El País Vasco reeligió a Urkullu y Cataluña apunta a Aragonès
Además de Galicia, otras dos comunidades renovaron sus Parlamentos en plena pandemia
redacción / la voz
Además de Galicia, otras dos comunidades tuvieron que renovar sus Parlamentos en plena pandemia. La primera fue el País Vasco, que votó el 12 de julio para revalidar la confianza en Íñigo Urkullu y el PNV. La noticia, además de la reelección del lendakari, estuvo en la abstención, cercana al 48 %, algo que se achacó no solo a las circunstancias de la pandemia, sino también a la coincidencia con las vacaciones estivales en plena desescalada.
Las elecciones vascas dejaron también para el análisis la primera lista conjunta de PP y Ciudadanos, que sumó seis diputados, los mismos que ya tenían los populares en solitario, y provocó el enfriamiento del interés en que los dos partidos ahondaran en su integración.
La baja participación también facilitó la irrupción de Vox en el Parlamento vasco, que vio muy mermada la presencia de Podemos y sus aliados, que pasaron de 11 a seis diputados. El PNV pasó de 28 a 31 actas y Bildu de 18 a 21, pero los diez diputados del PSOE (uno más que en el mandato anterior) decidieron que Urkullu siguiera ocupando Ajuria Enea.
El desplome de Ciudadanos
Casi siete meses después, Cataluña acudía también a las urnas, en este caso de forma anticipada, para elegir un nuevo Gobierno tras la inhabilitación de Quim Torra como presidente y la negativa de los independentistas a buscar un candidato alternativo. Por primera vez, el PSOE fue el partido más votado y el que más diputados consiguió (33 actas). Pero la victoria del sorprendente candidato socialista, el exministro Salvador Illa, propuesto a última hora en detrimento de Miquel Iceta, no bastó para frenar a los independentistas. En ese campo, ERC logró al fin quedar por delante de Junts (33 diputados a 32) y su candidato, Pere Aragonès, tendrá el reto de encabezar un Gobierno de corte más nacionalista que nunca por el desplome de Ciudadanos, que pasó de 36 a seis representantes, Vox, con 11 diputados, fue la gran sorpresa en el campo de la derecha.
Los miembros de las mesas, con EPI
Si en la cita del País Vasco la normalidad fue notable, una de las imágenes de los comicios celebrados en Cataluña el pasado 14 de febrero fue el equipamiento de los miembros de las mesas electorales con equipos de protección personal (EPI) para minimizar el riesgo de contagio. A diferencia del País Vasco, Cataluña permitió acudir a votar presencialmente a los enfermos de covid-19, y eso obligó a extremar precauciones.
Un ciclo que empezó suspendiendo unas elecciones y se cerró con nuevo Gobierno
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El 2020 es un año que echó a andar sin libro de instrucciones, al menos en el plano político. El hachazo provocado por la pandemia y el confinamiento obligó a reinventarlo casi todo. Así nacieron las campañas electorales sin mítines, fue posible ver a candidatos en cuarentena pidiendo el voto por streaming o al presidente de la Xunta sorteando lagunas jurídicas para suspender por primera vez en la historia unas elecciones ya convocadas, lo que obligó a prorrogar de manera atípica la disolución del Parlamento gallego.
Fue en el año 2009 cuando Galicia y el País Vasco sincronizaron sus relojes para acudir juntos a las urnas y renovar sus cámaras autonómicas. Volvieron a hacerlo en el 2012 y el 2016, así que el 2020 no fue una excepción. El lendakari Íñigo Urkullu fue el primero en mover ficha al adelantar al 5 de abril unos comicios que tocaban en septiembre. Y Feijoo siguió el mismo camino disolviendo el Parlamento a principios de febrero. Italia ya había declarado el estado de emergencia por el coronavirus, y España decretaría el estado de alarma al mes siguiente.
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