El otro maquinista del Alvia: testigo, víctima del accidente, acusador del ADIF y defensor de su compañero Garzón

x. melchor / p. gonzález SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

El maquinista que iba en el Alvia y dio el relevo a Francisco José Garzón Amo, llegando a declarar ayer como testigo.
El maquinista que iba en el Alvia y dio el relevo a Francisco José Garzón Amo, llegando a declarar ayer como testigo. XOAN A. SOLER

Javier Illanes soportó el más largo e intenso interrogatorio hasta ahora en el juicio del accidente de Angrois. Hoy testifica el jefe de los maquinistas, en una declaración clave en el caso

27 oct 2022 . Actualizado a las 09:23 h.

Javier Illanes no era un testigo más en el juicio por el accidente ferroviario del Alvia en julio del 2013 en Santiago. Era el maquinista que llevó el Alvia en el trayecto previo, entre Medina del Campo y Ourense, y que dio el relevo a Francisco José Garzón Amo. Illanes aúna muchas figuras en su persona. De un lado, la de víctima, porque en el momento del accidente iba ya como viajero, pero también forma parte de las acusaciones particulares contra el exdirectivo del ADIF, Andrés Cortabitarte, y juega además el papel de defensor de su compañero acusado en el caso, culpando en todo momento y únicamente del trágico siniestro a la falta de señalización. Disparó directamente contra la línea de flotación de la defensa del administrador ferroviario y dijo que no había señal que avisara de la reducción de la velocidad antes de la curva de Angrois, que sin el ERTMS (sistema avanzado de seguridad) había «muchísimo más riesgo» y que él entendía que Garzón no hizo mal al atender la llamada del interventor, pese a admitir que «seguramente lo desubicó».

Era previsible que, con un papel tan complejo en el juicio, las representaciones del ADIF y su aseguradora fueran especialmente beligerantes con él, y así fue. Como popularmente se dice, trataron de dar a Garzón una patada en el trasero de Illanes. Al primero no pudieron interrogarlo porque se acogió a su derecho a escoger a quién responder, y solo lo hizo a la Fiscalía y a su abogado defensor, por lo que con Illanes parecían querer resarcirse. Lo tuvieron más de tres horas declarando. El testimonio más largo de los que ha habido en las primeras cinco jornadas de la vista oral.

El maquinista se fajó bien. Ni el fiscal primero ni la abogada del Estado que representa al ADIF después lo movieron un ápice del metro cuadrado en el que asentó los pilares de su declaración. Negó una y otra vez que hubiesen recibido formación específica sobre el uso de teléfonos móviles en el tren y solo reconoció la existencia de unas recomendaciones que, afirmó, él entendía que solo se referían a los terminales particulares y no a los corporativos, que, insistió una y otra vez, eran una herramienta más y tenían la obligación de responder a las llamadas bajo amenaza de «falta grave».

Sobre la desconexión del ERTMS embarcado porque daba problemas y provocaba retrasos destacó la relevancia de este dispositivo en la transición entre este sistema y el ASFA antes de Angrois y describió los pasos que se dan en cabina en ese proceso: «Primero se reduce la velocidad a 200. Después me avisa de la transición 500 metros antes, luego la pantalla me anuncia la transición y tengo que reconocerla. Si no, el tren se frena. Si no desconecto después la conducción automática, el tren también se frena». Hasta tres operaciones que habrían ayudado al maquinista a ubicarse o que habrían frenado automáticamente el tren antes de la curva. «El ERTMS es muchísimo más fiable, el ASFA es solo de ayuda. El sistema ASFA sin una baliza no hace nada», concluyó.

Vista de la quinta sesión del juicio en la Cidade da Cultura.
Vista de la quinta sesión del juicio en la Cidade da Cultura. XOAN A. SOLER

También insistió en que la problemática de la curva de Angrois era conocida por todos los maquinistas y que incluso se sentía «desprotegido» por la falta de medidas de seguridad en este punto, lo que hizo que la letrada del ADIF le preguntase por qué, si era así, no lo hizo saber y activó los mecanismos oficiales de protesta. Illanes nuevamente esquivó la cuestión alegando que el jefe de maquinistas de Ourense, José Ramón Iglesias Mazaira —que declara hoy—, ya se había quejado y no le habían hecho caso. «¿Qué más puedo hacer yo?», se lamentó.

En su papel de defensor del maquinista acusado fue mucho más útil para su abogado defensor, ante el que constató por el sonido registrado en la caja negra —que se reprodujo en la sala— que el pedal de hombre muerto no funcionaba correctamente en el Alvia siniestrado aquel 24 de julio del 2013, descartando por tanto que hubiera la conducción desatenta por parte de Francisco José Garzón en la que tanto insisten el ADIF y la Fiscalía.