Agentes rusos difundieron 3.000 anuncios en Facebook para beneficiar a Trump
INTERNACIONAL
Un informe del Congreso asegura que pretendían crear caos político
12 may 2018 . Actualizado a las 08:21 h.Tras más de un año sumergidos en una extensa investigación sobre la injerencia rusa en las presidenciales del 2016, el Congreso de EE.UU. y las agencias de inteligencia focalizan cada vez más su atención en el papel que desempeñó Facebook en el voto de los estadounidenses. La preocupación es tal que la agenda en los respectivos comités que investigan el caso se centra en su totalidad en analizar cuándo y de qué manera los rusos se sirvieron de la plataforma para interferir en el proceso electoral y beneficiar a Donald Trump.
En las últimas horas, la facción demócrata del Capitolio ha desvelado nuevos mecanismos que muestran la amplitud de la operación del grupo de agentes rusos. El objetivo principal estaba claro: crear caos político y herir la democracia estadounidense. A través de un nuevo informe, el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes reveló tres mil anuncios comprados entre 2015 y 2017 por Research Agency, una empresa con sede en San Petersburgo que casualmente fue formalmente acusada por el fiscal especial del Rusiagate, Robert Mueller, de lanzar una «guerra informativa» en los últimos comicios presidenciales.
Estos anuncios comprados abarcaban todo el espectro político y no trataban solo de pedir el voto explícitamente por el candidato republicano, sino de poner sobre la mesa temas que en EE.UU. generan una extrema división social como la inmigración, la cuestión racial y el problema de las armas. Entre las pruebas aportadas están páginas como «Ejército de Jesús», que animaba a los votantes a elegir a un presidente con «moral piadosa» o «Blacktivist», en defensa de los derechos de la comunidad afroamericana.
Tanto Facebook, como Twitter o Google, han estado en el centro de la agitación política después del hallazgo de evidencias de que troles rusos se sirvieron de estas plataforma para influir en el voto. Washington es consciente de que el país se enfrentó además a una operación multimillonaria, ya que solo la red social de Mark Zuckerberg encontró 470 cuentas vinculadas a la Agencia de Investigación de Internet rusa (IRA, por sus siglas en inglés).
Plan B
Mientras el Congreso avanza en las pesquisas con la ayuda de Silicon Valley, los legisladores también trabajan en un plan B que proteja el trabajo que lleva a cabo Mueller. Conscientes de que en la Casa Blanca los ánimos están cada vez más caldeados, varios senadores buscan salvaguardar ya no tanto el cargo del fiscal como el resultado de su investigación. Su objetivo: preservar por ley las evidencias que Mueller pudiese encontrar al margen de que él o su supervisor, el vicefiscal general Rod Rosenstein, sean despedidos. Si Trump da este paso y pone en lugar de Rosenstein a uno de sus leales, el alcance del fiscal especial podría reducirse, así como restringir sus recursos e incluso llegar a retener las conclusiones del Congreso sobre el Rusiagate.
Los esfuerzos por evitarlo no solo provienen del lado demócrata sino también del republicano, donde temen una crisis constitucional.
«No importa, se está muriendo»
«No importa, se está muriendo de todas formas». Así fue cómo Kelly Sadler, asesora del presidente Trump, se burló del estado de salud del senador republicano John McCain, quien a sus 81 años padece un agresivo cáncer cerebral. Su comentario tuvo lugar en una reunión a puerta cerrada en la Casa Blanca, un día después de que McCain anunciase que votaría en contra de la confirmación de la candidata de Trump para dirigir la CIA, Gina Haspel, implicada en casos de tortura.
Tras sus palabras, un sentimiento de «incomodidad» se apoderó de la sala y más tarde, Sadler llamó a la hija del senador para disculparse. «No entiendo en qué clase de ambiente se trabaja cuando esto se acepta y al día siguiente puedes volver a estar en el cargo», denunció Meghan McCain. El malestar también se apoderó del Capitolio donde un senador y buen amigo del republicano, como Lindsey Graham, advirtió: «Le recuerdo (a Sadler) que McCain tiene muchos amigos en ambos lados. Nadie se está riendo en el Senado».