El tío de Luis Rubiales, sobre su sobrino: «Siempre ha sido un hombre con tintes machistas y actitudes propias de Torrente»
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Juan Rubiales, que fue durante años jefe de gabinete del presidente de la RFEF y hombre de su máxima confianza, rompe su silencio tras la polémica de Jenni Hermoso
31 ago 2023 . Actualizado a las 15:06 h.El que fuera hombre de máxima confianza de Luis Rubiales durante muchos años, su tío Juan Rubiales, ha roto su silencio en sendas entrevistas concedidas a El Mundo y El Confidencial, con motivo de la destitución de su sobrino como consecuencia de su polémico comportamiento en la final del Mundial de Fútbol Femenino. Tenía claro que el ya expresidente de la RFEF iba a caer en algún momento —«sin ninguna duda», recalca—, aunque nunca pensó que «iba a terminar de esta manera tan esperpéntica», con «esta especie de sainete berlanguiano».
«Necesita un programa de reeducación en su relación con la mujer»
Al que fue jefe de gabinete de la RFEF, la actitud de su sobrino durante la incontestable victoria de la selección española no le sorprendió lo más mínimo, aunque sí le impactó. «Siempre ha sido un hombre con un claro tinte machista, muy arrogante, con actitudes propias de Torrente», revela Juan Rubiales, que explica también que lo que buscaba el ya expresidente de la RFEF nunca fue convertirse en político, sino más bien en «un guerrero», aunque, en su opinión, no supo medir los cambios en la sociedad española, que «ha marcado unas líneas rojas y le ha dicho que esto no se puede hacer».
Tal y como su tío habla del tema, incluso parece dar a entender que su obsesión con las mujeres es un tema de especial gravedad. «Yo creo que este chico necesita un programa de reeducación social y de reeducación en su relación con la mujer», explica en uno de los momentos de la entrevista en los que más empatía parece mostrar con su sobrino: «Yo pido generosidad a la sociedad española, una cierta generosidad a su persona, al ser humano».
«Se convirtió en su gran enemigo»
El exjefe de gabinete de la RFEF define a su sobrino como un hombre arrogante y soberbio, que trataba a la gente creyéndose por encima de los demás, «con faltas de respeto, con displicencia, con arrogancia, con soberbia», enumera. Pero también, y sobre todo, como un «hombre cobarde», que siempre va «rodeado de mucha gente» y necesita del sustento de todas esas personas cercanas, algo que quedó perfectamente reflejado en su actitud ante la sonada asamblea extraordinaria en la que proclamó que no dimitiría. «Se convirtió en su gran enemigo, y no puede culpar a nadie más», matiza.
Por toda esta actitud, según Juan Rubiales, en la federación comenzaron a llamarlo «Kennedy». «El tipo se creía que era Kennedy», relata. Y esa soberbia llegó a verse ejemplificada en un revelador cambio que tuvo hacia su propio tío a los pocos días de aterrizar como presidente de la RFEF. «Me dijo: “Quiero que sepas que ya no me puedes llamar Luis”», rememora en la entrevista, «y entonces yo le pregunté que cómo quería que le llamara. “Presidente”, me dijo». Ese fue el momento en el que comenzó a perder a una de las figuras de su máxima confianza. «Ahí me di cuenta de que ya se le estaba subiendo a la cabeza».
La ruptura con su tío
Juan Rubiales, veterano periodista, comenzó a trabajar con su sobrino para ayudarlo, primero, a hacerse con el control de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), y después en su candidatura a la RFEF —«Le hice el programa, los lemas, aquello de que El cambio es imparable», comenta—. Cuando consiguió ser elegido presidente de la federación, Luis Rubiales confió también en su tío para un cargo de libre designación, el de jefe de Gabinete del Presidente. Como su mano derecha, ahí fue cuando empezó a ver la verdadera cara de su sobrino, que utilizaba a la institución como herramienta para «su bien personal, para satisfacer su ego y para luchar contra esos fantasmas que él ve en todas partes».
Las tensiones entre ambos comenzaron a hacerse cada vez más grandes, y la confianza del entonces presidente de la RFEF con su jefe de gabinete comenzó a erosionarse hasta llegar a una situación insalvable. La gota que colmó el vaso para ambos fue una conversación, según cuenta el periodista, en la que Luis Rubiales le dijo: «Tío, tenemos que buscar una fórmula para que le llegue dinero a mi padre todos los años desde la Federación». La contestación no le gustó. «Le dije que no iba a entrar en esos juegos, que no quería corruptelas ni cosas raras», explica Juan Rubiales sobre la última charla que tuvo con su sobrino. «Él me dijo: “tío, ya sé de qué vas, no te quiero volver a ver”. Y dos días después de aquello, me cesó». Algo que no le pilló por sorpresa: «Me había sometido a un proceso de acoso, me tuvo cinco meses sin trabajar».
Un reguero de escándalos
Ese amago de corrupción fue solo una pequeña gota en el océano de las polémicas que, tras abandonar su puesto en el gabinete, Juan Rubiales puso en conocimiento de la Fiscalía Anticorrupción. «Me dijeron desde la RFEF que Luis quería culparme a mí como jefe de gabinete de todos los escándalos que estaban siendo publicados», explica, por lo que tomó una determinación: «Hablé con mi abogado y decidimos que teníamos que hacer eso, ir de manera voluntaria y denunciar los hechos».
Entre esos episodios está una polémica fiesta en un chalé de Salobreña, que supuestamente se había organizado como una reunión de trabajo para tratar el plan sanitario contra el covid, pero donde, casualmente, solo acudieron hombres, y no «la responsable médica de la RFEF» o «la responsable de comunicación», por ejemplo.
En esa celebración fue donde Nené, un futbolista muy amigo de Luis Rubiales, llevó a una decena de chicas. «Cuando vi aquello, le dije: “¡Te has vuelto loco, tienen 18 años, podrían ser tus hijas!”», explota Juan Rubiales. Pero las quejas de su tío no surtieron efecto. «Siempre estás igual, eres un pesado», le contestó.
Su tío también estaba ahí cuando Rubiales utilizó fondos de la RFEF para otros usos personales, como el de irse cinco días a Nueva York para ver a «una pintora mexicana de la que se había enamorado».
Entre sus escándalos están también las grabaciones clandestinas que Rubiales le hizo a ministros y cargos del Gobierno de Pedro Sánchez. «Se ve claramente que es él quien hace las grabaciones», se defiende su tío sobre las acusaciones de que él había tenido algo que ver. «Es su modus operandi; es un guerrero, quiere matar», aclara sobre el comportamiento de su sobrino, «y si para matar tiene que tener una grabación que pueda utilizar en un momento determinado para tirársela a la cara a alguien, pues bienvenida sea».
Y es que, además, Luis Rubiales tiene también una obsesión enfermiza con supuestos enemigos que ve por todas partes, especialmente Javier Tebas. «Llegó a contratar a una empresa para que le buscaran micrófonos en su casa y no encontró nada», explica el periodista, que revela que su sobrino creía que su misión era no negociar ni enfrentarse al presidente de la Liga, «sino cargárselo». Su tirria quedó patente en el polémico discurso de Rubiales ante la asamblea extraordinaria de la RFEF, cuando apuntó que toda la polémica actual era una campaña orquestada por su gran enemigo. «Tiene un problema y es que se cree una realidad y la impone a su equipo de trabajo», explica su expresidente de Gabinete, «ha muerto por su arrogancia y su soberbia».
«Se eligió Arabia Saudí porque Piqué era intermediario»
En las tres entrevistas que concedió Juan Rubiales -dijo que se comprometió con estos medios en su día y que no iba a conceder más-, el ex jefe de Gabinete de la RFEF, reconoció que la Supercopa de España se llevó a Arabia Saudí y no a Catar por un solo motivo: «Se rechazó una oferta de Catar y se eligió la de Arabia Saudí porque Piqué era intermediario en esta última y cobraba una comisión».