Análisis | Nuevos aires en la relación trasatlántica La Casa Blanca quiere cerrar la herida de Irak y lanzar una «aproximación estratégica» al Viejo Continente potenciando el rol de la OTAN como foro para el consenso político
09 oct 2005 . Actualizado a las 07:00 h.¡Eureka! El entorno de George W. Bush ya ha dado con el modo para implementar el deseo que el presidente de EE.?UU. expresó durante un viaje a Bruselas a finales de febrero, apenas semanas después de iniciado su segundo mandato: cerrar la herida de Irak y abrir una «nueva era» en las relaciones trasatlánticas. Se trata de potenciar la OTAN como plataforma de un diálogo político permanente que acerque las posturas norteamericana y las del Viejo Continente en asuntos cruciales, mayormente, el terrorismo y su alargada sombra. En Washington, nadie duda de la realidad de ese esfuerzo. No obstante, en su interpretación concurren diferentes fórmulas semánticas. Una fuente de la Casa Blanca califica el propósito de «aproximación estratégica». Mientras, un directivo de la independiente Brookings Institution, Jeremy Shapiro, opina que el Ejecutivo pretende instrumentalizar la Alianza con el fin de evitar lagunas de consenso y escenas de autismo como las que precedieron al ataque contra Irak. «Dejar a un lado la diplomacia en ese caso fue un error histórico que ahora se dispone a ajustar», valora. Siguiendo esta flamante doctrina, la embajadora de EE.?UU. ante la OTAN, Victoria Nuland, se declara manifiestamente partidaria de «ampliar y enriquecer», dentro del Consejo del Atlántico Norte, las conversaciones «sobre un amplio abanico de retos globales». «Vamos a dejar atrás la crisis de Irak; ya no hay razón para seguir discutiendo sobre ello. (...) El consenso estratégico con Europa, ése es el futuro», argumenta Nicholas R. Burns, responsable de Asuntos Políticos en el Departamento de Estado, que encabeza Condoleezza Rice, sucesora de un Colin Powell políticamente quemado en sus empeños por demostrar que Sadam escondía un peligroso arsenal. Una aliada fuerte y unida «Queremos trabajar de la mano de Europa -sentencia otro alto cargo del gabinete de Rice-, de una Europa que deseamos ver fuerte y como una integridad. Y el vehículo para ello es la OTAN». ¿Trabajar en qué, exactamente? Según Leo Michel, reputado miembro de la Universidad de Defensa Nacional, Bush y su equipo persiguen acuerdos, básicamente, en cuatro puntos: guerra contra el terror, persecución de las armas de destrucción masiva, estabilización de los llamados «estados fallidos» (Siria, Irán, anteriormente Irak..., o sea, los malos de la película) y promoción de la democracia. Al tiempo que tiende la mano a los Gobiernos de Alemania, España, Francia... el estadounidense aspira a que estos apoyen ciertos cambios en la OTAN que considera imprescindibles. Por ejemplo, que se establezca un fondo común para sufragar las operaciones militares o al menos parte de ellas -hoy cada país que aporta medios a una misión se encarga de financiar dicho esfuerzo-, que se agilice la toma de decisiones en el seno de la organización, que se coordinen políticas con la Unión Europea y que se fije una «mayor percepción compartida de lo que suponen las amenazas que nos acechan». Subida del gasto en defensa Sin embargo, sobre el resto de metas, lo que la Administración Bush más anhela conseguir es una elevación de las proporciones de presupuesto público que los Ejecutivos europeos dedican a la defensa. A grosso modo, EE.?UU. gasta cada año en estas cosas un 6% de su producto interior bruto (420 millones de dólares), cuando al otro lado del océano los porcentajes se sitúan en torno a los dos puntos (180 millones en el conjunto de la UE). El Pentágono cree que, de no producirse un giro, la incipiente Fuerza de Reacción de la OTAN, llamada a alcanzar su fase de total operatividad dentro de un año, correría el riesgo de nacer con déficits importantes. Un oficial del departamento de Donald Rumsfeld aduce: «Puede ser que, llegado el caso, no dispongamos de las capacidades que debiéramos en el ámbito de la Alianza». «La verdad -reconoce una fuente del Senado-, aquí hay cierta preocupacion con este tema», acerca de la inversión que el Viejo Continente está dispuesto a asumir con el objetivo de incrementar la aptitud de sus ejércitos para ser desplegados en el extranjero. Así que Bush, ahora sí, mira a Europa, aunque también quiere correspondencia, que Europa lo mire. De todo ello, de miradas, hablarán los líderes mundiales en dos relevantes cumbres de la OTAN que Estados Unidos está promoviendo, una en el 2006 y otra en el 2008.