Ignacio Prada: «Esta empresa ha pasado por repúblicas, monarquías, dictaduras y democracias»

ECONOMÍA
El director de la compañía de Tranvías de La Coruña S.A. explica con rotundidad que las ciudades están condenadas a crecer en base al transporte público
07 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.«Técnicamente» es José Ignacio Prada, pero para evitar confusiones con su padre (también se llama José), se queda con Ignacio. Este joven ingeniero industrial, que cumplió 32 años el pasado 27 de marzo, es hoy el director de la Compañía de Tranvías de La Coruña y representa a la tercera generación de una saga familiar que comenzó su abuelo Isaac Prada Moral, un emprendedor de O Barco de Valdeorras que desembarcó en A Coruña en 1965 para entrar en una concesión que explotaría una línea de autobús entre las zonas de Puerta Real y Riazor. Luego compraría la Compañía de Tranvías, que se fundó el 3 de diciembre de 1901. Hoy en la empresa conviven dos generaciones. «Movemos 21,7 millones de viajeros con una flota de 93 autobuses», explica.
-Llevan casi 50 años involucrados en el transporte de la ciudad.
-Casi sí.
-Ustedes han visto pasar a multitud de alcaldes. ¿Con quiénes se llevaron mejor?
-Yo solo tengo experiencia con un alcalde. Pero la Compañía de Tranvías siempre ha tratado de tener la mejor disposición posible con todos los regidores.
-¿Cómo es este alcalde?
-La primera red de la Compañía de Tranvías se remonta a 1903, con lo cual la empresa lleva 115 años. Ha pasado por monarquías, por repúblicas, por dictaduras y por democracias. Y ha sido porque esta empresa siempre ha intentado colaborar de la mejor manera posible con las administraciones tanto locales, como estatales y autonómicas.
-No me quiere decir qué le parece este alcalde.
-Esta compañía no tiene opinión. La empresa está al servicio del Ayuntamiento y nos ponemos a su disposición. No somos quién para opinar sobre el alcalde, que ha sido una persona elegida democráticamente.
-Pongo sobre la mesa el problema que existe: el ayuntamiento dice que la concesión se acaba y ustedes dicen que no. ¿Cómo es exactamente el problema?
-Hay un reglamento en Europa, que entró en vigor en el 2009, que pretende regular de manera unificada el transporte público de viajeros. Este reglamento ha obligado a licitar todas las concesiones que existen, y sobre las nuevas especifica que no pueden durar más de diez años, y las prórrogas solo pueden ser de dos. Hay una disposición transitoria que habla de las concesiones existentes. Establece que todas las concesiones dadas antes del 2000 por un proceso que fuera distinto del equitativo pueden continuar hasta su expiración, pero por un período no superior a 30 años.
-Ahí está el punto de discusión.
-Sí. El Ayuntamiento ha considerado que los 30 años empiezan a contar en el enero del 87, cuando se nos otorgó el contrato. Nosotros entendemos, sin embargo, que los 30 años empiezan a contar en el 2009. Es la fecha de entrada en vigor del reglamento. Pongo un ejemplo, la empresa que lleva el transporte urbano de París tiene la concesión otorgada por Charles de Gaulle en 1959 y por tiempo indefinido. Con el argumento municipal, los franceses llevarían 30 años caducado. Lo lógico es que una ley garantice la seguridad jurídica. La solución a este asunto depende ahora de los jueces.
-¿Cuántos trabajadores tiene la empresa?
-Más de 245.
-Si gana el Concello, tendría que sacar a concurso la concesión y otra empresa podría concursar. ¿Se haría cargo de autobuses y de la plantilla?
-Sí, la tendrían que sacar a concurso y otra empresa podría ganar. La plantilla, por ley, entendemos que tendría derecho a la subrogación. Los autobuses son nuestros, y al acabar la concesión seguirían siendo nuestros, al igual que la nave.
-¿Y tienen un plan B?
-Confío en que judicialmente nuestro criterio prevalezca. En el caso que haya un concurso, nosotros seguimos teniendo vocación de hacer el servicio. Nos presentaríamos. Si otra empresa ganase, tendría que empezar desde cero y afrontar que el trabajo se lo garantizan para diez años. Creo que estamos una posición buena. Estoy prácticamente convencido de que vamos a dar el servicio por muchos años. El servicio urbano de A Coruña es el que menor financiación pública tiene de toda España.
-¿Cómo ve el futuro del sector?
-Yo soy entusiasta porque creo que el transporte público es clave en el crecimiento de las ciudades de una forma sostenible. Las ciudades están condenadas a crecer en base al transporte público. Es la única alternativa posible para que sean más habitables. Mis objetivo es crecer con las ciudades.
-¿En qué ciudades?
-Ay... no lo sé, no lo sé. Es una manera de expresarse. Pero evidentemente queremos crecer en A Coruña.
-¿Ha conducido alguna vez un autobús?
-No, no. Yo no tengo carnet.
-Sabe que sus conductores llevan los autobuses como si fueran Seat 600?
-¿Cómo dice?
-Conducen como si fueran los únicos que están en la carretera.
-¿Insinúa que conducen mal?
-Conducen muy bien, pero creo que están convencidos que son los únicos que van por las calles.
-Es una generalización injusta. Hacemos encuestas en las que los usuarios ven que el conductor ha ganado mucho en el trato y en la forma de conducir. Y sobre la forma de conducir, no sé si sabe que el autobús tiene prioridad.
-Además, no se meten en el espacio de la parada para recoger al pasajero.
-Si no se meten, es porque no pueden: o hay coches en doble fila o no tienen espacio.
-¿Cuántas multas llegan aquí?
-Las multas son de los chóferes, pero el año pasado llegó una. Los conductores son muy profesionales. Hay quien le sorprende el giro que hacen de las calles San Andrés a Rúa Alta, donde entran los vehículos de 12 y 16 metros.
Su perfil
Al centro siempre en autobús
Aunque convencido de que el transporte público es el futuro, entiende que el coche privado hay que utilizarlo pero en su justa medida. Él, de hecho, coge su vehículo para ir a trabajar, aunque tiene párking. Al centro baja en bus. Está casado y tiene una niña. Le gusta leer biografías, sobre todo.