En un duelo dramático ante el Granada, con poco fútbol, decidió un gol de Larsen y el ejercicio de resistencia final por la expulsión de Aspas
16 dic 2023 . Actualizado a las 18:01 h.A la novena, fue la vencida. El Celta ganó su primer partido en casa y respira. Lo hizo sufriendo, acabando con diez por expulsión de Iago Aspas en el 79 y defendiendo el gol de Larsen, marcado de tacón tras un fallo del portero del Granada mediada la primera mitad. El partido no pasará a la historia por su calidad futbolística, pero para el cuadro vigués debe suponer un punto de inflexión en una temporada que se ha puesto cuesta arriba desde el principio. Marián Mouriño, que había vaticinado un 2-0, no acertó el resultado, pero se estrenó (oficialmente) con un triunfo indispensable.
El técnico local, Rafa Benítez, apostó por una revolución en la alineación, con cinco cambios, el máximo de movimientos desde que se sienta en el banquillo del Celta. Modificó por completo la banda izquierda, llevó a Jonathan Bamba a la derecha y, como se esperaba, devolvió a Iago Aspas al campo.
El Celta salió a mandar en el partido ante un Granada que estaba cómodo esperando, pero en cada acción de ambos equipos se notaba el drama que los acompaña en la tabla clasificatoria. Los vigueses, con su 4-4-2, tuvieron dos tímidos intentos en los albores y, aunque no andaban sobrados de fútbol, a los 13 minutos, Unai Núñez pudo adelantar al Celta en un remate de cabeza tras un falta bien botada por Aspas. El balón le llegó al segundo palo en posición inmejorable, pero remató fuera. El Granada, en un balón parado, avisó con un remate de Sergio Ruiz centrado para Vicente Guaita.
Poco después, el Celta encontró el premio a sus ganas. Fue en un córner con una salida en falso de Ferreira, el portero de Granada, que permitió al Celta recuperar el balón. Lo hizo Renato Tapia, para que Larsen, de tacón, metiese el esférico en el fondo de la red.
Pese a verse por delante en el marcador, el Celta mantuvo la presión media y quiso el balón, aunque poco a poco el Granada fue creciendo, pero más por posesión y por avanzar metros que por peligro real. Guaita no tuvo que realizar ninguna parada pese a un par de amagos de Bryan Zaragoza, mientras Ferreira tuvo que despejar un rechace envenenado de Bamba. Carlos Dotor, en la última jugada del primer tiempo buscó la cruceta, sin éxito, tras una jugada de un activo Iago Aspas.
El Granada dio un paso adelante en la segunda mitad. Se hizo con el balón y el Celta comenzó a recular. Los andaluces encontraron una grieta en el flanco derecho con Bryan Zaragoza entrando una y otra vez y pisando área. Suya fue la ocasión más clara de los andaluces con un recorte y tiro cruzado que salió a centímetros del palo largo de Guaita.
Poco después, Benítez quiso tapar la grieta refrescando el lateral derecho con Óscar Mingueza. Fue el primero de cuatro cambios que le dieron oxígeno a un equipo que para entonces solo pensaba en defender y se había olvidado de la portería rival. En ese escenario, la contienda transcurría sin sobresaltos, con el Granada atacando sin apenas peligro y el Celta defendiéndose pero perdiendo el balón con demasiada facilidad. Ni lo olía.
A falta de 11 minutos, Sánchez Martínez, que había sido sibilino desde el principio fue un paso más allá y le enseñó roja directa a Aspas por una entrada. El Celta jugó con uno menos durante 18 minutos y fue capaz de resistir sin permitir una ocasión real. Todo fue una sucesión de centros laterales que consiguieron devolver para celebrar por todo lo alto el primer triunfo en Balaídos ante 18.027 espectadores.