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Las causas de varios siniestros de este tipo en Galicia aún no han sido aclaradas y el de Angrois sigue suscitando interrogantes
11 sep 2016 . Actualizado a las 14:08 h.O Porriño: un nuevo accidente ferroviario en una zona caliente, próxima a una estación, donde los trenes deben a menudo reducir la velocidad para adaptarse a las circunstancias del entorno y de la circulación: cambios de agujas, trazados más antiguos, cruces de trenes o convoyes estacionados, señalizaciones previas... Como en Angrois, el descarrilamiento ocurrido el viernes se produce en una zona de especial atención, después de la rutina de la conducción, donde pueden intervenir tanto los fallos humanos como los de la señalización, el cambio de agujas, la infraestructura y la calidad del material rodante. O incluso el sabotaje, que suele producirse cerca de ámbitos urbanos.
En estos contextos complejos, en una red ferroviaria en la que conviven trazados del siglo XIX con las nuevas vías de alta velocidad, el descarrilamiento sigue siendo es el accidente ferroviario por antonomasia. Y pese a las investigaciones oficiales y sus recomendaciones finales siguen produciéndose, al ser a menudo un suceso en el que intervienen tanto el factor humano como el técnico, en solitario o en combinación. En el mundo, tres de cada cuatro accidentes ferroviarios son descarrilamientos o vuelcos.
El penúltimo siniestro relevante de este tipo ocurrido en Galicia, que fue investigado por la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF), fue el de un tren de mercancías en Soutomaior, que no causó víctimas. El dictamen final de los investigadores no sirvió para aclarar las causas reales de este suceso, ocurrido en marzo del 2014. «Se desconoce la causa del descarrilamiento. La hipótesis más probable es la suma de factores», concluía el informe.
La Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria deberá comprobar si se cumplen las recomendaciones tras este suceso. Una de ellas consistía en modificar los planes de mantenimiento de los trenes introduciendo cada 18 meses una comprobación de los valores de la rodadura.
El accidente del Alvia en Santiago, el descarrilamiento que provocó 80 víctimas mortales y 144 heridos, también desveló importantes deficiencias en el mantenimiento de ruedas, especialmente en lo que respecta al torneado. Se comprobó incluso que faltaban frenos. Estos factores no influyeron en el accidente de forma determinante, pero arrojan luz sobre los síntomas no detectados que pueden dar lugar a los descarrilamientos. Lo que los técnicos denominan «precursores» de la siniestralidad. Defectos similares en el material rodante por un mantenimiento defectuoso causaron otros descarrilamientos.
Problemas en la vía
La infraestructura también puede estar detrás de los vuelcos, especialmente en los cambios de agujas y por el estado de las sujeciones de los desvíos, algo que parece descartarse a priori en el caso de O Porriño. A raíz de un accidente con estas características, la CIAF recomendó al ADIF realizar un plan de inspección de los desvíos «que soporten un número elevado de circulaciones».
En otros casos, el problema está en una deficiente alineación y nivelación de vía, con presencia de baches no detectados en las auscultaciones que periódicamente realiza el administrador ferroviario. En otras ocasiones son los propios taludes o trincheras los que desencadenan el descarrilamiento, al derrumbarse debido a lluvias copiosas o un deficiente mantenimiento del entorno de la vía, como sucedió en un caso en Galicia en el 2010. Los investigadores recomiendan que, una vez detectadas deformaciones en la vía o niveles fuera de tolerancia, se solucionen de forma inmediata
El factor humano que interviene en estos siniestros a través del exceso de velocidad suele producirse en situaciones donde hay que reducir de forma brusca la marcha, bien porque hay un desvío o el radio de una curva aconseja adaptar la velocidad a las características del trazado. En estos casos puede producirse un lapsus que obvie la señalización o un elemento externo que desvíe la atención, como la llamada del interventor que recibió el maquinista del Alvia.
Errores como estos motivaron que las autoridades de seguridad ferroviaria reclamaran a las operadoras -en este caso Renfe- que establecieran un nuevo procedimiento para controlar el cumplimiento de las velocidades máximas por parte del personal de conducción, algo que suele realizarse periódicamente.
Los fallos humanos no solo se producen en la conducción, sino que también pueden surgir del personal de circulación. No es la primera vez que se accionan agujas por error y esto provoca la salida de vía de un tren. Esta mala praxis profesional suele prevenirse con cursos de reciclaje del personal.
Últimos descarrilamientos en Galicia
9-2-2015. Boqueixón. Descarrilamiento de un tren mercante muy cerca de la estación de A Susana, en el concello de Boqueixón.
15-4-2014. Soutomaior. Un tren de mercancías descarriló sin que se pudiesen determinar las causas concretas del siniestro.
24-7-2013. Angrois. El descarrilamiento de un Alvia provocó la muerte de 80 personas y 144 heridos. Aún está siendo investigado.
5-1-2010. Lalín. Un derrumbe en la vía convencional entre Ourense y Santiago provocó el choque y posterior vuelco de un mercante.
Salidas de vía en los cambiadores de ancho
Entre la fenomenología de los descarrilamientos figuran los que se producen cuando los trenes de eje variable pasan por los cambiadores de ancho, bien para pasar a una vía de medida internacional, bien para circular por una convencional de ancho ibérico. Es una operación que se realiza diariamente en Zamora en los trenes gallegos con origen o destino en Madrid. Estos incidentes se producen a muy baja velocidad, por lo que no suele haber víctimas.
Investigan si el tren chocó con el arco del puente antes de la torreta
La incidencia de los impactos que el tren sufrió en su trayectoria después de descarrilar en la entrada de la estación de O Porriño, forman parte de las investigaciones para determinar tanto los posibles motivos del accidente, como la dimensión del siniestro y el balance de fallecidos y heridos que provocó. El pilar derecho del paso elevado que une O Porriño y Mos en la nacional 120 recibió al menos tres impactos, el más fuerte a priori causado al estrellarse contra la infraestructura la parte superior de la cabeza tractora del tren.
También está por determinar el daño que en las ruedas de la locomotora pudo haber generado una acera de hormigón de acceso a las vías, y que pudo haber levantado el primer eje hacia el interior de la cabina del maquinista, que resultó destrozada. La trazada del descarrilamiento es igualmente un punto clave.