Los bares de A Coruña ya no tienen quien les juegue

VIVIR A CORUÑA

Jorge Espasandin, propietario de La Dársena
Jorge Espasandin, propietario de La Dársena ANGEL MANSO

El cierre de La Barra, hace ahora veinte años, dejó huérfanos a los amantes del dominó con gotas. Propietarios de locales donde antes se jugaba la partida revelan que apenas tienen clientes que les visiten para jugar al parchís o las cartas

14 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Al Universal se va a echar la tarde. Lo saben los abuelos y los más jóvenes, con la diferencia de que los primeros iban hace años a jugar a las cartas y sus nietos millennials se acercan hasta este local de San Andrés para disfrutar, por ejemplo, de una sesión de hip-hop japonés. Hace diez años, Xulio Vázquez sometió a este local a un lavado de cara al que se han apuntado multitud de bares y tabernas de A Coruña, obligados por la cesión de terreno que hacía el café con gotas a la caña con Tik Tok. En la actualidad apenas se encuentran en la ciudad cafés históricos donde los mayores sigan yendo a jugar la partida, aunque si se rasca, se encuentra.

El Delicias, ese icono sin el que es imposible entender la plaza de Cuatro Caminos, mantiene viva la tradición. Sea la hora que sea, y esto es prácticamente literal porque algunos días abre 24 horas, uno puede encontrarse mesas ocupadas por tapetes verdes, tríos de ases y damas. Ocurre lo mismo en el Café Macondo, en San Andrés, donde el sonido de los cubiletes buscando suerte se mezcla con aquellos que buscan un refugio con buen café donde pasar una mañana de lectura. 

Xulio Vázquez es el responsable del Café Universal
Xulio Vázquez es el responsable del Café Universal ANGEL MANSO

No son pocos los jubilados que se han visto obligados a peinar la ciudad en busca de un local de confianza que les permita quedar con los amigos y distraerse en la casilla de salida del parchís. Algunos lo siguen intentando en La Dársena, aunque de lo que fue en cuanto a juegos, no queda ni la sombra. Este clásico de O Parrote lleva 80 años teniendo una de las terrazas más privilegiadas para disfrutar del sol; pero no solo eso, ya que para muchos ha sido durante décadas el templo de lo que ahora se conoce como afterwork«En los noventa paraban aquí muchos médicos al mediodía, que cuando salían de trabajar venían a jugar al dominó; algunos aún se acercan con sus hijos y nietos, pero a tomar algo. Solo de vez en cuando aún se pueden ver un par de mesas ocupadas con señoras jugando al parchís o a las cartas», comenta Jorge Espasandín, tercera generación de la familia que es la actual propietaria de La Dársena.

Como le contaba hace unas semanas este profesional a La Voz, este café lo veneran ilustres como el escritor Manolo Rivas o Amancio Ortega, que en el futuro podrán seguir tomando su mítico café con hielo preparado en coctelera e incluso un brunch. Los tiempos cambian para este tipo de locales, y ahora se adaptan a las necesidades que demandan las —ya no tan— nuevas generaciones. Si La Dársena opta por actualizar su oferta gastronómica, el Uni, como le llama su dueño, convierte su local en una suerte de centro cultural. «Le hemos querido dar un aire más contemporáneo, donde caben las exposiciones y pinchadas», informa Xulio Vázquez, para añadir que en buena medida por eso la edad media de sus clientes ha bajado considerablemente.