La sangría demográfica formará parte de las prioridades del Gobierno

Iago García
Iago García LA VOZ | REDACCIÓN

ESPAÑA

XOAN CARLOS GIL

Martínez Maíllo anuncia tras la cumbre de barones del PP la puesta en marcha de una estrategia nacional frente al reto demográfico

12 feb 2018 . Actualizado a las 20:44 h.

Es cuestión de semanas. El Gobierno quiere poner freno al envejecimiento demográfico en todo el país. Y por tanto también al que se da en el noroeste español. No debemos olvidar que Asturias y Galicia son las dos autonomías con la edad media más alta de España, figurando a la vez entre las regiones más envejecidas de Europa. «El reto poblacional, que es a su vez el reto de las pensiones, es un problema de Estado», ha indicado Fernando Martínez Maíllo, coordinador general del Partido Popular. Ha señalado a continuación que se trata de «una de las grandes preocupaciones de este país en boca de varios presidentes autonómicos». El coordinador popular anuncia además una futura convención del partido dedicada en exclusiva a este tema, a la que posteriormente sucederá la presentación de «una estrategia nacional frente al reto demográfico», como la ha definido Maíllo. 

En su comparecencia tras la cumbre de barones, ha hablado de luces y sombras. De cuestiones positivas que se deben potenciar y de otras que penalizan la demografía y deben ser erradicadas. Así, ha presentado como una fortaleza que España sea el segundo país con mayor esperanza de vida del mundo (solo nos supera Japón) pero es algo que no se ve respaldado con nuevos nacimientos: «tenemos uno de los menores índices de natalidad», dijo al respecto.

Este problema, deja entonces de ser demográfico y pasa a ser económico. «España es un país con 9.750.000 pensionistas», continuó Martínez Maíllo, dejando entrever que el futuro del sistema público de pensiones está en entredicho.

Con estas premisas, el plan demográfico que pretenden impulsar los populares desde el Gobierno será negociado «con las comunidades autónomas y los ayuntamientos, que ya tienen competencias y partidas propias». Maíllo acabó finalmente incidiendo en la necesidad de poner cuanto antes la nueva estrategia «en primera línea política (...) para ser debatida y votada en el Congreso y el Senado».