Abanca ratifica su primer dividendo y el pago en acciones a altos directivos

Rubén Santamarta Vicente
r. santamarta REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

CESAR QUIAN

El empresario venezolano Miguel Ángel Capriles deja el consejo alegando «motivos profesionales»

28 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La junta de accionistas de Abanca dio ayer luz verde a dos decisiones muy relevantes en los dos años de historia del banco: el pago del primer dividendo, y la posibilidad de que altos directivos puedan cobrar una parte de su retribución variable en acciones. Lo primero se anunció hace meses y, de hecho, ya se ha ejecutado: el 6 de mayo se repartieron 315,4 millones de euros entre los accionistas, de los que prácticamente 300 se los embolsó Juan Carlos Escotet, que tiene casi el 86,8 % del capital.

El banquero venezolano, vicepresidente de la entidad gallega, percibió 300 millones ese día, y en la misma jornada se fueron directamente al FROB, según reveló la semana pasada el fondo público de rescate. Escotet adelantaba así parte del cobro en diferido por la compra de Abanca. A mediados del 2014 depositó 403 de los 1.003 millones que ofreció por la entonces Novagalicia. Este 2016 le correspondían 100, pero optó por triplicar ese pago gracias a esos dividendos, fruto de los beneficios que ha ido generando la entidad en los dos últimos cursos; en el 2015, 330 millones.

El segundo gran asunto era el cobro de parte del salario en acciones para parte de la cúpula directiva. Podrá percibir hasta un máximo del 100 % equivalente del salario fijo, según la nueva política retributiva, que sigue las directrices que marcan las autoridades europeas. La medida, prevista para un máximo de 16 directivos -todos con funciones de riesgo-, tendrá un impacto máximo de 3,45 millones de euros, y, según los informes presentados a la junta, no afectará a la solvencia de Abanca. Esa decisión reafirma la intención del banco de poder cotizar en un futuro.

Los dos puntos, y el resto, se aprobaron por unanimidad de los accionistas; acudió el 86,9 % del capital. Es decir, Escotet, la familia Etcheverría (que tiene la presidencia) y poco más.

Menos previsible era la baja de Miguel Ángel Capriles del consejo de administración. Es la segunda renuncia en sus dos años de vida (los cumplió Abanca la semana pasada). La justificación es la misma que se dio cuando Raúl Baltar decidió salir: «Motivos profesionales». Capriles, primo de Henrique Capriles, conocido opositor al Gobierno de Nicolás Maduro, es un empresario muy relevante en su país. Consejero del segundo grupo financiero privado venezolano, propietario de Banco Mercantil, de Seguros Mercantil (la mayor aseguradora venezolana), con participación en entidades de Florida, accionista de diferentes industrias... Su trabajo, moviéndose por medio continente americano, «le impedía dedicar al banco el tiempo y el esfuerzo con el que afrontó hasta ahora sus responsabilidades», según detalló Abanca. La decisión no se tomó en la junta, sino en el consejo de administración posterior; a ambas citas acudió Capriles. Su plaza en la cúpula queda vacante; la junta lo que sí ratificó fue al economista Ignacio Sánchez-Asiaín, que ya está en el consejo desde febrero.