Miguel Temboury, director territorial de Endesa en el Noroeste: «El cierre de la central es una decisión coherente con la descarbonización»
ECONOMÍA
La eléctrica anuncia que acometerá «planes para mitigar el impacto» de la clausura de la térmica pontesa
30 sep 2019 . Actualizado a las 13:46 h.No es un bache en el sector eléctrico y ni un vaivén en el mercado de los derechos de emisión, ni una situación coyuntural que pueda pasar a corto y medio plazo. Endesa sostiene que hoy en día ya no se puede producir energía con carbón y ha decidido bajar la persiana de sus centrales, incluida la de mayor capacidad del país, la de As Pontes, que lleva en funcionamiento desde la década de los setenta. Miguel Temboury, delegado de la eléctrica en el noroeste, garantiza la continuidad de los empleos y la búsqueda de alternativas industriales para las instalaciones de la villa minera.
-En plena ejecución de una inversión de 217 millones para alargar la vida de la central, llega el cierre. ¿Qué ha pasado?
-Lo que han cambiado han sido las condiciones de mercado y las regulatorias. Desde abril, la situación ha supuesto una parada brusca de todas las centrales de carbón en España, también de la de As Pontes, que han tenido una pérdida de competitividad al estar muy afectadas por el precio del CO2 en el mercado europeo. Se ha mantenido durante muchos años en torno a los cuatro o cinco euros la tonelada, pero en el 2017 fue de 5,8 euros, en el 2018 fue de seis y en lo que vamos del 2019 andamos por una media de 25. Esto para una central de carbón que emite en torno a mil gramos de CO2 por kilovatio/hora implica que a cada euro de CO2 le sube un euro de coste marginal; y en cambio para un ciclo combinado, que emite menos de la mitad, en torno a 0,35 /0,40 toneladas por megavatio hora, pues viene a suponer un 30 % del impacto que tiene para el carbón. Esta situación también se produce con un precio del gas cada vez más competitivo y con un estrechamiento del hueco térmico, motivado por la entrada ingente de energía renovable, con casi 9.000 megavatios nuevos este año. Y, además, hay una previsión de entrada muy grande, como bien refleja el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, que habla de 65.00 megavatios de nueva capacidad hasta el 2030. A esto se añade también la situación de mayores importaciones de electricidad con Marruecos, Francia y Portugal. Todo eso ha llevado a que una central como la de As Pontes, que en el 2017 produjo en torno a 7 teravatios/hora y en el 2018 unos 8, este año vaya a producir 2,2 teravatios/hora. Y las previsiones para los próximos dos ejercicios no llegan a uno. Es una situación dramática.
-¿Cree que algunos de estos factores puede cambiar?
-Después de invertir 220 millones, esta decisión es muy meditada y analizada. Lamentablemente, vemos que la situación actual no es coyuntural, es estructural y va a permanecer. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima se publica en febrero de este año y prevé tal incremento de la capacidad renovable en España que fija para el 2030 que el 70 % de la generación eléctrica tiene que ser libre de emisiones. La Unión Europea quiere mantener los precios de los derechos de emisión altos, porque es la forma de conseguir los objetivos de descarbonización, sobre todo, en el sector eléctrico. La decisión de cierre de la central es coherente con el entorno de descarbonización, que no es solo de España, sino internacional.
-¿Cuál es la hoja de ruta a partir de ahora?
-De momento no se ha decidido fecha para el cierre, que es un proceso reglamentado, y que viene a ser de un año y medio. Endesa va a hacer planes para contribuir a mitigar el impacto que pueda tener la decisión de dejar de operar la central como planta de carbón. Estamos haciendo pruebas desde junio para probar biocombustibles: lo hemos hecho con lodos de depuradora, con biomasa forestal, y se están viendo otras opciones, pero lo que Endesa tiene claro es que el futuro va hacia las energías renovables y por eso vamos a acelerar los planes en ese capítulo en España y en la zona.
-¿Podría seguir funcionando la central con otro contenido?
-Endesa va a ser proactiva en buscar un uso alternativo al emplazamiento. Puede tener un uso alternativo a una central como la que concebimos hoy en día, que genere actividad económica y puestos de trabajo. Eso es algo que Endesa está promoviendo en las centrales para las que ya ha solicitado el cierre.
«Se van a aplicar las condiciones de garantía de empleo a todos los trabajadores»
Miguel Tembory subraya el compromiso de garantía de los empleos de la central de As Pontes.
-¿Qué va a pasar con los trabajadores?
-Hay que girarse un poco hacia el Este y ver lo que está pasando en el Bierzo, en donde ya hemos pedido formalmente el cierre y hemos llegado a un acuerdo de garantía del empleo a todos los trabajadores de Endesa. Se ha firmado un acuerdo con los sindicatos, se ofrecen recolocaciones a los empleados propios. Se van a aplicar las condiciones que ya se han ofrecido tanto en Compostilla como en Teruel. En cuanto a los trabajadores de las auxiliares, el compromiso de Endesa es el de ser proactivo para fomentar su empleabilidad con varias medidas, como cursos de formación o participación en el proceso de desmantelamiento, que empleará a una media de 130 personas.
-Pero el impacto económico de un cierre es enorme, ya se ha visto con el paro total de los transportistas del carbón. Los agentes sociales y políticos les exigen compromiso con la zona.
-El compromiso está ahí. Vamos a seguir estando muy presentes en Galicia, con el ciclo combinado, las hidráulicas, y lo parques eólicos y con una presencia importante en la comercialización en la autonomía. La sensibilidad existe y Endesa se siente responsable, aunque eso no quiere decir que vayamos a garantizar los empleos de los transportistas ni los auxiliares.
-No se ha pedido oficialmente ni se han fijado fechas pero, ¿el cierre es irreversible?
-La central, tal y como la conocemos hoy, no va a continuar. No va a haber continuidad de la producción con carbón en As Pontes.