Nos lo tiene que decir un extranjero

Fernando Hidalgo Urizar
Fernando Hidalgo EL DERBI

DEPORTES

05 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Una vez más, han tenido que venir de lejos para sacarnos los colores. Mientras en España protegemos a los deportistas dopados y, guardamos en el armario a nuestros directivos corruptos, en otros lares nos señalan con el dedo y nos restriegan en nuestra cara lo que nosotros no somos capaces de reconocer.

La imagen de España ya quedó maltrecha con el caso Contador, lo mismo que con Marta Domínguez, o con toda la Operación Puerto en su momento. En Barcelona se aplaude a Messi cuando va a declarar a un juzgado por posible delito fiscal y en Madrid se vieron pancartas de aprobación en el Bernabéu cuando Mourinho metió el dedo en el ojo a Tito Vilanova. Villar considera a Del Nido como alguien «de la familia» y hay aficionados que justifican que los dirigentes de sus clubes los saqueen, siempre y cuando su equipo gane partidos.

Con Samaranch ha pasado algo parecido. ¿Cuántos han contado la verdadera historia del expresidente del COI? Hasta en Cataluña, donde hoy soplan vientos soberanistas, se hablaba de él con orgullo obviando su pasado franquista. Entonces era un «catalán universal».

Fue un suizo quien en Ginebra, en una mesa en la que abordó la corrupción en el deporte y el papel de las administraciones en su control, dio en la diana. Samaranch fue el pionero. El origen de la corrupción institucional en el deporte. En España gusta decir que fue el artífice de que los Juegos Olímpicos se disputaran en Barcelona. En cambio, en el extranjero, le recuerdan más por los escándalos de corrupción de Salt Lake City, donde los sobornos circularon a caño libre. También le recuerdan por haber mirado hacia otro lado cuando el dopaje ya era masivo en algunos países. Abandonó el COI con mucho más deshonor de lo que en España se ha contado. Porque mientras Roma no paga a traidores, parece que aquí todo es posible. Hasta enorgullecerse de tener a un paisano en el origen de la corrupción.