El cine español, la gran esperanza blanca en la lucha por la Concha de Oro

josé luis losa

CULTURA

David Byrne, ayer, a su llegada a San Sebastián.
David Byrne, ayer, a su llegada a San Sebastián. j. herrero < / span>efe< / span>

Las películas de Manuel Martín Cuenca, David Trueba y Fernando Franco compiten por la Concha de Oro

20 sep 2013 . Actualizado a las 11:23 h.

Lo mejor que a priori puede sucederle a la 61.ª edición del Festival de San Sebastián que hoy comienza es que la cosecha española, las películas de Manuel Martín Cuenca, David Trueba y Fernando Franco que competirán por la Concha de Oro, deparen incontables alegrías y contribuyan con ello a salvar una sección oficial que se percibe, más que nunca, anémica. Empotrado tras Venecia y Toronto, este festival encuentra cada año mayores dificultades para reunir un concurso que, sobre el papel, suene relevante. En esta edición, que se inaugura con la animación argentina Futbolín, de Juan José Campanella, la competición tiene sus puntales en un Bertrand Tavernier que hace años que filma como el abuelo de Bertrand Tavernier; en el venido a menos Atom Egoyan, lejanos ya sus tiempos de autoría, y en el francés François Dupeyron, cuyo mayor merito es haber ganado aquí la Concha de Oro hace quince años con algo llamado ¿Qué es la vida?

¿Y qué es de San Sebastián-61.ª edición? Pues todo apunta a que dependerá mucho de si cala el asesino en serie que hace Antonio de la Torre en Caníbal, de Martín Cuenca. De si David Trueba -como Martin Cuenca, otro director siempre interesante y al que no se le suele hacer justicia- nos emociona con su aventura almeriense, a la búsqueda de John Lennon, llamada Vivir es fácil con los ojos cerrados. Y, en tercer lugar, de si Fernando Franco confirma con la autodestructiva conductora de ambulancias de La herida que es ya un nombre de respeto. En esa apuesta noble del director del festival, J.?L. Rebordinos, por un cine español liberado de alcanfor, se juega media partida, o casi un órdago, en el tapete del Kursaal.

El otro tapete, el de la alfombra roja, suena inevitablemente provinciano. La elección de Hugh Jackman para el premio a toda una carrera, además de un desatino hortera, ha generado ya una cacería de chistes sobre Lobezno y sus hirsutos galones. Para la gala de esta noche se cuenta con Todd Haynes y David Byrne, miembros de un interesante jurado, con Annette Bening, y con Oliver Stone, quien presentará en el festival The Untold Story of the United States, nada menos que doce horas en las que Stone promete regurgitar una ópera magna que pase a ser el libro sagrado de todos los conspiranoicos.