Colas detrás de un camión a cuarenta por hora por la antigua nacional

Suso Varela Pérez
suso varela PEDRAFITA DO CEBREIRO / LA VOZ

GALICIA

ALBERTO LÓPEZ

Se necesitan 14 minutos para recorrer los 12 kilómetros de restricciones

08 jun 2022 . Actualizado a las 22:28 h.

El primer día del corte de la A-6 por el derrumbe de un vano del viaducto de O Castro y el desvío del tráfico por la N-VI cogió a muchos conductores y transportistas por sorpresa. Los habituales usuarios de la autovía en el límite entre Galicia y León, alrededor de unos 10.000 vehículos diarios, ya estaban acostumbrados a tener que utilizar desde el pasado verano cuatro kilómetros de la N-VI en sentido A Coruña atravesando el centro de Pedrafita.

Pero este miércoles se regresó a una imagen que no se veía desde que en julio del 2001 se abrió el tramo de autovía que separa Lugo y León, la de vehículos subiendo y bajando el puerto de Pedrafita por la carretera. «Esto va a ser peor, porque la densidad de tráfico que hay en la actualidad y el tipo de transportes que se utilizan nada tienen que ver con los que usábamos nosotros el siglo pasado», explicaba Jesús Fernández, un ponferradino de 63 años que precisamente se jubilaba tras 40 años cubriendo viajes entre el Bierzo y Santiago. Lo mismo opinaba Santiago Teijo, que transporta madera desde Betanzos a León todas las semanas: «Para nós vai supoñer perda de tempo, máis estrés na condución e freadas moi bruscas nas baixadas se imos cargados, por non falar dos problemas cando haxa xeo ou neve».

Los conductores que ahora circulan por la A-6 en sentido Madrid tienen que desviarse en el kilómetro 432 por el acceso a Pedrafita do Cebreiro para incorporarse a la nacional y seguir por ella durante cuatro kilómetros de bajada hasta un enlace con la A-6 que se habilitó de urgencia. A partir de ahí, y hasta el kilómetro 422 de la A-6, un poco antes del desvío de Vega de Valcarce, los vehículos comparten un tramo de doble sentido de la autovía a una velocidad limitada a 80 por hora, y es necesario utilizar las luces. Los conductores que vienen de la Meseta y quieren entrar en Galicia, como ya ocurría desde hace un año, son desviados en el mismo punto hacia la N-VI.

Más de un minuto por kilómetro

Los viajes en ambas direcciones afectados por las restricciones de velocidad son de unos 12 kilómetros, de los que cuatro se recorren por la N-VI y el resto por la A-6 de manera condicionada. «Con la autovía ni te enteras de que vas por un puerto de montaña, pero ahora la cosa cambia, y compadezco a mis compañeros que tengan que transportar cargas pesadas», explicaba el transportista berciano.

Dio la casualidad de que en el primer día en el que los vehículos tuvieron que usar la carretera en ambos sentidos la jornada fue lluviosa, lo que aumentó la sensación de peligro al circular por una vía de montaña con limitación de 80 por hora, firme menos rugoso que la autovía, pendiente superior al 5 % y curvas cerradas.

ALBERTO LÓPEZ

Para los conductores de utilitarios, la circulación por este desvío —que tiene visos de alargarse en el tiempo mientras no se garantice el paso por el viaducto de O Castro que sigue en pie— está condicionada por el tráfico pesado. Se puede circular a 80 por hora, pero en el momento en el que se alcanza un tráiler la velocidad se reduce hasta los 40 por hora, formándose en ese instante una cola que al mediodía, por ejemplo, llegaba a ser de hasta 12 vehículos en cada uno de los sentidos.

Un buen termómetro de la densidad de tráfico por esta zona se montaña se mide en el centro de Pedrafita, donde durante un par de minutos no se ve transitar ningún vehículo para que, de repente, aparezca un desfile de camiones y coches en ambas direcciones que llenan de ruido toda la avenida principal.

«Só levo unhas horas traballando e isto faise insoportable», explicaba Ofelia Abella, una trabajadora de un supermercado de Pedrafita en referencia al notable incremento de ruido que se percibe en la calle cuando pasan a la vez varios camiones seguidos: «É que nin dás falado nin te escoitan».

El alcalde de Pedrafita, José Luis Raposo, reconocía el cambio que va a provocar el corte total de la A-6 en la villa: «Hai moito tráfico, e isto vai a supoñer un problema gordo, aínda que a situación, de momento, é de normalidade». El regidor solicitó al delegado del Gobierno alguna medida compensatoria, en referencia a la necesidad de habilitar reductores de velocidad que amortigüen los ruidos y los peligros de atropellos. Y es que los vecinos se quejan, especialmente por las noches, a la hora de dormir, del continuo trasiego de tráfico. Pero a la vez el incremento de conductores será beneficioso para los negocios, como la gasolinera, que solo con el corte parcial de hace un año aumentó su clientela un 30 %; o la dueña de la tienda de productos gallegos O Forno do Cañoto, Carmen López, quien reconoce que sus ventas han aumentado y tiene clientela fiel.