Cedeira, en «shock» por el cierre repentino de la panadería Durán: «No hay otro pan igual»
CEDEIRA
Un problema de salud explica la decisión tomada el martes, con enorme impacto en restaurantes, tiendas y vecinos, en pleno verano, y que todos esperan que sea temporal
01 ago 2024 . Actualizado a las 12:30 h.El sorpresivo cierre de la panadería Durán ha suscitado un sentimiento unánime de incredulidad y tristeza en Cedeira. «Estamos todos medio conmocionados», comentaba un hostelero ayer por la mañana. El último reparto se hizo el martes, 30 de julio, justo el día en que se cumplían cinco años del entierro de José Durán Pardo, que fundó la tahona en la zona de A Maravilla hace unos 60 años. «Ya es casualidad, ha sido inesperado para todos», reconocía Eva M.ª Leonardo López. Su marido, Manuel, de 58 años, hijo de José y Margarita Taracido, heredó el oficio de su padre. La madrugada del lunes al martes tocó fondo por el agotamiento debido a la sobrecarga de trabajo: «Lleva desde que nació, sin vacaciones y sin nada...».
«Tenemos dos empleados de baja, uno desde hace 18 meses y otro desde finales de mayo, eran los que le ayudaban a hacer el pan, y ahora caía todo el peso de amasar en él [...]. Llevaba mes y medio durmiendo una hora al día. Era inhumano y tuvimos que tomar la decisión de parar», explicaba, apabullada por las muestras de cariño y apoyo recibidas. A primera hora de este miércoles, el primer día en seis décadas sin el pan de Durán en las casas y restaurantes de Cedeira, veía «inviable» la vuelta, al menos «por ahora». Algo más tarde matizaba que el cierre tal vez no sea definitivo: «Lo estamos valorando». De momento, Manuel está descansando y tratando de reponerse del esfuerzo. «Empezaba a las tres de la mañana y los sábados, a las dos, porque al no abrir los domingos tenía que hacer casi el doble de pan», apuntaba su mujer, que se incorporó el equipo de Durán hace ya 32 años.
Durán Pardo había empezado en el horno de Vilas, un ultramarinos de Santalla, que alquiló. Allí aprendió el oficio, no tardó en casarse con Margarita y juntos repartían el pan. «Tiñamos un carretón, cun cabalo, e viñamos con el ata a vila», recordaba hace unos años. No tardaron en mudarse a Cedeira, y en lugar del carretón iban en dos bicicletas con cestos delante y detrás. Hasta que sacaron el carné de conducir y compraron un Renault 4L. Noemí Lourido, que regenta junto a su hermano, Eulogio, el ultramarinos de Carmen de Germán, en la calle Real, recuerda aquel carretón: «Seu pai era moi traballador, e Manolo igual. Teño esperanza de que sexa unha baixa temporal e que volvan. Estes son días de moito estrés, en pleno verán, con Cedeira a rebentar». Fue la primera tienda a la que le distribuyó pan Durán. «Seguímosllelo vendendo, deunos sorte», apuntaba en una entrevista en 2015.
En el mesón Kilowatio no conocían otro pan. «Desde que abrimos, hace 34 años, les comprábamos a ellos, eran de casa, íbamos a la panadería si nos quedábamos sin pan y nos servían a cualquier hora del día, o nos lo traían... Ojalá vuelvan, que no dejen perder ese pan, no hay otro igual», repetía Guillermo Bellón. En el popular local, ayer, recurrieron a La Nueva, de Neda: «Vamos a probar, pero se van a ver desbordados con los pedidos... justo en agosto, cuando más demanda hay». Evangelina Barros, propietaria de la tahona nedense, admitía las dificultades para atender los encargos, «tan de repente». En el restaurante Badulaque contactaron con una panadería de Valdoviño: «Las que quedan en Cedeira son mucho más pequeñas y no dan abarcado. El pan de Durán era muy bueno, y el servicio, espectacular, hemos perdido un pilar».
«El pan de Durán no lo hacen en ningún lado», coincidía otra hostelera, aún impresionada con la noticia. «Ha sido un shock para todos». Tanto que alguien preguntó a través de la red social Instagram si era verdad que cerraba Durán, o si es que habían cambiado el día de los Santos Inocentes. «Era un pilar muy fuerte a nivel de tienda, restaurantes y particulares [con el reparto casa por casa por las parroquias]», incidía María Pérez, encargada del supermercado Gadis en Cedeira. «Intentamos salir del paso con el otro distribuidor y con el pan que fabricamos nosotros, mientras negociamos con otro proveedor local [...]. No sueles encontrar un producto de tanta calidad —subrayaba—, hecho con tanto esmero, con masa madre, artesanalmente». Durán comenzó con un horno y ahora hay tres, de momento apagados, y diez trabajadores. Este agosto nada tendrá el mismo sabor en Cedeira.