El Celta recibe al Levante en su último partido del curso como local con el único objetivo de certificar la permanencia tras otra campaña llena de sufrimiento
16 jul 2020 . Actualizado a las 08:22 h.La permanencia es como una especie de permiso de residencia, se debe renovar año a año y en las dos últimas temporadas el Celta se ha aficionado a dejar los trámites para las jornadas finales. El curso pasado certificó la salvación con un punto en la última jornada y en esta ocasión quiere hacerlo en el penúltimo acto de la temporada y en su despedida de Balaídos ahorrando el sufrimiento de los suyos, ausentes en cuerpo pero no en alma, al menos en cuatro días.
De las ocho temporadas que el conjunto vigués lleva de un modo consecutivo en Primera División en tres llegó a estas alturas de la liga con la salvación como tarea pendiente: en el 2013 y en el 2019, además de la actual.
A priori el escenario para resolver la permanencia esta tarde noche es favorable: los vigueses dependen de sí mismos, reciben a un rival sin nada en juego y Óscar García Junyent puede contar con un plantel de garantías pese a la baja de Fedor Smolov, que finalmente no se recuperó a tiempo, y que se une a las que viene arrastrando el equipo en los últimos tiempos.
Un escenario que en absoluto puede conducir a la confianza. Si el Celta fue capaz obrar el milagro cuando solo tenía un 4 % de posibilidades en junio del 2013, ahora con más de un 90 % de papeletas para seguir viviendo al lado de los mejores no puede desperdiciar la oportunidad.
Porque el Levante se marchó de Balaídos la última vez después de una autoritaria victoria y en esta ocasión llega sin ninguna presión por los puntos, lo que puede servir de acicate para explotar su verticalidad a la hora de atacar y su corrección defensiva. Además, la temporada pasada ejerció de verdugo en la misma trigésimo séptima jornada del Girona, aunque en aquel entonces sí que se jugaba la vida. Paco López podría hacer rotaciones con el objetivo de frenar la última racha de los granotas, que arrastran dos empates y dos derrotas consecutivas en las cuatro última jornadas.
Toda la presión será para el Celta, que pese al cansancio acumulado y los síntomas de agotamiento físico dados en Pamplona debe apretar desde el principio y que seguramente apostará por un 4-4-2 en un once de marcado matiz ofensivo.
Será el primer partido de Iván Villar como portero titular en Balaídos después de jugar de inicio dos partidos lejos de Vigo: en el 2017 en Mendizorroza y el sábado pasado en El Sadar.
En la línea defensiva Murillo recuperará su sitio en el centro de la zaga tras cumplir el partido de sanción y Kevin podría retornar al flanco derecho. En el centro del campo podría aparecer Nolito en la banda izquierda para completar un elenco en donde Rafinha, Okay y Beltrán tendrían continuidad, sin descartar la opción de Bradaric. En ataque la ausencia de Smolov invita a la continuidad de Aspas y Mina. Uno de dos los canteranos podría marcar el gol de la permanencia.