Autónomos de A Coruña que se hicieron virales en redes sociales: «Mi ocio se ha convertido en contestar a la gente»

VIVIR A CORUÑA

Ramón Santos, dueño de La Crisálida.
Ramón Santos, dueño de La Crisálida.

La hamburguesería Cheesy Burger, la tienda La Liada y la mercería La Crisálida aprovecharon al máximo el éxito de sus vídeos

21 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Las redes sociales son un elemento más al que tienen que atender muchos autónomos. Una ventana que genera carga de trabajo, pero también una oportunidad. Eso les sucedió a tres negocios de A Coruña, que ampliaron su cuota de mercado desde que consiguieron que uno de sus contenidos se hiciera viral. «Estos últimos seis meses hemos vendido más a través de la página web que en la tienda física», explica Ramón Santos, propietario de La Crisálida (San Andrés, 54).

La Crisálida

El comerciante de hilos, botones y medias es el que más tenía claro que quería implementar una estrategia de márketing en el ambito de los medios sociales. «Nosotros lo buscábamos, queríamos atraer a más público a la página web. Una de las consecuencias de hacer un buen contenido es hacerse viral; primero vienen los seguidores, luego la atención mediática y por último los clientes», afirma.

La meta la consiguió en plena pandemia del coronavirus, lo que permitió la subsistencia del negocio durante los meses de confinamiento. Sin embargo, la línea de venta online hoy en día factura más que la tienda física. Ramón ha contratado a dos personas para que le ayuden a llevar las redes sociales de La Crisálida. «Tenemos a gente contratada ocho horas que solo se dedica a eso. El mes pasado solo en Instagram hicimos 390 publicaciones en solo un mes. Además, hemos abierto un perfil de Facebook y otro de Youtube, donde hacemos contenido segmentado», asegura.

La parte negativa de esta mayor presencia digital es que las páginas web y los perfiles de Instagram o TikTok nunca cierran. Eso significa que Ramón utiliza buena parte de su tiempo para el ocio para contestar a mensajes de clientes. «Nosotros gestionamos una gran cantidad de mensajes que luego se traducen en ventas. Mi ocio se ha convertido en contestar a la gente. Antes no me pasaba, pero ahora estoy en el sofá de mi casa y estoy contestando. Intentamos llegar a todo, pero eso no significa que siempre lleguemos. Lo bueno es que nuestra gente es bastante amable», relata.

La Liada

Lía Gimeno, dueña de La Liada.
Lía Gimeno, dueña de La Liada.

Lía Gimeno, de La Liada (San Nicolás, 24), coincide con el dueño de La Crisálida por la implicación que requieren las redes: «La gente no se corta en escribirte a las tres de la mañana y me pregunta por el precio de las cosas. Tienen que tener claro que quien está detrás de un Instagram no es un bot; es una persona que a lo mejor está en su casa».

Otro aspecto negativo son los haters: «A veces son muy pesados, detrás del anonimato sí que hay gente que desmotiva bastante». Sobre todo, se vuelven muy activos cuando van a La Liada y la tienda está cerrada. «Tienen que entender que soy autónoma y estoy yo sola; entonces, hay momentos en los que salgo a recoger paquetes o tengo que hacer alguna cosa».

El lado bueno están en las ventas. Lía se hizo viral unas Navidades de hace dos años después de subir un vídeo en X, antiguo Twitter, donde se lamentaba de lo mala que estaba siendo la campaña de regalos. El contenido alcanzó pronto los dos millones de visualizaciones y la repercusión en redes fue inmediata: «Al día siguiente ya llenamos la tienda. Se me juntó la gente que venía por el vídeo y por la propia campaña de Navidad», dice.

Hoy en día, la repercusión no ha sido tanta, pero sigue siendo esencial para generar ventas: «Cada día entro; si llega género, subo stories; luego, intento hacer un post al día o un reel a la semana. Dedico más tiempo al Instagram de la empresa que al personal. Tener una buena presencia es fundamental». Además, está orgullosa de su comunidad porque es muy activa. 

Cheesy Burger

ANGEL MANSO

La alianza entre el éxito de un vídeo y la repercusión en la facturación del negocio es lo que más destacan los dueños de Cheesy Burger (Portugal, 7): «Notamos mucha repercusión en la llegada de gente después de subir algo a redes sociales. Subes algo y hay una influencia directa en el local», explica Nathalie, copropietaria y encargada de la parte digital.

Ellos consiguieron el hito hace tres años, con un vídeo en el que contaban su propia historia y que se titulaba ¿Quieres ver cómo abrimos un restaurante en tres meses después del covid (sin experiencia) Nathalie asegura que la clave del éxito fue —y en general de una estrategia en redes sociales— ser sincero: «Hay que ser auténtico, tienes que transmitir tu propia historia». Una honestidad que debe alcanzar a toda la empresa: «Si tú vas a hacer redes y tienes un mal producto, tus redes triunfarán hasta que la gente se de cuenta de que tienen una mierda de producto. Si tienes un buen producto y te has esmerado, las redes te lo recompensarán», asegura Daniel, copropietario y dueño.

La otra clave del éxito es el trabajo. Nathalie señala que detrás de cada vídeo de TikTok o de cada publicación en Instagram hay horas de trabajo. Uno que no siempre se ve recompensado porque el otro aspecto negativo de las redes sociales es que el contenido no siempre cosecha una buena repercusión. «Me frustraba mucho y antes pensaba en eliminarlos, es mucha presión pero te acostumbras», indica.