Este año se celebran los 400 años de la canonización de Santa Teresa de Jesús. La influencia espiritual de esta mujer extraordinaria también alcanza a Ucrania. «Es un cine mágico, mudo e incomparable que conocían solo los especialistas», escribe Mykola Sulymá sobre su estilo único en el ensayo dedicado al ciclo de poesías Himnos a Santa Teresa, cuyo autor es el futurista Mijáilo Semenkó (1892-1937).
Ucrania conoció la personalidad y las ideas de Santa Teresa de Ávila algunos siglos antes que el vanguardista ucraniano. A partir del siglo XVII, el ascetismo y el misticismo que encarna Santa Teresa de Ávila encontraron el apoyo primero de los católicos y después de los greco-católicos ucranianos. Las vías principales de penetración de la vida y obra de Santa Teresa en los países de la Europa central y del este fueron los monasterios de los carmelitas, que surgieron en Polonia y luego en Ucrania. En 1605 se fundó el monasterio de los carmelitas descalzos de Cracovia. En 1617 fue proclamada la provincia independiente polaca del Espíritu Santo, que en 1698 contaba con 234 monjes y monjas. Prácticamente al mismo tiempo los carmelitas se domicilian en las tierras étnicas ucranianas, en medio del ambiente ortodoxo: en Lviv esto ocurre en 1613, en Przemysl, en 1620; en Kamianets-Podilsky, en 1623, y en Berdychiv, en 1630. En el año 1642 fue fundado en Lviv el monasterio de las carmelitas descalzas. En la iglesia del Arcángel San Miguel de Lviv que pertenecía a la orden se puede ver la imagen de Santa Teresa pintada en el siglo XVIII.
Los monasterios ejercían una actividad editorial activa, gracias a la cual se difundían las obras de Santa Teresa en traducciones en latín y en polaco. Durante los siglos XVII-XVIII se puede hablar sobre una influencia bastante visible de Santa Teresa de Ávila en el pensamiento teológico de Lazar Baranóvich, Ioán Maksymóvich y Gregorio Skovorodá. Además, la prácticas místicas y la reforma teresianas despertaron un profundo interés en la Iglesia ortodoxa, que se explica por el hecho de que ambas son confesiones cristianas, a pesar de su rivalidad, ya que en aquel entonces trataban de resolver las mismas tareas de depuración de la vida religiosa, cultivando las prácticas religiosas de rezo y contemplación y volviendo a las fuentes de la espiritualidad. Algunas obras de Santa Teresa de Ávila han sido traducidas a lengua ucraniana. Son El camino de perfección y Las moradas o el castillo interior y, por supuesto, sus poesías maravillosas Vivo sin vivir en mí, que existe en dos versiones creadas por Mijailo Orest y Mykola Sulymá, el verso Caminemos hacia el cielo o también conocido como Hacia la patria, traducido por Oleh Belynskyi y la famosa hispanista ucraniana Olena Oleksiyenko, y la selección de los textos poéticos que incluye Mi amado para mí, Dichoso el corazón enamorado y Nada te turbe… en la traducción de Serhiy Borschevskyi.
Santa Teresa de Ávila está con Ucrania.
Oleksandr Pronkevych catedrático de Literatura Española en la Universidad de Mykolaiv
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