En las universidades de la comunidad ya hay 5 carreras y 177 másteres adaptados y se prevé finalizar sin retrasos
30 nov 2008 . Actualizado a las 02:00 h.En las tres universidades y en los institutos gallegos se celebraron movilizaciones las últimas semanas contra la nueva ordenación del espacio europeo de educación superior, más conocido como Plan Bolonia. En Cataluña, Madrid, Andalucía, Valencia y otras comunidades de España, y también en el extranjero, hay igualmente protestas contra esta iniciativa que, sin embargo, numerosos sectores coinciden en que puede ser una oportunidad para corregir disfunciones vigentes en el sistema universitario.
Bolonia es actualidad permanente: la última semana el vicerrector de oferta docente de la USC, Máximo Plo, se reunió con 200 docentes y directivos de varios institutos para abordar este tema; en unas jornadas de cirugía para estudiantes celebradas en la Facultad de Medicina se le dedicó una sesión específica; y se habló del asunto en la entrega del premio Novoa Santos.
El proceso se nota ya este curso, pues hay cinco titulaciones (Bellas Artes en la Universidade de Vigo; Sociología y Terapia Ocupacional en la de A Coruña; y Matemáticas y Ciencias Políticas en la USC), además de 177 másteres, que están adaptados en las tres universidades gallegas. También comenzaron los nuevos bachilleratos y los primeros currículos renovados de ciclos formativos de formación profesional en los institutos, que igualmente tienen relación con este proceso renovador.
El próximo curso se acentuará, para finalizar en el 2010-2011. Entonces las universidades contemplarán tres títulos: grado, de 4 años en todas las carreras (ahora oscilan entre 3 y 5), posgrado (másteres de 1 o 2 años) y doctorado. El modelo permitirá que un estudiante completa sus estudios en varias universidades europeas, donde serán equivalentes, y los títulos serán también válidos en varios países sin necesidad de convalidación, lo que facilitará la integración laboral.
Máximo Plo agrega que ahora en muchas carreras los titulados finalizan con un exceso de formación respecto a lo que necesitan para integrarse en el mercado laboral, y se va a corregir esa situación con unos contenidos más ajustados, que permitan mayor polivalencia y movilidad laboral.
Además, se evaluarán las disciplinas y se exigirá al profesorado que las adapte para que las supere un volumen de alumnado que se fije como objetivo, o si no tendrán que modificar el currículo. Los cambios afectarán a todo el sistema: desde la selectividad, que será más generalista, a la actividad del personal de administración y servicios, que también deberán gestionar de otro modo.
Se dará mayor protagonismo a las empresas en la universidad, uno de los puntos de fricción: mientras Máximo Plo valora que no influirá en que la institución ejerza como masa crítica de la sociedad, las voces opositores alertan del riesgo de mercantilización, elitismo, y «ruína da universidade galega», lema que utilizaron los Comités Abertos de Facultade.
Plo insiste en que la financiación será pública, que no hay riesgo para las becas y que Bolonia garantiza que cualquier persona con capacidad pueda estudiar. Galicia avanza bien, afirma el vicerrector compostelano, aunque con demoras en ingenierías y ciencias de la salud.