Salió al mercado por 1,8 millones para bajar después a 1,5. Una oferta por algo menos estuvo a punto de cuajar
06 mar 2019 . Actualizado a las 23:33 h.Mientras en Padrón, el vendedor del coche de Fraga confía en que tendrá un «comprador seguro», a cien kilómetros de allí, en la localidad costera de Perbes (municipio de Miño) ya empiezan a pensar en la casa de veraneo de don Manuel como una herencia vitalicia. Lleva casi seis años en el mercado inmobiliario, y esta casa, respetuoso templo para unos, denostado símbolo para otros, no consigue cambiar de manos. Puesta a la venta con distintos niveles de entusiasmo por parte de los herederos, figuró durante meses con un precio optimista de 1,8 millones desde una inmobiliaria de lujo de A Coruña.
Aparentes razones había para salir al mercado con esa cantidad: el inmueble roza los mil metros cuadrados, más cuatro mil de finca en primera línea de playa, y cuando aquí se dice primera línea significa que en la caminata al mar hay un momento en que el pie delantero ya está pisando la arena cuando el pie trasero aún está en casa. Acceso directo a una de las pocas playas declaradas libres de humo.
Además de las zonas comunes y la cocina, el número de dormitorios casi se corresponde con el de baños: 7-6. La casa rezuma historia política. Desde que la adquirió a principios de los 60 (la fue ampliando posteriormente), por aquí pasaron innumerables personalidades y cargos afines a Manuel Fraga.
Tanto que el Exército Guerrilheiro lo tomó como una metáfora de todo aquello que quería combatir en la sociedad, y así forjó en mayo de 1988 su atentado que obligó a recomponer los gruesos muros de la finca y a instalar un circuito de cámaras para evitar nuevos ataques.
Durante varios años, la Guardia Civil custodió la casa, con o sin inquilinos en su interior, antes incluso del atentado (de hecho, la deflagración destrozó el techo de uno de sus vehículos). Posteriormente se habilitó dentro un pequeño edificio para los cuerpos de seguridad.
Adquirida en los años 60, por la casa pasaron innumerables personalidades
Pero la historia, los metros y las vistas al mar se dan de bruces con una necesaria reforma que encarece la puesta a punto del chalé de Fraga. El interior está salpicado de desniveles y escalones, lo que complica la estancia, por ejemplo, a personas con movilidad reducida.
En el 2015, los casi dos millones de euros pasaron a 1,5. Pero la casa, si bien recibió visitas, no llegó a entrar de nuevo en notaría. En la localidad de Perbes los vecinos aseguran que hace dos años la casa estuvo a punto de venderse «a unos de fuera de Galicia» por 1,4 millones. Pero al final, no hubo acuerdo.
Y durante todo este tiempo sin conseguir vender, a la casa de Manuel Fraga le ha salido competencia. Enfrente del portalón, al otro lado de la carretera que une Miño y Pontedeume (la casa está en el límite de ambos municipios) se levantan varios dúplex acristalados muy modernos y más asequibles que la última petición pública por la casa de Fraga, cuya oferta ha desaparecido y prefiere moverse en el boca a boca.
Al poco de ponerse a la venta, el entonces alcalde de Miño, Jesús Veiga, dijo que para él y para los vecinos ese chalé de Perbes «siempre será la casa de Fraga». Entonces sus palabras no sonaron a vaticinio. Pero siete años después de la muerte del político, la titularidad del chalé mantiene su apellido.