Los partidos sacan a escena a sus principales activos en la recta final de la campaña para luchar contra la apatía que notan entre sus votantes
20 sep 2016 . Actualizado a las 15:37 h.El PP logró completar de nuevo el aforo de la plaza de toros de Pontevedra, pero haciendo un esfuerzo de organización enorme, el PSdeG tocó su tope con las más de 2.000 personas que reunió en la fiesta de Sigüeiro (Oroso) y el reclamo de Ada Colau le permitió a En Marea reunir a menos de un millar de personas en A Coruña, cuando en junio congregaba a unas 3.000. El hartazgo y los pinchazos de público hicieron también su aparición en la campaña gallega del 25S -la tercera cita electoral que se celebra en nueve meses-, así que los candidatos echan el resto para movilizar a su electorado sacando a escena lo mejor que tienen, que casi siempre son los refuerzos llegados de fuera.
Este mismo martes se plantó en tierras gallegas Pablo Iglesias, secretario general de Podemos, en la única aparición prevista en la campaña gallega con el objetivo de hacer subir la marea después de que el suflé empezara a desinflarse en junio, al no conseguir el objetivo del sorpasso frente al PSOE. Lo más probable es que la presencia de Iglesias en Vigo marque el récord de público de En Marea en esta campaña, pero el hecho de que apariciera solo una vez por Galicia en un síntoma de que su perfil ya no es tan atractivo como antes.
El PSdeG también sacó toda su mercancía en la recta final de la campaña. Páginas negras del inicio de la campaña, como el mitin de Burela en que solo lograron reunir a 34 personas, sacaron a la luz los problemas que están teniendo los de Fernández Leiceaga para suscitar el interés de los electores. De ahí se que se recurriera a valores simbólicos como el expresidente de Touriño, la persona que condujo a los socialistas al tope de poder institucional logrado en Galicia, y el jueves hará lo mismo con Fernando González Laxe. También Pedro Sánchez regresa mañana a la comunidad, si bien la dirección gallega está empeñada en no contaminar la campaña con el debate a nivel de Estado.
También el PP buscar activar a su propio electorado en la última hora. El mayor músculo que tiene este partido le permite reunir más gente en sus actos que el resto, si bien en Vilagarcía, el pasado domingo, el PSOE fue capaz de triplicar a los populares en público en el acto celebrado en la misma localidad. Mariano Rajoy ya parece decidir a quedarse en Galicia hasta el viernes para realizar esa especie de contracampaña complementaria a la de Feijoo, en el que este último se concreta en los grandes actos y le deja a Rajoy el trato corto con su electorado más fiel.
El enemigo a batir por todos los candidatos es la apataía, el hartazgo. La mitad de la victoria del domingo se juega en el terreno de la movilización, al menos en la movilización de los propios. El desafío es especialmente relevante cuando hay profetas que preconizan que la abstención puede subir de forma notable del 35 %.