La compleja resolución del traspaso de la AP-9 a Galicia en esta legislatura
GALICIA
El BNG lleva a la mesa de negociación una cesión en la que Fomento no cree, junto a otros asuntos de la «axenda galega» con la que hará valer su voto en la investidura
22 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.
El 11 de diciembre habrá pasado un año de aquella jornada histórica en el Congreso de los Diputados en la que se aprobó casi por unanimidad -Ciudadanos se abstuvo- la tramitación del proyecto de ley del traspaso de la gestión de la AP-9 a la Xunta. Hay incluso una foto de aquel momento en la que diputados gallegos del Congreso y de O Hórreo de todos los grupos posan juntos dando fe de la singular unanimidad con la que Galicia asume este objetivo. Fue en la legislatura número 12, después de la moción de censura que sacó a Mariano Rajoy de la Moncloa, cuando el Gobierno del PSOE aceptó desbloquear y al menos discutir en sede parlamentaria la iniciativa legislativa del Parlamento gallego, cuyo origen hay que buscarlo en el BNG y en su capacidad de arrastre del resto de los grupos a rebufo de su propuesta. Ahora este partido sí estará presente en el Congreso con el escaño por A Coruña de Néstor Rego. En la anterior ocasión, Ana Pontón y Luís Bará vieron cómo otros discutían su iniciativa desde el palco de invitados.
El diputado nacionalista ya ha puesto sobre la mesa de negociación de la investidura la «axenda galega», uno de cuyos puntos es precisamente el traspaso de la autopista del Atlántico, un asunto del que los nacionalistas han hecho bandera política, al igual que el Gobierno de la Xunta, aunque en este caso con una intensidad desigual a lo largo del tiempo, especialmente cuando recibieron el no con contrapartidas del último ministro de Fomento del PP, Íñigo de la Serna. Liberó a la Xunta del pago de su parte en los peajes suprimidos, creó una comisión bilateral para canalizar las demandas autonómicas sin cederle la gestión directa y se comprometió a estudiar la supresión del peaje de Redondela. Feijoo moderó su reivindicación ante estas cesiones, pero sin renunciar a su programa de máximos sobre la autopista.
«O asunto da AP-9 é fundamental para o país, tanto na súa xestión como nas peaxes abusivas», explica Néstor Rego. No obstante, se muestra prudente para no condicionar las negociaciones antes de que empiecen -solo tuvo una primera toma de contacto con la socialista Adriana Lastra- y no centrarlas en un único asunto. «Resolver o problema da autopista é un tema capital para o BNG, pero hai outros máis que tamén estarán sobre a mesa», argumenta. Desde el pazo de Meirás hasta los problemas industriales de Galicia, la resolución de la negociación del voto del BNG para la investidura dependerá de una globalidad de factores y parece que no estará amarrada a una sola demanda de compleja resolución y largo recorrido como es la de la AP-9.
Cataluña también sobrevuela este asunto. Si se cede en Galicia habrá que hacerlo allí
Los parlamentarios que siguen este asunto desde el principio como Celso Delgado (PP) son conscientes de esa complejidad, y de las resistencias que hay en la estructura de Fomento -independientemente de quién sea el ministro- sobre la cesión de itinerarios que consideran de competencia estatal, «según su interpretación de la Ley de Carreteras», aclara. Esto es, asumen que la AP-9 es un itinerario internacional que además une centros de transporte -puertos y aeropuertos- de interés general.
Es justo recordar que el PSOE estuvo de acuerdo con tramitar el proyecto de ley del Parlamento gallego, pero eso no quiere decir que el Gobierno y la cúpula de Fomento estuvieran de acuerdo con el espíritu de esta demanda. De hecho, antes de que llegara el período de enmiendas, desde el Ejecutivo de Pedro Sánchez invocaron la responsabilidad de Estado del PP para actuar con moderación respecto a la principal autopista de peaje gallega. Temen que una cesión como esta genere una cascada de peticiones en el mismo sentido. En este asunto, como en casi todos, también planea el problema catalán. Y no desean verse en la tesitura de tener que ceder a la Generalitat itinerarios estatales.
La propuesta del Parlamento gallego caducó con la legislatura de la moción de censura. Hay otra similar en la cola de peticiones que podría retomarse. También cabe la posibilidad algo remota de que el eventual Gobierno de Sánchez asuma como propia esta propuesta a un año de las autonómicas, para impulsar la candidatura de Gonzalo Caballero. En política no hay nada imposible, como se demostró con el abrazo a Pablo Iglesias.