Qué hacer si ya te has quemado

B. Hermida

EXTRAVOZ OK

A pesar de la información sobre los riesgos de exponerse al sol sin protección, en playas y piscinas todavía vemos a diario gente con la piel abrasada y enrojecida. Aunque el daño ya está hecho, actuar correctamente puede acortar el sufrimiento.

18 jun 2017 . Actualizado a las 04:00 h.

Te has quedado dormido al sol o el verano te ha pillado desprevenido y has terminado con la piel abrasada y del color de un cangrejo. Si además tu piel es sensible o tienes un fototipo bajo seguramente la zona afectada se llenará de ampollas, por lo que conviene actuar rápido y correctamente.

 Lo primero que hay que hacer, según todos los manuales médicos, es bajar la temperatura de la piel, algo que podremos lograr aplicando frío o directamente con un baño o ducha, en la medida que se soporte. Nunca hay que frotar (el cuerpo es sabio y ya no te lo pide), y se deben evitar además los baños de agua salada y la utilización de geles o jabones. Además, si salen ampollas es mejor dejarlas intactas y protegerlas con una gasa si se rompen o se abren.

Cuando la piel se ha refrescado hay que hidratarla muy bien, y para ello se recomiendan productos con vitamina E, lavanda, centella asiática, aloe vera o ácido hialurónico, y para casos más graves alguna pomada que contenga corticoides. Es importante mantener la hidratación de forma continua hasta que esté completamente cicatrizada y no arrancar la piel cuando comencemos a pelar. Y también beber muchos líquidos para compensar la pérdida de hidratación. Por supuesto, se debe evitar el sol durante al menos dos días, porque el eritema aparece entre las tres y cinco horas después de la exposición pero alcanza su pico máximo a las 12-24 horas y empieza a disminuir muy lentamente a partir de las 72 horas.

En cuanto a los medicamentos, hay estudios que recomiendan tomar antiinflamatorios como ibuprofeno o aspirnia por su efecto inhibidor de las postaglandinas, y en casos graves cuando exista peligro de infección en las ampollas también conviene que el médico recte un antibiótico.

Por otra parte, la exposición solar en las horas centrales del día puede causar también un golpe de calor, que se puede acompañar de quemaduras en la piel. En este caso la situación puede ser grave, y precisa atención médica urgente. Por eso, si la quemadura se acompaña de fiebre, dolor intenso de cabeza, confusión, escalofríos y dolor severo debemos consultar a un experto.

Los expertos recuerdan que las quemaduras solares de segundo grado, especialmente en la infancia, multiplican por dos las posibilidades de desarrollar un melanoma, tumor de la piel que tiene una incidencia de entre 8 y 9 casos anuales por 100.000 habitantes y que, aunque en un 85 % de los casos se cura, en el 15 % restante tiene un mal pronóstico.

Cuándo es grave

Si la quemadura solar afecta a un porcentaje de más del 20 por ciento de la superficie de la piel y además salen ampollas se considera un caso grave y requiere la atención de un médico. También hay que estar atentos a otros síntomas como dolores de cabeza, náuseas mareos o sequedad bucal.