Los 23 guardianes del Parlamento gallego

Manuel Varela Fariña
Manuel Varela SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

XOÁN REY | EFE

La Cámara será disuelta el martes y quedará solo la diputación permanente, con funciones de control limitadas hasta finales de marzo, cuando se abrirá la decimosegunda legislatura

23 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El Parlamento gallego celebró este miércoles el último pleno del año y, como la mayoría de diputados advertían, también de la legislatura. El presidente Alfonso Rueda anunció la convocatoria de elecciones apenas quince horas después de que la vicepresidenta Elena Candia cerrase la sesión hasta la vuelta de Navidades. Pero en el pleno se respiraba ya un ambiente de despedida, con más de un parlamentario sabedor de que ya no iba a ocupar su escaño en la próxima legislatura. Este martes, con la publicación en el DOG de la convocatoria electoral, la Cámara autonómica quedará disuelta y 30 diputados dejarán de serlo, perdiendo también con su asiento sus retribuciones y derechos políticos. 

A partir de entonces entrará en funcionamiento la diputación permanente, que ya iba a hacerlo durante estas vacaciones hasta el inicio del nuevo período de sesiones, a mediados de enero. Pero la disolución del Parlamento mantendrá en activo este órgano de control, con funciones limitadas, hasta finales del mes de marzo, un mes después de las elecciones del 18 de febrero, momento en el que se celebrará la sesión constitutiva de la nueva legislatura. 

La diputación permanente está formada por 20 miembros, con un órgano de gobierno encabezado por el presidente del Parlamento, Miguel Santalices, con la popular Elena Candia como vicepresidenta, y Montse Prado, del BNG, como secretaria. En total, 23 parlamentarios más 22 suplentes, que también mantienen sus derechos y salarios. Los vocales de cada partido se asignan en proporción al número de miembros de cada grupo.

Quiénes son

El PP cuenta con una mayoría absoluta de once de los veinte integrantes de este organismo. Entre ellos, el presidente Alfonso Rueda y el vicepresidente Diego Calvo, los dos únicos miembros de la Xunta con acta de diputados. También están el portavoz popular Alberto Pazos; la secretaria xeral del PPdeG, Paula Prado; y Marisol Díaz y Raquel Arias. Esta última sustituyó el miércoles a Adrián Pardo, expresidente de Novas Xeracións, un movimiento que desde de la oposición habían advertido como significativo a la hora de prever un posible adelanto electoral, como así sucedió.

Como segunda fuerza, el BNG dispone de cinco vocales: la portavoz nacional, Ana Pontón; los viceportavoces Olalla Rodil, Luís Bará y Rosana Pérez (que reemplazó a Manuel Lourenzo después de que este cesase como diputado para ser alcalde de Soutomaior), y Noa Presas. En el PSdeG son cuatro: el portavoz Luis Álvarez, y los viceportavoces Leticia Gallego, Begoña Rodríguez Rumbo y Julio Torrado.

Estos 45 diputados conservarán su condición de parlamentarios hasta que se reanude la actividad legislativa con la renovación del pleno en la próxima legislatura tras las elecciones.

La diputación tiene unas funciones muy acotadas, por lo que le corresponde ejercer, sobre todo, tareas de control. El reglamento le permite autorizar presupuestos o créditos extraordinarios, siempre por petición de la Xunta, razón de urgencia o necesidad justificada, con la mayoría absoluta de sus miembros. Una vez constituido el nuevo Parlamento, estos diputados deberán dar cuenta en el primer pleno de los asuntos tratados y acuerdos adoptados.

Medio año en pandemia

No puede, por ejemplo, tramitar, debatir o votar leyes —todas las que entrasen en el Parlamento decaen con el final de la legislatura—, de ahí que el 2020 fuese un año sin producción de normas. El Parlamento quedó disuelto durante seis meses con una primera convocatoria electoral, pospuesta a julio por la pandemia.

Alberto Núñez Feijoo, a su llegada al acto de constitución de la diputación permanente del Parlamento de Galicia, en el 2020.
Alberto Núñez Feijoo, a su llegada al acto de constitución de la diputación permanente del Parlamento de Galicia, en el 2020. OSCAR CORRAL | EFE

En todo ese tiempo se mantuvo activa, hasta la sesión constitutiva de agosto, la diputación permanente. Fue un hecho insólito en cuarenta años de autonomía, ya que la tarea fiscalizadora y legislativa del Parlamento quedó pausada mientras la Xunta sí mantenía su función ejecutiva. Esto obligó a los diputados del Hórreo a apurar trámites en el arranque de la nueva legislatura para dar luz verde en el 2021 a 18 leyes.