La mayoría silenciosa de Cataluña se pronuncia contra la consulta del 1-0

cristian reino BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

ALBERT GEA | REUTERS

Personajes públicos han comenzado a criticar abiertamente el proceso secesionista

23 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Quizá porque el tiempo apremia de aquí al 1-O y algunos le han visto las orejas al lobo, personajes relevantes de la sociedad catalana que han preferido no significarse durante años han roto estas últimas semanas su silencio para criticar el referendo. «¿Debimos hablar alto y claro antes? Por miedo a que nos llamaran fascistas o españolistas, unionistas o peperos, hemos acabado de comparsas de un espectáculo lamentable y peligroso», escribió la cineasta catalana Isabel Coixet el pasado 11 de julio en El Periódico de Cataluña. Javier Sardá o Jordi Évole, como figuras mediáticas, también se han mostrado estos días críticos con la consulta en artículos periodísticos. «No votaré», afirmó Sardá. «La solución al pleito catalán no es el 1-O», señaló Évole. Además, cien personalidades del mundo de la política, la enseñanza y la empresa firmaron un manifiesto contra la consulta. Y desde el soberanismo, 200 miembros de Catalunya en Comú, entre otros, históricos como Eulàlia Vintró, Joan Boada o José Luis López Bulla han llamado al boicot al 1 de octubre.

El PP habló de «rebelión» de la sociedad catalana contra el proceso, una expresión algo aventurada, pero, ¿está saliendo del armario la llamada mayoría silenciosa, que hasta ahora tenía como únicos referentes a Javier Cercas, Albert Boadella o Loquillo? El independentismo tiene a Guardiola, con el gancho suficiente para salir en las televisiones de medio mundo. En el otro lado, no ha salido nadie con tanto tirón. «La gente ha estado callada durante mucho tiempo», critica Teresa Freixes, catedrática de Derecho Constitucional en la Universidad de Barcelona. Además es portavoz de Concordia Cívica, una entidad surgida para hacer frente al secesionismo. «En privado muchos se posicionaban, pero ha costado que salgan en público», señala. Como Coixet, la razón que esgrime es que había «miedo». Una «especie de espiral del silencio», argumenta. A su juicio, la «manipulación» del independentismo estaba tan bien construida que la gente se la ha creído.

«Es muy cómodo no abrir la boca porque te evitas problemas», señala Sergio Fidalgo, presidente de la asociación de periodistas Pi i Margall, contraria al secesionismo. «Hay una censura encubierta. Los que no quieren cerrarse puertas, no se significan en contra del proceso. Hay mucha gente que no lo hará para no perjudicarse personalmente. Todos queremos aparecer como buenos catalanes», remata. 

Atacar al contrario

«Estamos en una sociedad en la que los disidentes son machacados», afirma Gabriel Colomé, profesor de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Barcelona y exdirector del CEO (el CIS catalán). «No hay más que ver - señala para corroborar su afirmación- cómo reaccionó el independentismo cuando los comunes se desmarcaron del 1-O; les llamaron de todo».

Colomé constata que empieza a haber gente que sale y dice basta. Eso hace dos años no pasaba y tendrá su efecto, asegura, ya que hasta hace bien poco «nadie defendía» a los no independentistas. Aun así, considera que, más allá de que salgan intelectuales y personas con tirón mediático, quienes tienen que salir son los que mandan de verdad. «Pero no lo hacen, y quizá cuando digan basta ya sea muy tarde, porque la pasta es la pasta y porque temen que les hagan un boicot», señala en referencia al mundo de la banca catalana.

Isabel Coixet
Isabel Coixet benito ordoñez

isabel coixet 

Directora de cine

«Por miedo a que nos llamaran fascistas o españolistas, unionistas o peperos, hemos acabado de comparsas de un espectáculo lamentable y peligroso», escribió la realizadora.

Javier Sardá
Javier Sardá

javier sardá 

Periodista

El presentador radiofónico y televisivo se pronunció abiertamente contra el proceso y afirmó que no votará el 1-0, en el caso de que llegue a celebrarse la consulta.

ANGEL MANSO

jordi évole 

Periodista

«La solución al pleito catalán no es el 1-O», señaló el periodista de la Sexta y director del programa «Salvados», que también expresó su opinión sobre el procedimiento secesionista.

El Gobierno activa el proceso para evitar que se desvíen fondos al referendo ilegal

Era una medida calculada con la que el Ejecutivo de Rajoy pretende evitar que la Generalitat tenga medios para llevar a cabo la consulta ilegal. El Boletín Oficial del Estado publicó ayer la propuesta aprobada por la Comisión Delegada para Asuntos Económicos para supervisar las cuentas de la comunidad autónoma de Cataluña, con el fin de suspender las transferencias del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) si advierte que se están usando fondos públicos para sufragar los gastos de organización de la consulta secesionista que la Generalitat quiere llevar acabo el próximo 1 de octubre.

La medida, cuya entrada en vigor es «inmediata», según se recoge en el documento publicado, establece que el interventor general de la Comunidad Autónoma de Cataluña deberá remitir todos los miércoles el certificado final al Ministerio de Hacienda y Función Pública, empezando ya por el próximo, el 26 de julio.

La decisión gubernamental fue anunciada este viernes por el portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo, quien detalló que se trataba de una propuesta del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas para «impedir que la Generalitat pueda tramitar expedientes de gasto destinados a financiar el referendo ilegal del 1 de octubre», algo que ya fue rechazado por el tribunal Constitucional al anular las partidas del presupuesto catalán destinadas a este capítulo.

La respuesta de la comisión delegada, presidida por Mariano Rajoy, se activó después de que Hacienda detectara, a finales de la semana pasada, un desvío de 6.150 euros en la partida 132 del presupuesto catalán, correspondiente a la organización, gestión y seguimiento de procesos electorales.

Reacción de Puigdemont

En una serie de seis mensajes en Twitter, Puigdemont replicó al anuncio del Gobierno con varias preguntas al ministro de Cultura y portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo, en las que le interpelaba para saber si el Ejecutivo central tiene previsto devolver a Cataluña el dinero gastado en el rescate de las autopistas de Madrid, el de la banca y el desembolsado para indemnizar a ACS por el proyecto Castor, entre otros. «Los euros públicos de los catalanes que han servido para sufragar la guerra sucia y han pagado informes falsos, ¿nos los puede devolver, señor ministro?», era otra de las cuestione planteadas por Puigdemont.

Más de la mitad de la sociedad catalana no está por la ruptura

El pasado 27S, el 52 % del electorado votó a formaciones no secesionistas. En las elecciones generales, la diferencia fue aún mayor. Según el centro de estudios de opinión catalán (CEO), el 34 % de los catalanes quieren que Cataluña sea un estado independiente. El resto, apuestan por modalidades no secesionistas: comunidad autónoma (30 %), estado dentro de una España federal (21 %) o región (5 %). «Al independentismo le une una épica», señala Teresa Freixes, de la Universidad de Barcelona. La catedrática mantiene que el soberanismo, «subvencionado y con el apoyo de TV3 y los medios catalanes», está además mucho más organizado y es capaz de presentarse como más homogéneo, a pesar de las diferencias que existen entre un votante de la CUP y uno del PDECat. 

En este punto, llama la atención la diferencia que hay en la capacidad de movilización de la ANC, por un lado, y de Sociedad Civil Catalana, por el otro. «SCC es vista como el espacio de la derecha del PP. Los de izquierdas no se sienten interpelados por sus movilizaciones», afirma Gabriel Colomé. Sergio Fidalgo sostiene que la izquierda catalana tiene unos «complejos» de tipo nacional que tendría que «empezar a desterrar». «Hay complejo de que te etiqueten como un facha», apunta. «El relato lo han construido los independentistas y todo el que no esté por el proceso y por el derecho a decidir es presentado como un antidemócrata y un fascista y si lo dices mil veces, al final el discurso cala», mantiene Freixes. Reconoce el tirón de la ANC y admite que el constitucionalismo tendrá que salir a la calle, pero apunta que el día importante es el de las elecciones. «El discurso del independentismo puede sonar atractivo, pero lleva una carga de destrucción social tremenda, su apoyo va bajando, pero el núcleo se radicaliza para que parezca que son más», concluye.