El repliegue de bancos como Bank of America, Wells Fargo y JP Morgan Chase, que han abandonado su idea de cobrar por el uso de sus tarjetas de débito, es fruto de una campaña iniciada por Molly Katchpole.
02 nov 2011 . Actualizado a las 02:20 h.El repliegue de bancos como Bank of America, Wells Fargo y JP Morgan Chase, que han abandonado su idea de cobrar por el uso de sus tarjetas de débito, es fruto de una campaña iniciada por Molly Katchpole, una niñera «indignada» por los excesos de la industria bancaria en Estados Unidos.
Bank of America, el mayor banco de EEUU por el volumen de activos, anunció hoy mismo que ha cancelado sus planes para empezar a cobrar a partir de enero próximo una comisión mensual de cinco dólares a sus clientes por el uso de tarjetas de débito o cuentas de cheques.
Ya antes, las instituciones financieras SunTrust Banks, y Regions Financial hicieron anuncios similares, en respuesta a las protestas de sus clientes.
Wells Fargo y JP Morgan Chase también abandonaron sus programas piloto para cobrar cargos mensuales de tres dólares adicionales por las compras y transacciones efectuadas en las tarjetas de débito.
Pero todo comenzó con el activismo de Katchpole, una estudiante de 22 años que trabaja como niñera y como consultora independiente, y que hasta hace poco era una más de los millones de personas que trabajan a tiempo parcial en EEUU.
Katchpole recurrió a la plataforma de Change.org para iniciar una petición de firmas contra el banco y logró recolectar 306.868, con la meta de llegar al medio millón. La campaña se propagó casi de la noche a la mañana en redes sociales como Twitter y Facebook.
En una entrevista con Efe, Katchpole explicó que, efectivamente, fue la «indignación» la que la motivó a lanzar la campaña para obligar a Bank of America a desistir de sus planes.
«Cuando escuché que el banco quería cobrarme extra por tener acceso a mi propio dinero, me frustré mucho porque subsisto entre cada pago, como lo hacen millones más. Ya estaba enferma de oír las miserias de los bancos, que han sido rescatados con el dinero de los contribuyentes», dijo Katchpole.
Fue una situación de «hoy por ti y mañana por mí», teniendo en cuenta que, según Katchpole, Bank of America no pagó impuestos federales en 2010 sobre sus millonarios ingresos.
«Me identifico con el movimiento 'Occupy Wall Street', me solidarizo con esos activistas, porque el ciudadano de a pie no está recibiendo ayuda» del Gobierno, explicó.
Dos semanas después de iniciada la campaña, Katchpole recibió una llamada de un ejecutivo de Bank of America, quien intentó explicar las razones del cobro adicional.
«Me pareció que fue más bien un esfuerzo para controlar los daños. Me dijo que era porque querían ser transparentes con las comisiones, pero esto no era un cobro oculto, era algo totalmente nuevo... me pareció una gentileza que me llamara, pero eso no me hizo cambiar de opinión», matizó.
Por su parte, Ben Rattray, fundador de Change.org, dijo a Efe que la campaña de Katchpole, que no incurrió en gasto alguno, es prueba de que, «si bien como individuos tenemos muy poco poder, como colectivo sí podemos organizarnos y ejercer presión por un cambio».
En este caso, el éxito de la campaña fue producto de una alianza no escrita entre las redes sociales, que pueden hundir o aupar causas, y los medios de comunicación tradicionales, que han dado extensa cobertura a los «indignados».
«Esto apenas es el comienzo, porque ya quedó demostrado que la gente puede influir en las grandes corporaciones, y obligar a los bancos a rendir cuentas. Ya vemos campañas de presión para que los líderes políticos, locales o nacionales, tomen medidas para responder a las desigualdades salariales», dijo Rattray.
Rattray afirmó que mientras no se corrijan desigualdades como las que denuncian los «indignados», continuará la frustración de los votantes y campañas como la de Katchpole.
Desde la plataforma de Change.org, la empresa 1800-Flowers se vio obligada a empezar a obtener flores «a precio justo» de cultivadores en países en vías de desarrollo, y una activista saudí logró que EEUU condenara que las mujeres en Arabia Saudí no tengan derecho a conducir.
Para Katchpole, su momento bajo los reflectores ha sido una experiencia aleccionadora y espera que «la gente se anime a involucrarse en las cosas que le importan».
«Este es el poder del pueblo, sí se pueden efectuar cambios. Y si no estás contento con tu banco, cámbiate a otro», puntualizó Katchpole.