La hostelería de Ferrolterra busca personal a la desesperada: «No llega ni un currículo, ni con experiencia ni sin ella»
MUGARDOS

Varios negocios necesitan refuerzos para las semanas centrales del verano y otros ofrecen contratos para todo el año, pero pocos encuentran
30 may 2025 . Actualizado a las 19:00 h.Las ofertas de empleo en el sector de la hostelería salpican las redes sociales y las cristaleras de muchos negocios de la comarca. Los empresarios buscan mano de obra a la desesperada, en pleno verano. «Del 15 de julio al 15 de agosto es lo más fuerte de la temporada, y a estas alturas aún necesitaríamos a una persona más. Pero es bastante complicado encontrar gente este año, estamos buscando alguien para sala, pero está difícil», comenta, con resignación, Germán Bastida. Este mugardés y su mujer regentan la tapería Plaza, detrás del mercado de Mugardos. «Aunque trabajes bien todo el año, en esta época necesitas refuerzos, porque es el momento más fuerte, y si no los consigues te obliga a hacer turnos para las comidas para poder ir resolviendo», explica.
Además de la atención en el local, la tapería Plaza ofrece un servicio de cátering, que en verano se centra en «celebraciones familiares». Más al norte, en San Claudio (Ortigueira), a David Doce le gustaría contratar a dos camareros más para su establecimiento, Casa Rodrigo. Aun así, no se queja. «Lo que hacemos es gestionar con la gente, cogemos grupos grandes, preferentemente, y a mediodía, por semana, nos dedicamos al menú del día y no hacemos pizzas. Por la noche ya sí, y los fines de semana también, todo, carta y pizzas», indica. Otro de sus puntos fuertes, desde la pandemia, es la comida para llevar: «Se sigue trabajando muchísimo. Tengo un grupo de WhatsApp con 80 personas, cada mañana les lanzo el menú, me van pidiendo y después pasan a recogerlo. Hay gente que venía todos los días a comer en verano y que ahora pide para recoger».
En el norte del norte, en el Porto de Bares (Mañón), A Muller Mariña necesita una persona para reemplazar a una camarera que solo se queda en julio. «Ya sabíamos que no iba a poder continuar, pero como no das encontrado la cogimos y ahora nos hace falta alguien para sustituirla», comenta María José Armada, una de las responsables del negocio. En pequeñas poblaciones costeras como esta, los problemas para la hostelería en esta época se agudizan: «Aquí no hay y no puedes traer gente de fuera porque no tienes donde alojarla».
El carácter estacional de esta actividad en las poblaciones más vinculadas al turismo explica en parte esta situación. Pero hay hosteleros que demandan personal fijo y tampoco logran completar sus plantillas. Es el caso del restaurante A Trasanquesa, que se mudó de A Feira do Trece, en Narón, a la carretera de Sequeiro, en Valdoviño, en primavera. «Buscamos una persona a jornada completa para todo el año, con contrato indefinido, nos vale con experiencia o sin ella, y no nos ha llegado ni un solo currículo», asegura Tania Rivera, gerente del local.
«Algunos quedan en venir y ni aparecen», dice. ¿A qué se debe? «Se quejan del salario, nosotros les ofrecemos lo que marca el convenio y creo que la hostelería no está mal pagada. Son 40 horas a la semana y dos días libres, para trabajar de tarde (de mañana es inviable para alguien que no esté rodado porque hay que servir bastantes menús), desde las cuatro hasta las diez y media o las once, ni siquiera se llega a las ocho horas», detalla. En la anterior ubicación resolvían «con la gente de la familia», a mayores de los extras del fin de semana, con los que siguen contando: «Uno continúa después de doce años y el otro llevaba nueve cuando falleció [el año pasado, en un accidente de tráfico]».
Si no aparecen refuerzos, optará por «cerrar unas cuantas mesas». «Prefiero trabajar menos, pero con buen servicio», resume Rivera. «Nunca habíamos tenido que buscar personal y nunca pensé que fuese tan difícil —incide—, para encontrar para Ortigueira fue horrible». A Trasanquesa lleva años ocupándose de los fogones del Festival do Mundo Celta, en la cocina del colegio, para músicos, personal de emergencias y otros colaboradores.
En Leira Antiga, en Cedeira, la solución pasa por «mantener a la gente en invierno, aunque no te haga tanta falta, para evitar problemas en verano», apunta Dolores López, que regenta el establecimiento con su marido, Fernando Cheda. Por suerte, dice, han conseguido una camarera para julio y agosto, que alivia la faena, intensa ya desde Semana Santa, sobre todo los fines de semana.
«Los clientes tienen que entender el esfuerzo que hacemos al ser pocos trabajando»
En la cantina Río Covés, en Pontedeume, tampoco han sido capaces de completar la plantilla. «Hemos tenido que coger a dos personas e inscribirlas en un curso de formación, pero necesitaríamos más», reconoce la propietaria, Inmaculada Sánchez Leira. Insiste en que «faltan profesionales» y apela a los comensales para sobrellevar mejor la temporada estival: «Los clientes tienen que entender el esfuerzo que estamos haciendo al ser pocos trabajando. Tratamos de hacer las cosas lo mejor que podemos en la cocina y a la hora de servir, pero hay quien no se da cuenta de que prestamos servicio, pero no hacemos servidumbre».
Esta hostelera advierte «un cambio en el comportamiento» a raíz de la pandemia, «que ha dejado a todo el mundo algo quemado», y pide «respeto» para sus empleadas. «Los empresarios tenemos que ajustarnos a los horarios y la clientela también tiene que ayudar», remarca.