El líder del sistema financiero japonés adquirirá entre el 10?y el 20% del capital?de Morgan
23 sep 2008 . Actualizado a las 11:45 h.Siete días después de que la quiebra de Lehman Brothers y la venta de Merrill Lynch al Bank of America zarandearan los cimientos del sistema financiero mundial, Wall Street certificó ayer la muerte de la todopoderosa banca de inversión. Los dos únicos ejemplares de la especie que habían logrado mantener su independencia frente a la crisis han acabado sucumbiendo a la tormenta: Goldman Sachs y Morgan Stanley, primero y segundo del ránking, no han tenido más remedio que solicitar a la Reserva Federal (Fed) que autorice su conversión de brókeres agresivos a pacíficos bancos comerciales. Una petición que responde a una necesidad perentoria, la de acogerse al plan de rescate y poder colocar a la Administración los activos contaminados por las hipotecas basura y recibir de esta los préstamos que necesitan para sobrevivir. El banco central estadounidense les ha dado luz verde.
A partir de ahora, estarán regulados por la Fed y no por la Comisión de Valores. Pero el cambio va mucho más allá: tendrán acceso permanente a los préstamos de la Reserva Federal, y no solo de forma extraordinaria como se decidió en marzo pasado. Esa es la cara de la moneda.
La cruz consiste en que estarán sujetos a controles más férreos y a requisitos de capital mucho más estrictos. De hecho, una de las modificaciones más llamativas es que se limita su grado de apalancamiento. Lo habitual en los bancos de inversión estadounidenses es una relación de 30 o 20 a 1 de volumen de deuda sobre capital, cuando en la banca tradicional es la mitad.
Una actividad más
A partir de ahora, ambas se convertirán en cabeceras de un holding del que podrán colgar bancos comerciales y donde la banca de inversión será una actividad más. Para ello, Goldman Sachs derivará activos hacia una entidad llamada GS Bank USA y desplazará así a Wachovia como el cuarto mayor grupo financiero del país, con cerca de 150.000 millones de dólares en activos, según sus propios cálculos. En cuanto a Morgan Stanley, la operación de rescate cuenta, además, con un invitado de lujo, el Mitsubishi UJF, el mayor banco de Japón, que pretende adquirir entre un 10 y un 20% del capital de la entidad norteamericana por un importe que rondaría los 8.400 millones de dólares (unos 5.800 millones de euros)
Medida histórica
Con todo, la medida adoptada por las dos entidades con el beneplácito de la Fed supone la ruptura de statu quo vigente desde la aprobación de una normativa (Glass-Steagall Act), que, en 1933, obligó a separar las actividades de banca comercial y de banca de inversión para evitar conflictos de intereses entre las dos operativas. Una ley posterior, de 1999, eliminó esta prohibición, pero Goldman Sachs y Morgan Stanley se mantuvieron entonces como grupos independientes, igual que Lehman Brothers, Bear Stearns y Merrill Lynch.
La decisión representa también la muerte de un modelo de negocio que ha definido a Wall Street durante décadas y en el que, a tenor de los fuertes descalabros bursátiles sufridos por las entidades en las últimas semanas, los inversores han dejado de confiar.
En definitiva, la crisis que mantiene contra las cuerdas a los mercados de todo el mundo ha puesto de manifiesto que este tipo de entidades habían acumulado demasiados riesgos y que necesitan el colchón de los depósitos bancarios para mantenerse a flote, como han hecho los grandes bancos comerciales como el Bank of America o JP Morgan.
Activos de Lehman
Y, mientras tanto, las entidades financieras continúan repartiéndose los activos del malogrado Lehman Brothers. Si el británico Barclays se hizo la semana pasada con el negocio principal del banco de inversiones estadounidense, obligado a declararse en quiebra hace ocho días, Nomura, el mayor bróker japonés, anunció ayer la compra de los activos asiáticos de la firma norteamericana por un importe cercano a los 225 millones de dólares.