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¿Por qué si tenía paneles solares no tenía luz? Los métodos alternativos para tener energía en casa cuando cae la red

Iago García
IAGO GARCÍA LA VOZ

ECONOMÍA

Un operario instala en una vivienda paneles solares.
Un operario instala en una vivienda paneles solares. Cedida

De nada vale contar simplemente con una instalación solar conectada a la red. En caso de apagón solo las instalaciones con inversores que permitan desconectarse y volcar en una batería la energía generada nos proporcionarán energía. Tirar de gas, generadores y dinamos es más arcaico, pero efectivo en muchos casos

30 abr 2025 . Actualizado a las 16:07 h.

La interrupción masiva del suministro eléctrico que dejó sin energía durante horas a casi todo el país ha tenido un efecto inmediato entre los españoles: la desconfianza de una red que ha fallado. Y lo que es peor, después de que la presidenta de Red Eléctrica, Beatriz Corredor, diese explicaciones por fin este miércoles en una entrevista radiofónica, aún no se sabe cuál fue el origen del fallo, aunque la avería estaría ya «más o menos localizada». Ella misma, la máxima representante del ente que lleva la luz a los hogares, asumía que el riesgo cero no existe y «prácticamente todo puede ocurrir». ¿Cómo podemos entonces en nuestra casa estar blindados ante la posibilidad de que se repita?

Energía solar sí, pero no de cualquier manera

Para ser autosuficientes, basta con mirar al cielo, sobre todo si el día está despejado. El sol, con la instalación de paneles, proporciona energía fotovoltaica, convirtiendo la luz en electricidad. Pero el autoconsumo no es tan fácil. La instalación más habitual en una vivienda es capaz de transformar la corriente continua que generan los paneles en corriente alterna, que es la que podemos utilizar en casa. Esto se consigue mediante un inversor, que vendría a ser el intermediario entre la fuente y la energía que finalmente podemos emplear. 

¿Si tengo paneles, por qué no tenía luz? La mayoría de las instalaciones particulares, tanto en España como en la Unión Europea, están conectadas a la red eléctrica general, es decir, a la que se cayó por completo el lunes. Si la situación es normal, consumimos lo que generan nuestros paneles. Si generamos de más, lo volcamos a la red y tenemos una compensación económica en función de nuestro operador. Si nos hace falta más de lo que podemos generar, porque tenemos un pico de demanda, el día está nublado o se hizo de noche, lo obtenemos de esa misma red. Este tipo de instalación, que se conoce como on grid, al estar enchufada a la general, se quedará sin luz en caso de apagón para proteger a los operarios que tratan de repararla. 

¿Cómo aprovecho entonces mis paneles en caso de apagón? Esa desconexión obligatoria provoca desaprovechar la generación de nuestros paneles y la solución pasa por encarecer la instalación con una batería y usar un inversor que cuando se desconecte de la red primaria lleve la corriente a ella. Estas instalaciones se denominan off-grid o aisladas. Desde Solarix, empresa en Tarragona constructora de viviendas modulares y de este tipo de instalaciones eléctricas, recuerdan además que en caso de no tener baterías o haber quedado sin carga, los inversores podrían derivar la energía también a una toma específica de emergencia donde podemos tener conectada, por ejemplo, la nevera, luces, o el enchufe del router. Quizás solo funcione si hace sol, pero menos es nada.

Otras formas de tener luz en casa

  • Soluciones solares portátiles

Si una instalación fotovoltaica de gran tamaño se nos hace costosa, existen otros sistemas domésticos capaces de, con paneles y baterías de menor tamaño, disponer de energía eléctrica. Leticia Gao, country manager de Ecoflow en España, recuerda en La Voz que los sistemas portátiles de su empresa, hasta ahora habituales en usuarios de cámpings, autocaravanas o furgonetas camperizadas son muy útiles en caso de apagón. Podemos cargar estas baterías en un enchufe corriente o bien emplear paneles una vez acabada la energía. 

También hay soluciones más pequeñas, pero estas solo servirían para cargar teléfonos o dispositivos electrónicos, no serían capaces de ofrecer suficiente energía como para enchufar los electrodomésticos a la tensión de 230 voltios, la habitual en nuestros domicilios.

  • Emplear combustibles fósiles

Cocinar o tener agua caliente es fácil empleando bombonas de butano o propano. En el primer caso, cocinas a gas u hornillos de menor tamaño —conocidos sobre todo por la marca Campingaz— pueden sacarnos de un apuro. Para ducharse ya haría falta una instalación más compleja con un calentador.

La electricidad podemos tenerla también mediante el uso de generadores. Los hay diésel y gasolina. Aunque los primeros consumen menos, hacen más ruido. Si vamos a conectar equipos electrónicos complejos como ordenadores o televisiones necesitamos que tengan tecnología inverter, lo que quiere decir que adecuarán la entrega de potencia sin sobretensionarlos. Los más baratos son más bien para herramientas y bricolaje y podrían quemar este tipo de dispositivos.

En todo caso, hay una máxima relacionada con la seguridad: deben estar funcionando al aire libre, nunca en un espacio cerrado, porque corremos el riesgo de inhalar los gases tóxicos derivados de la quema del combustible. Conviene tener reservas de gasoil o gasolina en casa, porque si las estaciones de servicio no funcionan, no podremos darles de beber.     

  • Algunos coches eléctricos cuentan con carga inversa

Buena parte de los vehículos eléctricos también ofrecen una solución temporal. Mediante un adaptador conectado a la toma de carga, son capaces de entregar la energía de sus baterías. Con un generador también podríamos, a su vez, recargarlos.

  • Dinamos y generadores a manivela

Es sin duda la opción más esforzada y extrema, pero da resultado. Las dinamos son generadores de corriente continua que funcionan mediante inducción electromagnética. Se hace girar una bobina dentro un campo magnético que genera electricidad. Un conmutador la transforma en corriente continua y las escobillas que están en contacto con el conmutador conducen la corriente. Pese a esta detallada explicación es una tecnología que llevan equipando muchas bicicletas para sus luces aprovechando el giro de las ruedas desde hace más de un siglo. No entregan mucha potencia, pero sí la suficiente para alimentar una radio o ir recargando poco a poco pilas recargables o nuestro teléfono móvil