La constatación de que Grecia ha estado ocultando durante años a la Unión Europea la verdadera situación de sus finanzas con la ayuda de un banco de la talla de Goldman Sachs ha levantado las iras de las autoridades europeas, que parecen no estar dispuestas a dejar que la historia se repita.
Ante una situación que atenta directamente contra el prestigio de Eurostat, la Comisión Europea presentó ayer una propuesta legislativa para que su oficina estadística pueda auditar las cuentas públicas de los Estados miembros con el fin de evitar que se reproduzcan este tipo de escándalos. El hecho de que Eurostat tenga poderes de auditoría «reforzaría sustancialmente la capacidad de la UE para detectar el envío de datos estadísticos incorrectos», dijo el nuevo comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, el finlandés Olli Rehn, en un comunicado. Rehn confió en que el Consejo y el Parlamento Europeo «adopten este reglamento pronto» para «trabajar juntos más efectivamente en mejorar la calidad y fiabilidad de las estadísticas fiscales de los Gobiernos». El comisario insistió, sin embargo, en que cada Estado miembro seguirá teniendo «la responsabilidad de proveer [a las autoridades comunitarias] de información exacta y fiable sobre sus cuentas nacionales y finanzas públicas».