El exentrenador del Celta recuerda lo vivido en el equipo la temporada pasada
05 abr 2020 . Actualizado a las 11:09 h.El entrenador que terminó la pasada temporada con el Celta y comenzó la actual, Fran Escribá, participó en una charla de entrenadores organizada por la Federación de Fútbol de Madrid junto a Mere Hermoso y David Dóniga. El valenciano hizo varias referencias a su paso por Vigo y, en especial, a la situación que se encontró cuando tomó el relevo de Miguel Cardoso.
Escribá considera que, más allá de lo futbolístico, en aquel caso era «fundamental» incidir en el aspecto mental. «Intentamos darles tranquilidad, normalidad y confianza, no solo en ellos mismos, sino en el colectivo, porque los encontramos muy tocados», desgrana. Tanto era así, que afirma que «la sensación era de que estaban convencidos de que se iban a Segunda y nada les iba a salvar».
Recordando que eran el tercer cuerpo técnico que pasaba por el club en ese curso 2018/2019 -tras los de Antonio Mohamed y Miguel Cardoso-, subraya que «cuando no queda tanta competición, tan importantes como los temas futbolísticos son los anímicos». «Ese exceso de ansiedad hace a todos peor futbolistas de lo que son», indica al tiempo que comenta que «sin tener una gran plantilla, no tenía por qué estar tan abajo».
También revela, respecto a la portería, que lo primero que le dijo al preparador de porteros celeste, Nando Villa -»un gran entrenador de porteros», valora- fue transmitirle que quería que los guardametas intervinieran más. «Le dije: ‘Me gusta mucho Sergio, me gusta mucho Rubén, pero quiero que intervengan más en el balón parado'. Prefiero que se equivoquen, que lo han a hacer, que el clásico portero que se queda bajo palos y dice que no podía hacer nada. Evidentemente, si no te mueves no puedes hacer nada». Se declara «muy pesado» con este aspecto porque «un portero que no interviene provoca nerviosismo e incita al rival a meter balones».