El caso Kitchen golpea al PP en un momento crítico. El inicio del nuevo curso político, en el que los populares tenían previsto desplegar su artillería parlamentaria para evidenciar las contradicciones del Gobierno al negociar los presupuestos de manera paralela con Ciudadanos y con los independentistas, deja ahora al líder del PP en una complicada situación, en la que tendrá que dedicar más tiempo a zafarse del acoso del PSOE y Unidas Podemos que a mostrarse como una alternativa fiable al Ejecutivo. La decisión de Casado de quedarse al margen de cualquier acuerdo con el Gobierno para no dar oxígeno a Sánchez, pero también para dejar en evidencia a Cs por pactar con Unidas Podemos, dejan ahora solo al PP frente a socialistas, morados y naranjas, dispuestos a hostigar al líder popular y sacar rédito político en una comisión de investigación en el Congreso.
Pero la compleja situación de Casado en el nuevo período de sesiones se va a complicar todavía más. En pocas semanas se espera la publicación de la sentencia del Tribunal Supremo sobre la trama Gürtel. Un fallo que pondrá en nuevos aprietos al líder popular si, como es previsible, confirma la existencia de una caja B en el partido. Una hipótesis que pondría a prueba su anunciada determinación de no pasar «ni una» y de que con él «caerá quien tenga que caer».
Si la sentencia del Supremo avala la emitida por la Audiencia Nacional, que fue la que hizo caer a Rajoy, Rosalía Iglesias, la mujer de Luis Bárcenas, condenada a 15 años de prisión, tendría que ingresar en la cárcel. Y eso supondría que el extesorero quemaría sus naves, sacando todo el material comprometedor para el PP y para su anterior dirección que aún no ha salido a flote. Casado se encontraría así con dos ex miembros del partido desesperados -Bárcenas y el ex secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, imputado en el caso Kitchen- tirando de la manta y apuntando directamente a Rajoy, su antecesor.
Pero los problemas para el líder popular no vienen solo de fuera. Su intención de erigir un cortafuegos con Rajoy y la antigua cúpula del PP choca con sectores del partido que consideran precipitada la decisión cuando ni siquiera han sido imputados el exministro de Interior Jorge Fernández y la ex secretaria general María Dolores de Cospedal. Esta última, además, se ocupa de recordar, anónimamente, que si Casado preside el PP es gracias a su apoyo. Y tampoco tiene excesivo respaldo Casado en el viejo aznarismo, que le reprocha haber sucumbido a la presión al destituir a Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz. Un horizonte político, en fin, que va a poner a prueba el liderazgo de Casado en el PP y su capacidad de ser alternativa al Gobierno de coalición.