El cocinero Alberto Lareo sorprendió en su enlace con un menú delicioso en el que el marisco fueron lobster rolls y la carne smash burguers
03 jun 2023 . Actualizado a las 21:19 h.¿Qué se come en la boda de uno de los mejores chefs gallegos? Depende. Podría esperarse fácilmente un menú de siete platos con nombres pretenciosos. Pero no ha sido el caso. En la boda de Alberto Lareo Peiteado (Vila de Cruces, 1986) los invitados se han encontrado con un menú delicioso pero informal a base de hamburguesas. Sin protocolos rigurosos y con alpacas de hierba seca para tomar asiento intentando no mancharse el traje nuevo.
Alberto Lareo, que se curtió en los fogones de Toñi Vicente, Eneko Atxa y Marcelo Tejedor y también en los de los franceses Jacques Maximin y Jean François Piège, fue uno de los impulsores del restaurante Manso de Santiago y estuvo también en el equipo del Retiro da Costiña de Santa Comba antes de coger las riendas del Ecohotel Nós de Silleda. En la actualidad es chef ejecutivo del grupo Los Carbones, que abarca conceptos gastronómicos tan dispares como Cacao o La Chida en Santiago, La Central en Milladoiro, Carabela en Pontevedra o la franquicia La Pepita.
Alberto conoce bien la alta cocina y sabe disfrutarla. Pero también es de los que aprecia el sabor y la espontaneidad de muchos fogones sin estrellas. Para su boda, tenía claro que no quería un menú que encadenase a los invitados a la mesa. Lo tenía claro él y, sobre todo, la que ahora ya es su mujer, María Codesido García, Maru, una joven arousana que también está vinculada al sector de la restauración.
«Todo foi idea de Maru. Os dous tiñamos claro que non queriamos a típica voda coa xente sentada. O tempo pasa rapidísimo e nós queriamos pasar o maior tempo posible coa familia e cos amigos. Queriamos estar con todos, charlando con uns e con outros e compartindo a nosa felicidade con todos», explica Alberto Lareo.
Así fue como la pareja acabó contratando el plato principal del menú al restaurante Argentinos Burguer de A Estrada. «É un dos locais máis chulos e divertidos que hai en Galicia e todos os cociñeiros acabamos peregrinando alí», confiesa Alberto Lareo.
«Decidimos poñer marisco e carne pero dunha forma moi 'Argentinos'. O marisco foron lobster rolls e a carne hamburguesas», cuenta el chef satisfecho con el resultado.
«El lobster roll es un bocadillo típico de la costa noreste de Estados Unidos, donde se crían las langostas. Se come en el puerto con mantequilla y zumo de limón. Nosotros lo preparamos así, al estilo tradicional, con cebollino, mantequilla, zumo de limón y bogavante en un pan brioche», explica el responsable de Argentinos Burguer, Gonzalo Pose.
«Las hamburguesas fueron smash burguers, aplastadas contra la plancha y con queso. Se hacían en el momento como una doble cheese burguer y se instaló una mesa con distintos ingredientes para que los invitados completasen la hamburguesa a su gusto con pepinillos, jalapeños, lechuga, tomate o con distintas salsas. Fue un acierto», cuenta.
La boda se celebró el sábado pasado en Casa Gorís, en Merza (Vila de Cruces), muy cerca de la casa de la abuela Rosa, que por nada del mundo se perdería la boda de su nieto Alberto. El menú se completó con un puesto de la Pulpería Piñeiro, jamón al corte cortado por el amigo Josemi de la Bodeguilla de Santa Marta, quesos de Cortes de Muar y un exquisito postre de tres cremas de cacahuete, curry, chocolate, almendra y cobertura de café de la confitería Doriel de A Coruña. Una caravana de cócteles y bebidas de la firma Cousa rica de Santa Comba completó la experiencia gastronómica de los ochenta afortunados que asistieron a la boda de Alberto y Maru.
«O resultado foi bárbaro. Sentimos que era a voda que queriamos facer», cuenta la pareja satisfecha.
Para Argentinos Burguer, un referente gallego en la comida callejera, esta ha sido su tercera experiencia en bodas. La primera fue una recena de madrugada en Padrón, donde los invitados recuperaron fuerzas para seguir bailando con unas buenas hamburguesas. La segunda, un enlace en Mallorca en el que los novios, gallegos, se llevaron a la isla la comida de sus dos locales favoritos y sirvieron un original menú de contrastes, con ostras del restaurante Abastos 2.0 de Santiago y hamburguesas de Argentinos Burguer.