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La revolución del vino divertido

Isabel Poncela

SABE BIEN

Javier Cebollada

Fernando Mora ha logrado ingresar en el club del vino más importante del mundo, el británico Institute of Master of Wine, y desde esa atalaya que confirma su sapiencia vinícola defiende la «revolución» que vive España con unos nuevos caldos «divertidos y excesivamente baratos».

02 oct 2017 . Actualizado a las 19:08 h.

El nuevo master of wine español abandera la revolución del vino divertido. Mora, fundador de Bodegas Frontonio; y Andreas Kubach, director general de Península Vinicultores, son los dos únicos españoles entre las 14 personas en todo el mundo que han conseguido este año la titulación que otorga The Institute of Masters of Wine en Reino Unido y que sólo ostentan 369 expertos del mundo. Hasta ahora solo había dos representantes de España.

Mora (Zaragoza, 1982) sintió un enamoramiento por el vino, un «verdadero flechazo», confiesa, cuando su esposa lo llevó a visitar una bodega. Entonces decidió intentar «fabricarlo» en la bañera de su casa, e inició una carrera meteórica que culminó el pasado 4 de septiembre con la obtención del título de Master of Wine.

Latidos de Vino fue su primer proyecto serio, una vez superado el afán de intentar hacer vino en la bañera de su piso, pero rápidamente él y sus socios decidieron dedicarse a las garnachas de gama alta, en sus Bodegas Frontonio, que les abrieron las puertas de algunos restaurantes con estrella Michelín y también las de más de una treintena de países.

Ahora, en la tarjeta de visita de su nuevo proyecto, Cuevas de Arom, Mora puede poner las siglas «MW», lo que reconoce que le ayudará a «ganar credibilidad», pero también a actuar de embajador de los vinos de Campo de Borja. De hecho, y aunque le de cierto apuro verbalizarlo, las garnachas españolas que alcanzan su máxima expresión en esta denominación de origen están en la lista de sus caldos preferidos, compartiendo su afecto con los albariños gallegos, los borgoña, los varolo italianos y los vinos espumosos.

Para conseguir ser un «maestro del vino» Mora ha tenido que invertir mucho tiempo, mucho dinero y mucho sacrificio, porque para alcanzar la cima de estos estudios hay que «entender el vino desde muchos ángulos diferentes» y tener una visión de conjunto, multidisciplinar y crítica.

Treinta españoles optaron a estos estudios, de los que fueron elegidos dos. Fernando Mora se tuvo que «buscar la vida», elaborar sus apuntes y buscar material para enfrentarse al examen final del primer año: cuatro catas a ciegas de doce vinos y un examen teórico con la elaboración de dos ensayos.

La siguiente fase concluye de nuevo con otros ocho exámenes en cuatro días, y hay que superar todos ellos en el mismo año. Mora pertenece al dos por ciento de los aspirantes que lo aprobó todo a la primera. «Es de lo que más orgulloso estoy», reconoce.

Finalmente, tuvo que elaborar una mini tesis de 10.000 palabras y, sin sorpresas, como tema eligió hablar de un nuevo sistema de clasificación de vinos para Campo de Borja. Aprobó y desde el día 4 es el segundo master of wine español y el cuarto que reside en España.Confiesa que está orgulloso de haber podido convertir su hobby en un trabajo y su trabajo en un sueño y el escenario actual al que se enfrenta lo define como «bastante alentador», porque demuestra que la gente con ganas de trabajar y con formación «puede hacer cosas chulas».

Proyectar eso al mercado, defiende Mora, hará posible que los consumidores estén dispuestos a pagar «un poco más» por los caldos españoles. Y es que, según lamenta, España -el país con mayor extensión de viñas del mundo y el segundo en producción de hectolitros- ha sido concebido siempre como «fuente de vino barato».

Por eso, entre otras cosas, Mora cree que el vino tendría que ser «mucho más caro». Quizá, elucubra, de ese modo sería un producto «mucho más valorado». Y relata que desde el exterior siempre se ha visto a España como un país muy creativo. «Los mercados quieren que España sea más excitante y que haya más vinos españoles en un segmento medio-alto», apunta.

«El vino es divertido, hay que hacerlo popular. Es cultura», defiende Mora.

Y para demostrarlo, no ve del todo con malos ojos mezclar vino con refresco de cola. «¿Un kalimotxo’? ¿Por qué no? No deja de ser un cóctel para disfrutar en el contexto adecuado. El vino es divertido, hay que quitarse la imagen de que el vino es un señor mayor con bigote y cara de aburrido», reivindica.

Mora considera que en España

«tenemos un vino muy económico para la calidad que tiene». Asegura, además, que tendría que ser más caro,

«porque se fabrica con fruta fresca que se cultiva durante nueve meses durante los que graniza o hiela, que se vendimia (a veces a mano), para después llevar las uvas a la bodega, procesarlas, guardarlas doce meses en unas barricas, embotellarlo, volverlo a guardar doce meses para, finalmente, etiquetarlo y distribuirlo.