ensalza el profesor.