Si eres de los de como en casa en ningún sitio, estas vacaciones estás de suerte. La gastronomía gallega es una de las que tiene mayor representación fuera de nuestras fronteras. De Tenerife a Nueva York, comer las mejores zamburiñas o una bica de Trives ya no es misión imposible
18 ago 2021 . Actualizado a las 11:58 h.Para comer mojo picón en Galicia hay que encomendarse a la virgen de la Candelaria y confiar en que reparta unas papas arrugás con salsa picante. La cocina vasca, mundialmente reconocida por su excelente calidad, tampoco es que tenga una vasta representación en la comunidad gallega pese (o precisamente por ello) a compartir elaboraciones con nuestro recetario, propias en ambos casos de la dieta atlántica. Lo mismo ocurre si uno quiere meterse entre pecho y espalda un cocido maragato o si le entra antojo de unos escargots. Casi la única excepción se encuentra en la cocina asturiana, ya no tanto por la cantidad de locales que ofrecen platos típicos de la tradición culinaria de la comunidad vecina, sino porque, y esto es digno de orgullo, el cachopo que preparan en el Hotel Rías Altas, en Barreiros, ha sido galardonado como el mejor de España.
Con los restaurantes gallegos pasa todo lo contrario. Hay un gallego en la luna y una pulpeira en Nueva York, en Tenerife y casi bajo cualquier piedra que levantes en Madrid. Así las cosas, cualquiera puede disfrutar de la oferta de platos locales en diferentes puntos del globo; pero esto no garantiza que el peaje salga a cuenta. Sin embargo, sí hay lugares donde sentirse como en casa y en los que puede degustarse esa empanada y caldo que, por ejemplo, tanto le cuesta sacar a María en una comanda en su restaurante de Valencia. «En nuestra zona se creen que en Galicia solo tomamos pescado y marisco, ¡si se animasen con el lacón con grelos!».
Hija de un ourensano y una compostelana, la dueña de A Peregrina explica que tiene dos locales en la ciudad de las fallas. Uno al que acuden sobre todo trabajadores y otro, más en el centro, que era, cuando el covid no había hecho de las suyas, parada obligatoria de turistas extranjeros y nacionales. Son muchos clientes los que aseguran que el pulpo de este local es el mejor que han probado nunca, y casi dicen lo mismo de sus zamburiñas. No obstante, María se empeña en dar rotación a otro tipo de platos como la empanada o las sardinas. «Este caso es curioso porque a los gallegos les encantan vuelta y vuelta y yo para poder sacarlas aquí tengo que venderas más sofisticadas, acompañadas de unas algas que, eso sí, también son gallegas».
En Tripadvisor, un usuario se pregunta dentro de la página de comentarios del Mesón Galicia, en El Prat de Llobregat, «¿por qué los mejores restaurantes gallegos están fuera de Galicia?». Peque o no de exagerado, lo cierto es que respecto a esta casa de comidas no hay quien no alabe la calidad de sus chuletones y el arroz con bogavante. También en Barcelona se encuentra la pulpeira Can Lampazas, que con su vajilla de Sargadelos ya tiene mucho ganado para conquistar incluso a los paladares más exigentes. Pero no hay duda de que cumple. De hecho, de este local dicen que recuerda a los puestos de las ferias gastronómicas donde se pueden ir catando infinidad de manjares de la tierra, algo que en el restaurante consideran «lo más gratificante». El pulpo, preparado de la manera más tradicional, cuenta con el distintivo de enmarcarse en un local que dista mucho del tipo de restaurante que en el imaginario colectivo se tiene de una pulpeira. Al más puro estilo de la Barcelona cosmopolita, los caldeiros se mezclan con una decoración industrial que juega, tan solo en suelos y paredes, con un guiño al pasado.
En El Médano, un núcleo de población tinerfeño que ronda los 9.000 habitantes se encuentra Enxebre que, a priori, hace poco honor a su nombre. En una zona que desprende olor a bum turístico de los noventa se encuentra este restaurante donde, una vez más el pulpo y el marisco son los reyes del menú (quizás sea verdad eso que decía la propietaria de A Peregrina, de que para que un gallego triunfe allende los mares debe basar su oferta en este tipo de productos). Pero si la calidad, como parece, es excepcional, dejemos la queja para otro momento.
Bacalao con coliflor en Nueva York
Precisamente de triunfar con el recetario gallego a kilómetros de distancia sabe, y mucho, Lucía Freitas. Ahora consagrada como una de las mejores cocineras de la comunidad (atesora, entre otros premios, una estrella Michelin por su restaurante A Tafona, en Santiago), hace unos años desembarcó en la Gran Manzana para abrir Tomiño, situado a escasos metros del Soho neoyorquino. Funcionando «a pleno rendimiento» pese a la pandemia, como indica la propia chef a La Voz, los platos que más se demandan son, de nuevo, el pulpo, el arroz con bogavante, la bica y, ojo, el bacalao con coliflor. No obstante, hace un par de años comentaba que no todo es llegar y encher, y que aunque la gastronomía gallega gusta allá donde va, en su caso habían tenido que modificar un plato de merluza porque a los americanos no termina de encajarles este pescado.
Que nadie se asuste. En un artículo de estas características es de obligado cumplimiento hacer escala en Madrid. La ciudad del Oso y el Madroño tiene, probablemente, la mayor oferta gastronómica de locales con sello gallego que pueden encontrarse fuera de esta comunidad. Tanto es así que a continuación les dejamos una recopilación de los mejores restaurantes de la capital donde zamparse una empanada, tortilla de Betanzos o una corvina con salsa de callos que invitan a borrar de la mente la palabra morriña.