Se desvanecen las posibilidades de que la madre de Desirée se libre de una pena de cárcel

André Siso Zapata
ANDRÉ S. ZAPATA LUGO / LA VOZ

GALICIA

Ana Sandamil, acusada del asesinato de su hija Desirée Leal, a su llegada al juicio por el crimen
Ana Sandamil, acusada del asesinato de su hija Desirée Leal, a su llegada al juicio por el crimen Óscar Cela

La defensa de Ana Sandamil esperaba conseguir un internamiento psiquiátrico en el mejor de los casos, pero el testimonio de las psiquiatras no acreditó una enajenación mental suficientemente severa para obtener esta condena

11 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La madre de Desirée Leal, acusada de haber acabado con la hija en la madrugada del 3 de mayo del 2019, tiene casi imposible evitar una condena de cárcel. Su defensa esperaba, en el mejor de los casos, que los testimonios de las psiquiatras que la trataron en el HULA las semanas posteriores al crimen certificasen que su trastorno psicótico era lo suficientemente grave como para que su condena fuese de internamiento en un centro psiquiátrico, pero no fue así.

Este jueves, las declaraciones de varias sanitarias eran las más esperadas del día, tanto por las acusaciones como por la fiscal y la defensa de Ana Sandamil. Concretamente, la de la psiquiatra que le hizo un seguimiento exhaustivo desde el 6 de mayo hasta el 29 del mismo mes, tiempo en el cual estuvo ingresada en el hospital antes de pasar a prisión provisional por el presunto asesinato de su hija.

Diferencia entre «parcial» y «total»

La facultativa, que ante la jueza de Vilalba, durante el proceso de instrucción, había apoyado la versión de que Sandamil no percibía la realidad de forma «total», no quiso pasar de la palabra «parcial» durante su turno de palabra de ayer. Esta diferencia, entre una alteración psíquica parcial y una total, significará el desvanecimiento de las posibilidades de la acusada de recibir un eximente total con respecto a su implicación en el crimen.

Esto quiere decir que el tribunal de la Audiencia, que decidirá la pena que se le imponga a la acusada en caso de que el jurado popular la considere culpable, ya no tiene motivos para considerar que la acusada «no sabía lo que estaba haciendo mientras asfixiaba a su hija». A pesar de que esta psiquiatra llegó a decir que «pudo no reconocer siquiera a su hija aquella noche», se resistió a decir que la situación mental de Sandamil estaba «totalmente» desconectada de la realidad, y se mantuvo en una conclusión por la cual la madre «no tenía una certeza delirante», sino que «ella aceptaba que lo que pensaba podía no ser real y pertenecer solo a su imaginación».

Negar una muerte es normal

El testimonio de, al menos, la mitad de los sanitarios que acudieron ayer a la Audiencia tampoco ayudó a la defensa, ya que todos, en mayor o menor medida, declararon que Sandamil «estaba entre la realidad y la irrealidad, pero en un estado totalmente vigil y consciente», como dijo una psiquiatra; o que «en una situación de duelo es común negarse a asumir que un ser querido ha fallecido», tal y como dijo la propia facultativa que le hizo el seguimiento a la madre de Desirée Leal.

En resumen: la defensa de la acusada se enfrenta ahora a una dolorosa realidad. Y es que, casi con total seguridad, la madre de Desirée será condenada a una pena de prisión. Queda por saber si será de entre 20 y 30 años, en caso de que se considere que sus facultades psíquicas estaban parcialmente mermadas en el momento del suceso, o bien de prisión permanente revisable (PPR), si el tribunal decide que era consciente de lo que hacía o que su percepción solamente estaba ligeramente alterada.