Las incisiones en el torso de Heidi Paz apuntan a que el rey del cachopo extrajo piel para eliminar la cicatriz de una cesárea
ESPAÑA
Los médicos psiquiatras confirman que César Román Viruete no presenta enfermedad mental ni trastorno de personalidad. El empresario se enfrenta a una petición fiscal de quince años de cárcel por un delito de homicidio y otro de profanación de cadáver
24 may 2021 . Actualizado a las 17:18 h.Los forenses que han comparecido en el juicio a César Román, el rey del cachopo, han ratificado que la prueba de ADN corrobora que la víctima es Heidi Paz, que el ADN del acusado estaba en la maleta donde apareció el cadáver y que el asesino cortó piel posiblemente para ocultar una cicatriz de cesárea que la caracterizaba.
En la undécima sesión del juicio a César Román, para el que la Fiscalía pide 15 años de cárcel por homicidio y profanación de cadáver y la acusación particular 25 años por asesinato, han ratificado sus informes varios forenses, psicólogos, policías, expertos en Toxicología y criminalistas.
Las declaraciones de los peritos han contradicho la versión del procesado, que pone en duda que el cadáver que se halló el 13 de agosto del 2018 en una nave alquilada por él sea de su novia Heidi, sobre la que sostiene que puede estar viva; niega que la maleta en la que apareció el torso sea suya y que haya «ninguna prueba» que le incrimine.
Ese lunes las responsables de los informes de ADN en el caso han confirmado al jurado popular que el tronco investigado es de Heidi Paz porque coincide al 99,99 por ciento con el ADN el de su madre, y que el ADN del acusado estaba en la maleta en la que se encontró el cadáver y en dos botes de sosa cáustica que también se hallaron en la nave.
Las dos profesionales -una policía y una técnico- han reiterado sus conclusiones a preguntas de todas las partes, especialmente de la defensa del procesado, ejercida por Ana Isabel Peña y Carmen Balfagón, que ha insistido en cómo se ha calculado ese resultado y en si se puede afirmar taxativamente que el cadáver es de Heidi Paz.
«En ciencia nunca le van a decir al cien por cien una afirmación como la que usted espera que yo le diga», le ha contestado una de ellas, que ha incidido en que en el ámbito científico las certezas no son absolutas aunque los resultados sean «concluyentes» como en este caso, informa Efe.
Tras relatar todas las muestras que les llegaron al laboratorio desde la nave en la que apareció el cadáver y el piso en el que vivía César Román, han precisado que el análisis de las pruebas indubitadas obtenidas del tronco y de la madre de Heidi Paz se concluye que tienen una compatibilidad del 99,9985 por ciento, teniendo en cuenta una mutación genética que se considera normal. Además la prueba de ADN mitocrondrial también fue «coincidente», a pesar de hallar y tener en cuenta otra mutación genética.
Por su parte los dos forenses que practicaron la autopsia al tronco atribuido a Heidi Paz han explicado que la persona que lo seccionó sabía cómo hacerlo y además quitó un trozo de piel de la zona del vientre para ocultar algo, posiblemente la identificación. César Román mantiene que, según los primeros informes, el tronco hallado en su nave era de una mujer caucásica que no tenía cesáreas, mientras que Heidi era mulata y tenía al menos una cicatriz de ese tipo.
Estos dos forenses han explicado cómo encontraron el tronco parcialmente sumergido en un fluido que era una mezcla de fluidos corporales y de sosa cáustica, sin cabeza ni extremidades habían sido seccionados «limpiamente» tras el fallecimiento, lo que «exige conocimiento».
En cuanto a la raza, estos dos expertos han incidido en que, dado el estado del tronco, no pudieron determinarla y por eso se limitaron a reseñar que era de una persona «de piel blanca-morena». Tampoco pudieron precisar la causa de la muerte ni la fecha de la misma debido al estado tan deteriorado del cadáver.
Esta sesión ha servido para ahondar en la personalidad del rey del cachopo, sobre la que dos médicos forenses adscritos a los juzgados de Violencia de Género han asegurado que no presenta ningún rasgo o síntoma de trastorno psíquico que le impida distinguir el bien del mal. «Vimos que era una persona normal», han zanjado.
Más prolija ha sido la declaración de las psicólogas del gabinete al que la defensa de César Román encargó en su día un perfil del acusado para ver si era un psicópata. De las pruebas practicadas, estas expertas concluyeron, entre otras cosas, que en el acusado no había riesgo de ejercer violencia contra la mujer, a pesar de que tenía una condena por maltrato.
Su informe define a Román como una persona con «rasgos narcisistas, en una medida casi sana que tiene que ver cómo se desenvuelve en la vida, rasgos dependientes y paranoicos, estos últimos mínimamente exacerbados», y le ha definido como un «animal social». La psicóloga ha dicho que Román siente un gran afecto por su hija y quiere estar con ella, momento en el que al acusado se le han saltado las lágrimas.
Otros policías han relatado cómo recogieron huellas y otros vestigios en la nave y en el piso del acusado, con unos protocolos que la defensa de Román ha tratado de poner en duda. El juicio continúa mañana con la declaración de dos forenses del Instituto Anatómico Forense, facultativos del Servicio de Histopatología del citado instituto y un perito criminalista propuesto por la defensa.