A Esquiniña, el bar de Elviña que pone un pincho elaborado con cada ronda de bebidas (las que sean): «El de callos es el más famoso»

VIVIR A CORUÑA

Victoria García, Berta Paz y Samuel Zamarra, empleados y propietaria de A Esquiniña (plaza de la Milagrosa, 3, A Coruña).
Victoria García, Berta Paz y Samuel Zamarra, empleados y propietaria de A Esquiniña (plaza de la Milagrosa, 3, A Coruña).

Los domingos pueden ofrecer a los clientes hasta ocho variedades de propuestas, desde osobuco con patatas a carne asada o croquetas caseras

29 dic 2022 . Actualizado a las 17:51 h.

En la hostelería de la ciudad de A Coruña se está imponiendo lo de poner algo de comer con la bebida. Las patatas, las aceitunas o los frutos secos ya casi son un básico o, incluso, una necesidad si se van a tomar varios vinos. Y cada vez más locales ponen pinchos de calidad en la primera consumición o reparten de manera aleatoria cada tanto entre los clientes. Sin embargo, nada comparado con lo que sucede en A Esquiniña (plaza de la Milagrosa, 3), un bar de barrio que sirve de manera rigurosa un pincho con cada consumición. 

Berta Paz es la mujer que está detrás de este local (y su cocina) desde hace más de nueve años. Experta hostelera, se animó con A Esquiniña a ser su propia jefa y no dudó en que los pinchos iban a ser la columna vertebra de su bar, que recibe su nombre por la ubicación. Una esquina que está frente a una plaza, donde pone la terraza durante todo el año; una iglesia, la de La Milagrosa; y cerca de colegios y escuelas infantiles. Es decir, una buena zona para montar un bar, pero que funciona gracias al compromiso con los pinchos. «Soy cocinera y cocino bien, cada uno explota lo que tiene», cuenta Berta a La Voz. 

Los domingos es la jornada fuerte de A Esquiniña, un día donde Berta puede cocinar hasta ocho variedades de pinchos. Una retahíla de propuestas que en ocasiones cuesta recordar a los camareros, pero sobre todo a los clientes, que indecisos terminan pidiendo que les repitan la lista de pinchos. Así, un día cualquiera, el lunes es otra de las jornadas fuertes, la clientela puede disfrutar de ensaladilla, ensalada de pasta, albóndigas, croquetas caseras o raxo con salsa de champiñones. Además, Berta apunta que siempre tiene un pincho de pescado y confiesa «que es una experta en arroces».

No obstante, una de sus recetas estrella son los callos. «Los domingos sí que viene gente de fuera exclusivamente a por ellos», señala la cocinera. «Son famosos, pero yo ya estoy aburrida de hacerlos, ya el olor no me gusta», añade. Otras recetas que hacen las delicias de los clientes son el caldo gallego, el osobuco, la carne asada o los chipirones en su tinta con arroz. 

«Me levanto a las seis de la mañana para cocinar»

Aunque los meses más fríos cierran por la tarde, A Esquiniña es un bar que abre de manera ininterrumpida desde las siete de la mañana hasta las once de la noche. Un horario que obliga a Berta a cocinar pinchos desde las seis de la mañana. Además, también dan comidas, con una carta que destaca por la gastronomía de toda la vida: «A los clientes les gusta cualquier cosa que sea casera y sea de cuchara, recetas que la gente no hace tanto en su casa». El precio por las tapas es de 2,50 euros, la tortilla está deliciosa, y la media ración a 5 euros, que «es suficiente para comer», apunta Berta.

A pesar del éxito de la cocina, la dueña de A Esquiniña señala que las cosas están muy complicadas, sobre todo, con el actual incremento del coste de la energía y de los productos frescos. Sin embargo, Berta no se ha planteado subir los precios, ni de las bebidas ni de las tapas y raciones: «Si lo hago me quedo sin nadie, no me lo puedo permitir». Así, tiene la caña a dos euros y el vino desde 1,50 a 2,40 euros. Lo bueno es que Berta esta acompañada por su hijo y su marido. 

Dónde está: plaza de la Milagrosa, 3, A Coruña.

Horario: de domingo a viernes de 07.00 a 23.00 horas. No obstante, durante los meses de invierno cierran por la tarde porque hace demasiado frío para estar en la terraza.

Recomendación: los platos de cuchara y los callos están deliciosos, pero la carne asada y el osobuco son de chuparse los dedos.