Una sanidad que mantiene el tipo pese a los golpes que llegaron de Madrid

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

ELECCIONES 2016

Las esperas en Galicia para pasar por el quirófano

Galicia redujo sus listas de espera y minimizó los efectos del decreto que implantó el nuevo modelo de copago

20 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Doscientas mil intervenciones quirúrgicas al año, cuatro millones y medio de consultas hospitalarias, más de tres millones de pruebas diagnósticas, veinticinco millones de citas en los centros de atención primaria, treinta mil profesionales, 2,7 millones de potenciales usuarios y más de 3.500 millones de euros de presupuesto en el 2016. Unas macrocifras que no evitan que cualquier fallo o mala actuación, por pequeña que sea, tenga consecuencias relevantes. De ahí que la sanidad en Galicia y en el resto de España se haya convertido en un arma arrojadiza, más si cabe desde la crisis, con dos sempiternas acusaciones, las privatizaciones y los recortes.

El Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo ha sido uno de los principales quebraderos de cabeza del Gobierno de la Xunta. El modelo elegido, una sociedad privada que puso en marcha el centro a cambio de un canon anual y de gestionar los servicios no clínicos, ha encontrado mucho rechazo, y de hecho una de las propuestas de casi todos los partidos de la oposición es el rescate de esta infraestructura. Sin este sistema, defiende el PP, simplemente no habría podido dotarse de un nuevo hospital a la ciudad de Vigo, y además muy lejos está el modelo gallego de los de Madrid y Valencia, en donde incluso los servicios sanitarios pasaron a manos privadas.

De los recortes también se ha hablado mucho, brutales para unos y simplemente ajustes para otros. Los trabajadores de la sanidad han sufrido como los de otros sectores la merma de sus condiciones laborales y económicas, sobre todo en lo que se refiere a las contrataciones poco estables. Las últimas ofertas de empleo, sin embargo, están dando mayor estabilidad a la plantilla.

¿Y la asistencia sanitaria? El Sergas ha logrado bajar las listas de espera en las cirugías en los últimos cuatro años y sobre todo en las más graves. De hecho, los pacientes calificados de prioridad 1 pasan por el quirófano en 16 días de media y los de prioridad 2 en menos de sesenta, el objetivo de la Xunta. No obstante, la atención sanitaria en Galicia presenta un desequilibrio, las desigualdades entre los usuarios del área de Vigo y el resto. Un ejemplo muy claro, la demora media en cirugía es de 86,3 días en Vigo y de 87,4 en Povisa; en el resto de Galicia la cifra más alta es la de Santiago, con 61 días.

El PP, además, aún no ha puesto en marcha dos de los proyectos estrella de su mandato, las áreas de gestión clínica, prácticamente abandonadas tras el rechazo de los profesionales; y la ley de garantías sanitarias en lo que se refiere a los tiempos máximos de espera para el paso por el quirófano. Tiene otra sombra en su haber, la gestión de los fármacos de la hepatitis C.

La solución gallega

Pero la comunidad gallega ha sabido mitigar los efectos de medidas tan criticadas como el famoso Real Decreto 16/2012 del Gobierno central, que de hecho cambió el modelo de sanidad que se conocía hasta ese momento. Primero, retiró la sanidad universal, dejando sin asistencia no urgente a los inmigrantes sin papeles. No solo la comunidad gallega habilitó un mecanismo para dar cobertura a este colectivo, sino que recientemente el Ministerio de Sanidad copió la solución gallega.

También trató el Ejecutivo de Feijoo de paliar los efectos que para los pensionistas trajo el copago de los fármacos, lo que supuso un vuelco al modelo de farmacia si se tiene en cuenta que los grandes consumidores de los medicamentos, los jubilados, no pagaban nada antes. Aquí se aprovechó la implantación de la receta electrónica para impedir que los usuarios tuviesen que adelantar el dinero de los medicamentos para luego pedir su devolución. Pero sí sufrieron los mayores, uno de los colectivos más afectados en sanidad, el medicamentazo del Gobierno central, la supresión de 400 fármacos de la financiación pública.

En su programa

Jesús Vázquez (PP)

Atención sanitaria integral. El número 4 por Pontevedra y conselleiro de Sanidade apuesta por fomentar una atención sanitaria global integrando atención primaria, especializada y política social. Desarrollar un plan de salud mental y un plan oncológico infantil, retomar la carrera profesional de los sanitarios y favorecer su movilidad o crear la categoría profesional del investigador son otras de sus propuestas.

 Luis Álvarez (PSOE)

Recuperar el HAC y al personal del año 2009. Recuperar las cifras de personal sanitario del 2009 -con 1.500 trabajadores más que en la actualidad-; retomar el control público del Hospital Álvaro Cunqueiro, con un sobrecoste de 400 millones; implantar los servicios de radioterapia y hemodinámica en Lugo las 24 horas y conseguir que «la ruta del cáncer sea un mal recuerdo» son las principales propuestas de los socialistas. 

Eva Solla (En Marea)

Auditoría de las privatizaciones. En Marea plantea un plan de recursos humanos para reponer las plazas de personal eliminadas en los últimos años. Propone acabar con los contratos basura y aplicar el régimen de incompatibilidades, llevar a cabo una auditoría de las privatizaciones y recuperar el Álvaro Cunqueiro de Vigo. Eva Solla defiende además un plan urgente para las listas de espera y recuperar la universalidad de la sanidad, dejando sin efecto el Real Decreto 16/2012.

Montse Prado (BNG)

Blindar la sanidad con un sistema financiero propio. Conseguir mediante una financiación propia blindar la sanidad es quizás la principal de sus propuestas, que el BNG acompaña de un plan para reducir las listas de espera y acabar con las derivaciones a la privada; recuperar el Álvaro Cunqueiro, eliminar el nuevo copago farmacéutico o acabar con la precariedad en las contrataciones.

Cristina Losada (C's) 

Nuevos fármacos y retener investigadores. Ciudadanos quiere incluir nuevos fármacos en el sistema público en base a su efectividad, contratar a personal investigador para evitar la fuga de cerebros, potenciar la atención a domicilio y reducir la burocracia.