Los generadores eléctricos, siempre a la intemperie

M. P. V. REDACCIÓN

GALICIA

VÍTOR MEJUTO

Los expertos recomiendan instalarlos en el exterior para evitar la concentración de gases y el sobrecalentamiento. Un grupo electrógeno causó la muerte de tres personas en Curtis por inhalación de monóxido de carbono

15 jun 2020 . Actualizado a las 16:06 h.

Útiles pero no carentes de riesgos. Los generadores eléctricos permiten tener corriente cuando ha caído el suministro, gracias a un motor de combustión interna alimentado por gasolina o gasoil. Como en los coches, esa quema de combustible produce gases que salen por un escape.

Por eso, los expertos recomiendan instalar siempre estos grupos electrógenos autónomos en el exterior. «Ni un centímetro cúbico de ese humo debería quedar en el interior, por amplia que sea la estancia donde se quiera colocar el equipo», explica Manuel Hernández, director técnico de Generadores Eléctricos Bravo, que remarca que todos están preparados para funcionar a la intemperie (bien sea un galpón, una leira, una terraza o un balcón) y que introducir el cableado a la vivienda no es mayor problema.

En caso de no tener un espacio abierto, sería imprescindible colocar una prolongación del tubo de escape hacia el exterior: «pero es más complicado, por eso un sótano nunca debería ser el lugar para instalarlos», añade. Y es que a la emisión de gases se suma el calor que generan estas máquinas. «Un generador de 5.000 vatios es como tener una estufa de 5.000 vatios. Si lo encerramos en un cuarto pequeño y aislado para evitar el ruido, esa habitación va a acabar convertida en una sauna», advierte. Por ello, la instalación también debe garantizar la correcta ventilación del generador, para mantener el equilibrio térmico y que no se recaliente. Escoger lugares con corriente de aire y mantener al menos un metro entre la maquinaria y las paredes u otros objetos son algunas de las recomendaciones.

«Un sótano nunca debería ser lugar para instalar un generador eléctrico»

Manuel Hernández señala que el uso de grupos electrógenos va en aumento, bien para hacer frente a cortes de luz, bien para suplementar suministros como el de las placas solares, y lamenta lo que considera una «laguna» en la reglamentación: «Para los generadores de más de 10 kilovatios es facultativo contar con un proyecto de instalación, pero por debajo de esa potencia ya no se exige, al entender que son equipos portátiles. Aún así, conviene que el usuario se asesore y evite prácticas peligrosas. Todas las máquinas tienen una cara B que hay que conocer y respetar para no exponerse a peligros».

Detectores

Los generadores no son los únicos equipos con riesgo de provocar una intoxicación por monóxido de carbono (CO). En los últimos meses en Galicia se han producido sustos por calentadores, cocinas de leña, estufas o chimeneas. Una mala combustión puede derivar en una situación de peligro, ya que el CO es un gas invisible y que no huele. «Nos enteramos cuando ya estamos intoxicados», explica René Zamora, médico de urgencias del Hospital Quironsalud A Coruña. Los síntomas: mareos, ganas de vomitar, abotargamiento progresivo, confusión y una fatiga creciente hasta llegar a la inconsciencia y la muerte, si no se saca a la víctima a un lugar ventilado y se busca ayuda médica, ya que la saturación provocada por el monóxido no permite que la sangre transporte el oxígeno adecuadamente, derivando en una asfixia y un fallo multiorgánico.

Si la fracción de carboxihemoglobina (una proteína que resulta de la unión de la hemoglobina con el monóxido de carbono) supera el 50 % del total, la situación es grave, «próxima a un desenlace fatal», abunda el doctor, por lo que se da al paciente soporte respiratorio y se le pone oxígeno, habitualmente en concentración del 100 %. 

Zamora apunta que todos los años se atienden casos de distinta gravedad por intoxicación con monóxido de carbono. De hecho, según la Consellería de Sanidad, cada año se producen tres fallecimientos en Galicia por este motivo. Solo en el último mes, en España, perdieron la vida en esas circunstancias una mujer de 93 años, en León, y dos jóvenes de 18 y 21, en Badajoz.

La limpieza y buen mantenimiento de los aparatos, fijarse en que la llama sea de color azul (lo contrario indica una mala combustión) y ventilar con frecuencia la estancia donde estén los equipos son prevenciones básicas.

También existen detectores de monóxido autónomos que se pueden colocar en la habitación para que adviertan si se produce una concentración de gas a niveles peligrosos. Su precio, a partir de los 70 euros, según informan desde Apagal. En Estados Unidos son una herramienta habitual, pero en Galicia todavía son poco numerosos, en lo que a domicilios particulares se refiere.