Esta desagradable sensación puede ser ocasionada por ingerir ciertas comidas en exceso o ser consecuencia de un reflujo gastroesofágico
09 ago 2023 . Actualizado a las 09:20 h.Probablemente, alguna vez has vuelto a sentir el sabor o el olor de la comida después de comer, como si hubiera «repetido» en tu paladar. Esta desagradable sensación en la que parece que la comida quiere salirse del estómago y volver a subir puede ser ocasionada por distintos factores, como el exceso de alimentos ácidos o procesados, como cebolla, ajo, chorizo, morcilla, o ser consecuencia de algún tipo de reflujo.
Esto sucede porque tenemos una especie de puerta entre el esófago y el estómago que normalmente evita que la comida vuelva a subir. Pero cuando comemos cosas muy condimentadas o grasas, este canal no funciona tan bien y la comida puede regresar al esófago y causar eructos o regurgitación. Las náuseas y la regurgitación pueden ser evitadas en el inicio del problema, a la hora de elegir lo que comer y como cocinar.
¿Qué comidas debemos evitar o reducir el consumo?
Si esto está sucediendo con mucha frecuencia, trata de evitar los alimentos muy picantes o grasos. Otro de los culpables son los compuestos volátiles liberados por ciertos alimentos y combinados con los ácidos del proceso digestivo. Estos gases son eliminados a través de la boca y estimulan nuevamente las papilas gustativas.
Algunos alimentos que pueden desencadenar estos efectos son:
- Cebolla, ajo, pimientos
- Pepino, melón, naranja, kiwi
- Gazpacho, huevos fritos, comida precocinada
- Bollería, repostería, pastelería industrial
- Café, bebidas alcohólicas, gaseosas, zumos ácidos
- Embutidos, chorizo, morcilla, salchichón
Sin embargo, es importante destacar que no es necesario eliminar por completo estos alimentos de nuestra dieta, sino más bien, limitar su consumo o identificar aquellos que nos afectan de manera individual.
Comer despacio y masticar bien los alimentos es otro consejo valioso, esto ayuda a que ellos sigan su curso normal. Este tipo de situación no puede ser recurrente, si el problema persiste, consulta a un especialista para que te dé consejos y soluciones personalizadas.
Preparación de la comida
La forma en la que preparamos nuestros platos también influye en nuestro cuerpo. Optar por formas de cocción suaves, como hornear, hervir o el papillote, puede ayudarte a reducir daños en comparación con los platos fritos y salsas, que tienden a intensificar estas molestias.
También, en estos casos, no es recomendable comer verduras crudas y si consumes legumbres, como alubias, lentejas y garbanzos, es importante que las dejes en remojo entre ocho y 12 horas antes de prepararlas.
La práctica de actividad física y gestionar el estrés tiene impactos en todo el cuerpo y pueden ser aliados para evitar que los alimentos nos sienten mal. Una dieta saludable y algunos cambios en nuestros hábitos alimenticios pueden ayudarnos a disfrutar de los sabores sin que se repitan en nuestro paladar.