«Es obvio que los partidos de izquierda tienden a sufrir más que sus socios liberales o conservadores»

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Christophe Sente, profesor de Ciencias Políticas en Bruselas, cuestiona la estrategia de las coaliciones, que evita que nuevas formaciones escalen hasta el poder

19 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Christophe Sente es miembro del comité científico del think tank FEPS y profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Libre de Bruselas (ULB). Cuestiona la estrategia de los partidos tradicionales de blindar el acceso al poder para evitar que accedan nuevas formaciones a través de grandes coaliciones y recomienda que se centren en mejorar sus programas.

-El Reino Unido, Finlandia, España? celebran elecciones este año en pleno auge de formaciones radicales: ¿veremos nuevos partidos en el poder?

-Dependerá tanto de la cristalización de nuevos movimientos sociales en partidos gubernamentales como de la capacidad de los partidos tradicionales de reaccionar a las demandas políticas. El declive del Pasok y el ascenso de Syriza es una demostración de lo que puede suceder.

-El voto está muy repartido y las fuerzas mayoritarias estudian formar grandes coaliciones: ¿es una buena respuesta?

-En el actual período de transición podrían modernizar su oferta política. Una gran coalición de los partidos tradicionales frente a los recién llegados es una alternativa, pero cortoplacista.

-A menudo se proclama que las coaliciones heterogéneas de Gobierno no son naturales y aportan inestabilidad.

-Las coaliciones antinaturales no existen. El éxito de los nuevos partidos puede ser un indicador de vitalidad de las democracias y es obvio que las alianzas contribuyen a la estabilidad económica. El consenso de «familias» políticas responde a la polarización de la sociedad, como ocurre en Bélgica.

-Laboristas holandeses, liberales británicos y socialdemócratas alemanes han perdido apoyo. Las coaliciones pasan factura al más pequeño. ¿Hay una explicación?

-Hay dos posibles. En primer lugar, las coaliciones pasan factura al socio más débil, no al más pequeño. El ganador generalmente es el que puede formar una coalición alternativa. Una vez que los partidos están en el Gobierno, es cuestión de talento y suerte. En segundo lugar, es obvio que los partidos de izquierda tienden a sufrir más que sus socios liberales o conservadores. Las razones son ideológicas y sociológicas.

-La balcanización política que vive Europa, ¿es un fenómeno coyuntural derivado de la crisis económica, social y de gobernanza o un cambio de dinámica?

-Esperemos que sea coyuntural. La fragmentación política y la baja participación ciudadana podrían abrir las puertas a la denominada era posdemocrática, en la que solo los procedimientos y los mecanismos institucionales siguen vivos. Pero el nacimiento de nuevos partidos también podría aumentar la participación electoral e incluso cambiar la identidad de los jugadores en los bipartidismos. Es pronto para decirlo.

-El cordón sanitario contra partidos populistas como el Frente Nacional, que obtuvo resultados históricos en las municipales, no está funcionando. ¿Hay alternativa para frenar su avance?

-Los populistas son los primeros de los recién llegados. Comparten la crítica a los tradicionales y a la UE. No hay mucho más. Es por completo erróneo simular que son una amenaza para la democracia: no son capaces de organizarse ellos mismos como grupo dentro de la Eurocámara. El peligro reside en la falta de profesionalidad y en sus discursos supersimplistas, incapaces de alimentar un programa de Gobierno.

-Las grandes coaliciones se repiten en países centroeuropeos y en escandinavos: ¿es un buen modelo para España, acostumbrada a Gobiernos de mayoría?

-No hay modelos, solo experimentos. Es una definición de lo que es la historia y la democracia.