Alejado del día a día de la competición, no siente nostalgia durante su estancia en los Juegos en Río
22 ago 2016 . Actualizado a las 11:50 h.La vida de David Cal cambió en marzo del 2015. El piragüista de las cinco medallas, más que ningún otro deportista español en la historia de los Juegos, se bajó de la canoa. Ahora disfruta del deporte de otra forma, como durante los últimos días en Río. «Aquí estamos un año y pico después de haber pasado por Brasil. Los sentimientos son normales. Aquí tampoco viví, yo viví en Sao Paulo y en Minas Gerais. Y no conocía Río, que es muy bonito. He disfrutado del piragüismo desde el otro lado y del turismo, de todo un poco».
-El piragüismo fue este año el gran granero olímpico español.
-Sí, tres oros, un bronce, un cuarto, un quinto y un sexto puesto. Cualquier deporte firmaría que su peor puesto en los Juegos sea un sexto. Y los cuatro títulos son difíciles de superar. El taekuondo hace cuatro años logró tres medallas, con un oro y dos platas. Es muy positivo para la federación española y para el piragüismo en general.
-No hubo medallas de canoístas como usted, pero ¿se ve reflejado en algo de los campeones olímpicos españoles de este año?
-Marcus tiene 21 años, los que tenía yo cuando competí en los Juegos de Atenas. Aunque al menos yo tenía más perspectivas de medalla, mientras que él ha sido el gran tapado. Nadie contaba con el oro. Cuando lo vi quinto, ya creía que iba bien, pero vi la remontada y al entrar en medallas pensé ‘¡ostras, ese chaval!’.
-¿Y Toro?
-¡Lo veo más grande que yo! La modalidad es completamente distinta y él ya venía con opciones de medalla.
-Por primera vez ve unos Juegos desde fuera, aunque a los de Sídney ya fue de suplente con 17 años, con la duda de si al final competiría.
-Sí, los Juegos de Sídney los viví igual que ahora (ríe). Pero en Australia lo pasé peor porque estaba en la grada y pensaba ‘¿por qué no podré estar yo ahí?’ Ahora disfruto porque sé que ya no es mi momento.
-¿Tiene nostalgia al verse aquí?
-No, yo tengo asumido que mi etapa en la competición acabó. Y una vez que lo asumes, no te produce eso. Disfrutas con todo lo que hacen ellos, es su momento, el mío ya pasó a la historia. Ahora hay que animarlos y apoyarlos en todo lo que se pueda.
-¿Y ha estado con algún deportista al que admire o ha aprovechado para hacerse fotos?
-La verdad es que lo de las fotos no es lo mío. Subí al Cristo del Corcovado con Ekaitz Saies, el jefe de equipo de piragüismo, y con Marcus. Ekaitz no había tenido tiempo para ver nada y aprovechamos un ratillo libre al terminar la competición. Son unas vistas espectaculares, muy bonitas. Aunque llegas allí, ves el Cristo, las vistas, diez minutos y ya.
-Siempre ha vivido de retos, de sueño. ¿Ahora cuál es su sueño en esta segunda parte de su vida?
-Ahora mismo no tengo un objetivo tan claro como antes. Pero mi reto es disfrutar de la vida, hacer cosas que me gusten.
-Estuvo con Joan Llaneras viendo a Sete Benavides. Juntos suman 9 medallas olímpicas.
-Está en mi mismo hotel. Nos encontramos en el desayuno y como él venía a ver a Sete [Benavides], vinimos juntos a la pista.
-Quiso estar mucho tiempo con Sete, que se quedó en un amargo cuarto puesto, y arroparlo tras la prueba.
-Sí, a mí me gustaría estar también con Saúl y Cristian, que acababan de ser campeones olímpicos. Pero al que hay que arropar es a Sete, que acababa de quedar cuarto y se acababa de llevar un buen palo. A mí me gustaría que lo hicieran conmigo.
«Me impresionó la remontada de Marcus Walz»
Ahora David Cal ha dado un giro a su día a día. El mito trabaja en el Servicio de Deportes de la UCAM de Murcia. «Estoy dedicado solo a eso. Iba a echar una mano a un par de equipos de piragüismo que patrocina la UCAM y hacer alguna cosa más, pero al final no tengo tiempo y me he quedado en el Servicio de Deportes. Hay muchísimo trabajo. Hacemos un poco de todo. El momento más duro en cuanto a volumen de trabajo fue cuando se disputaron los Campeonatos de España universitarios. Allí tienen mucha participación, organizamos siete campeonatos, la gala de la UCAM y los campeonatos internos entre estudiantes, revisamos currículos y posibles admisiones de deportistas en la universidad... El deporte lo apoyan muchísimo y siempre hay cosas por hacer. Tenemos 55 deportistas becados en la UCAM que estuvieron en los Juegos», comenta.
-Aparcó lo de estudiar algo.
-Sí, esa idea quedó en un segundo plano. Quería hacer algo, pero no tenía claro el qué, y como el trabajo me absorbe demasiado tiempo, al final no voy a tener vida para hacer mucho más.
-Al dejar el piragüismo, ha ganado mucho peso, ¿ya no hace nada de ejercicio?
-El cuerpo, el metabolismo de cada persona, es diferente. Yo subo y bajo de peso rápido. Al dejar de competir empecé a hacer algo, pero al final me cuesta arrancar. Soy de rutinas. Si hago algo todos los días, no me cuesta tanto. Cuando fui a la universidad, empecé a hacer algo y en solo dos semanas perdí seis kilos. Pero luego, por una cosa o por otra, vas dejando de hacer y los seis kilos te vienen encima. Ahora, cuando vuelva de las vacaciones, ya tengo ahí hablado con un par de compañeros para empezar a hacer alguna cosilla y ponerme un poco en forma.
-¿Alguna vez coge la piragua para darse un paseo y disfrutar sin más de la canoa?
-En Aldán alguna vez sí. Ahora en Murcia ya tengo el mar a 50 kilómetros y no me llama tanto pegarme la paliza para darme un paseíto.
-¿Qué le ha impresionado de los Juegos como espectador?
-La remontada de Marcus (ríe). Es lo que más me impresionó. Nadie contaba con él ahí en las medallas.