El rey emérito ya está en Sanxenxo, tras volver a pisar suelo español en el aeropuerto de Vigo
GALICIA
Aterrizó en Peinador hacia la una y media, en un vuelo procedente de Londres; es su segunda visita al país desde que en el 2020 se trasladó a Abu Dabi
20 abr 2023 . Actualizado a las 00:40 h.El rey emérito ya está en Sanxenxo, su cuartel general hasta el próximo domingo. Poco después de las dos y media de la tarde, Juan Carlos I llegaba a la casa de Pedro Campos, su amigo y anfitrión en la capital turística de las Rías Baixas. Sin palabras para el más de medio centenar de medios de comunicación que aguardaba a la puerta, un tímido saludo fue la única comunicación del rey emérito. Ocupando el asiento del copiloto, con Campos al volante, el padre de Felipe VI accedió al interior de la casa, ubicada en Nanín, donde se hospedará durante su estancia, presumiblemente de cinco días, en la localidad pontevedresa.
En estos primeros días en Galicia, don Juan Carlos no tiene una agenda cerrada. Lo único que es seguro es que estará el próximo sábado a bordo del Bribón, el barco con el que compite en la Liga Española de la clase seis metros.
En el interior de la vivienda, de la que no se espera que salgan en todo el día, los aguardaba Cristina Franze, esposa de Pedro Campos, que supervisó los preparativos para la llegada del emérito. Desde primera hora flores, mariscos y pescados de la ría fueron llegando a la casa para dar la bienvenida a Juan Carlos I en su segunda visita a las Rías Baixas desde que se mudó a Abu Dabi.
Como en esa visita, la excusa es la vela, pero Sanxenxo sigue siendo su refugio en España. En el último año ha viajado dos veces desde Abu Dabi para disfrutar de las Rías Baixas. La algarabía que se montó con su primera estancia lo llevó a reunirse en Zarzuela con su hijo, Felipe VI. Tras ese encuentro, era previsible que en esta ocasión fuese más discreto. Sonriente, pero sin palabras.
Llegada a Peinador
Una hora antes de su primera fotografía en Sanxenxo, el que fuera rey de España había aterrizado en el aeropuerto vigués de Peinador, donde volvía a pisar suelo español menos de un año después (344 días) de su última visita. El padre de Felipe VI llegó pasada la una y media a bordo de un jet privado en el que viajó desde Londres. Es la segunda vez que el anterior titular de la Corona regresa a España desde que partió para instalarse en Abu Dabi en agosto del 2020, exonerado de cualquier responsabilidad penal, pero envuelto en varias polémicas, entre ellas la del origen de su fortuna.
A pie de pista lo esperaba su amigo personal y anfitrión en las Rías Baixas, Pedro Campos. El rey emérito, que descendió la escalerilla sin ayuda, ataviado con jersey oscuro y chaleco, se ha encontrado un tiempo veraniego en la segunda ocasión en que convierte a Galicia en su puerta de entrada al país. Su paso por el aeropuerto fue breve, apenas catorce minutos. Enseguida se fue como copiloto de un Mercedes conducido por Campos, presidente del Club Náutico de Sanxenxo. Tras pasar por delante de la terminal, donde le esperaban decenas de periodistas y curiosos, a los que saludó desde el interior del vehículo, emprendió otro viaje por carretera de unos 60 kilómetros hasta la villa pontevedresa. Todo apunta a que se quedará en la localidad hasta el 23 de abril.
Es la tercera vez que Juan Carlos I emplea las instalaciones de Peinador en los dos últimos años, incluyendo su discreta marcha a tierras árabes en agosto del 2020, cuando también hizo escala en el aeropuerto vigués.
Desde primera hora de la mañana un amplio dispositivo de la Guardia Civil vigilaba el entorno de Peinador. A diferencia de la anterior ocasión, esta vez el padre de Felipe VI no llegó procedente de la capital de los Emiratos Árabes Unidos, sino desde la capital británica. En Londres disfrutó ayer por la noche del partido de Champions entre el Chelsea y el Real Madrid. Lo hizo desde el palco y no bajó a los vestuarios para felicitar al equipo blanco por su victoria.
Durante su estancia londinense, don Juan Carlos no se vio con el actual monarca británico, Carlos III. Pese a que se especuló con un posible encuentro, después de que el entorno del emérito hablase de un posible almuerzo privado entre ambos, el Palacio de Buckingham y la Embajada británica en Madrid han descartado que se produjese dicha reunión. El exmonarca tampoco está entre los invitados a la coronación del hijo de Isabel II que se celebrará el próximo mes de mayo.
El que fue jefe de Estado entre 1975 y 2014 ha encontrado en las Rías Baixas un refugio dentro del territorio nacional y cumple con este nuevo aterrizaje su deseo confeso de «desplazarse con frecuencia a España para visitar a la familia y amigos, y organizar su vida personal», tal y como recogió la Casa Real en un comunicado del año pasado.
La Xunta ve positiva la promoción turística del viaje, mientras el BNG censura la protección oficial al emérito
La visita del rey emérito, como viene siendo habitual, no está exenta de polémica. Desde el ámbito político gallego, la portavoz nacional del BNG, Ana Pontón ha censurado la protección policial que se le da a Juan Carlos I en su viaje y estancia en la comunidad. «Calquera cidadán que tivese un problema con Facenda non tería á Policía protexéndoo, senón que iría máis ben a esixirlle responsabilidades», ha señalado la nacionalista este miércoles ante los medios en Vigo, que ha considerado que «é evidente que o emérito ten unha fortuna que non está claro cal é a súa orixe». Ha sostenido, además, que «non é democrático que, por apelidarte Borbón, teñas privilexios que non ten o resto da cidadanía», pero también ha opinado que el viaje del padre de Felipe VI a Sanxenxo tiene un efecto «positivo» porque «cada visita do emérito, sobe a conciencia republicana».
Respecto a ese dispositivo de seguridad criticado por el Bloque, el delegado del Gobierno en Galicia, el socialista José Ramón Gómez Besteiro, señaló que responde a lo diseñado por la Guardia Civil «según criterios técnicos» para una visita que, en todo caso, es «privada».
Una privacidad que también destacó el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, que confirmó desde Salvaterra que no ha habido «ningún tipo de comunicación oficial» al Ejecutivo gallego sobre un viaje «eminentemente privado». En todo caso, Rueda ha valorado que el viaje de don Juan Carlos a Galicia «non é unha mala cousa, senón todo o contrario» de cara a la promoción turística de la comunidad y a su posicionamiento. Entiende el presidente autonómico que su estancia en las Rías Baixas favorece a todo el sector turístico porque «se falará moito durante estes días de Sanxenxo, de Pontevedra e de Galicia». En ese sentido, ha agradecido que «dentro dos moitos sitios que, unha vez que decidiu desprazarse a España, podería ter elixido, elixira Galicia». Y ha añadido que «fóra diso» no hará ninguna otra valoración sobre la presencia del emérito en la comunidad «nin das circunstancias que a rodean». «Non me corresponde facelo» ha sostenido.
Ya en el Congreso, los grupos parlamentarios de Esquerra Republicana (ERC) y Bildu han reclamado la comparecencia en el pleno de los ministros de Presidencia, Félix Bolaños, y de Hacienda, María Jesús Montero, para que expliquen la situación actual del rey Juan Carlos y los posibles gastos públicos derivados de sus visitas a España. En concreto, piden que Bolaños comparezca en sesión plenaria para aclarar qué recursos públicos se movilizan cada vez que el padre del Rey visita España desde que en agosto de 2020 fijó su residencia en Emiratos y para que informe de los posibles gastos que suponen esas labores de apoyo, escolta o de otro tipo. A la ministra de Hacienda le pide que detalle la situación fiscal del rey emérito y sus posibles cuentas pendientes tras las regularizaciones que ha realizado en los últimos años.
Rojo 22, el nombre del avión en el que ha viajado el emérito
El avión en el que ha viajado hasta Vigo el rey emérito ha recibido un indicativo (el nombre clave que utilizan tripulación y controladores para hacer notificaciones durante operaciones de despegue, vuelo o aterrizaje) que no ha pasado desapercibido. La combinación de tres letras, procedentes del nombre de la aerolínea, y tres números, asignados por la compañía, resultó ser ROJ022, por lo que en los comentarios entre expertos y aficionados al sector aeronáutico, el vuelo quedó rebautizado como Rojo 22.
La aeronave, un Bombardier Global 5000 es un jet privado más lujoso y con más capacidad que el birreactor que Juan Carlos I utilizó en su viaje a Galicia del año pasado. El avión empleado en esta ocasión tiene un precio de venta que, de salida, alcanza los 50 millones de euros, y su coste de vuelo por hora supera los 9.000 euros en chárter. Se calcula que el coste de la visita del emérito no bajará del cuarto de millón de euros.