Este modelo de negocio basado en crear cocinas que preparen los platos más demandados (poké o ramen) es la baza de crecimiento de Uber Eats, que este año estará ya en Lugo, A Coruña y Vigo
21 may 2019 . Actualizado a las 11:39 h.Pasa en Madrid con frecuencia. Abres una aplicación de comida a domicilio y, de la noche a la mañana, ves que han brotado una cantidad insospechada de restaurantes que están especializados en ramen. Pero seis meses después, cuando la fiebre por este plato japonés se ha disipado, como por arte de magia llueven los locales que ¡oh, sorpresa! dispensan poké. Y eso que es prácticamente único plato que ofrecen; aunque, eso sí, sujeto a una increíble variedad de ingredientes. ¿Cómo es esto posible? Poco les importa a los hambrientos comensales los tejemanejes internos de la hostelería mientras tengan su pedido en casa cuanto antes. Pero si reflexionan un poco, las cuentas no salen. Esto es porque un nuevo modelo de negocio se está haciendo un hueco a pasos agigantados en el mundo de la cocina. Se trata de los restaurantes fantasma, que en la ciudad del oso y el madroño y en Barcelona se multiplican y, seguramente, comenzarán a tener un hueco pronto en otras zonas de la península, entre ellas Galicia.
La operación es redonda. Los estudios revelan que cada vez tenemos más integrado en nuestro día a día el delivery, y las redes sociales obligan casi a probar al instante cada nueva receta que se pone de moda en Instagram. Pero los restaurantes no pueden plegarse a estas necesidades 3.0; así que la solución pasa por abrir espacios (normalmente en polígonos) compartidos por diferentes empresas de restauración que, exclusivamente, preparan encargos que serán enviados a domicilio. A favor: un ahorro importante en costes, dado que no tienen un local de restauración al uso que mantener; tampoco necesitan un volumen tan elevado de empleados como pueda requerir un restaurante. Además, efectivamente, se adecúan a la demanda. En esto, la compañía alemana Keatz, que ya opera en España, es la reina: burritos, gazpacho, pizza o poke son las especialidades que, desde una enorme cocina subterránea de Barcelona, distribuyen a través de diferentes aplicaciones. En contra: que desde luego arrasan con aquellos pequeños locales que no pueden permitirse competir con el gigante que viene.
La oferta se adecúa al gusto de los clientes
Comparados con sistemas de cátering, estas incubadoras culinarias es posible que aterricen, de la mano de Uber Eats, en Vigo, A Coruña (ciudades en las que esta entidad comenzará a operar a lo largo del año) y Lugo (donde ya está asentada). Las cocinas virtuales son, sin duda, la apuesta más clara de esta compañía de delivery para superar a sus grandes competidores: Glovo y Deliveroo. Cuenta con una red en España de más de 5.000 restaurantes, de los que 125 son locales fantasmas. UberEats saca tajada especialmente de esta nueva variedad de restaurantes porque dispone de datos de consumo de sus usuarios, con lo que adecuarse a sus gustos (y, por tanto, identificar oportunidades de negocio) es del todo sencillo si, por ejemplo, con estos lugares se evita tener que cambiar la carta cada poco tiempo y rendir cuentas al cliente.
A pesar de que parece que este tipo de ideas calan solo en los más entrenados en el mundo digital, clásicos de toda la vida como Telepizza también han decidido sumarse a esta tendencia. Es más, tiene previsto expandir por toda España el modelo de tiendas cerradas al público y pensadas para el reparto a domicilio, ampliando así el número de ventas; sobre todo, en los momentos de pico de demanda (festivos, fin de semanas o fechas clave como la final de un partido de fútbol de relevancia). En la actualidad, esta compañía tiene ya dark kitchens en Guadalajara y Alcorcón. Según explica la agencia Efe, se trata de espacios de entre 60 y 70 metros cuadrados, formados por un equipo de 20 personas (el 60 % son repartidores).